Con solidaridad y respeto a Cuitláhuac García Jiménez, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, Ricardo Ahued Bardahuil y Rafael Hernández Villalpando Tal vez para un político que ha vivido una larga marcha como AMLO, hay un principio que resulta difícil de asimilar y este es sobre donde radica el poder. La gran pregunta para él es, ¿quién manda?. La respuesta dentro del país es clara, usted manda. Pero es necesario tener en cuenta que la correcta defensa de los intereses de México exige que lo que haga y cómo lo haga sea entendido, aceptado, comprado y sea una parte de la estabilización de su acción política hasta este monstruo de mil cabezas llamado mercado. El INEGI habrá de confirmar lo que se ha anticipado en diversas ocasiones: el último trimestre puede una marcada desaceleración de la actividad económica. Los hechos están ahí y como decía Lenin son tozudos. Estamos ante las mejores intenciones sobre terminar el robo, defender y restaurar parte de la riqueza nacional tan simbólica como lo es el oro negro. Esto no podrá realizarse sin el apoyo de ese ser sin cara, sin alma, tan anómalo, pero tan real llamado mercado. López Obrador que es como el rayo que nunca cesa, no se le puede negar su derecho a alterar lo que significa la batalla que jamás dejará de dar por hacer triunfar lo que son sus principios y sus ideales. Aún menos, cuando éste tiene cintura política para variar aplazar o cambiar algo cuando no funciona. Para que nos engañamos, gran parte de nuestros empresarios son directamente dependientes de las concesiones del Estado y difícilmente alguien se pelea con aquel que tiene la mano que le da de comer. Es necesario tener, apoyar y cuidar aquellos proyectos que sean concebidos desde una limpieza ética y moral que realmente generen riqueza para el país. Un México guiado, en mi opinión, primero, por el sentido común, y segundo, por la decisión política de cómo López Obrador quiere gobernar el país. Nada es perfecto ni nadie es perfecto. Por eso, al mismo tiempo que se pudo observar todo esto, se empieza a apreciar una especie de rectificaciones, en donde se vislumbra la sombra negra de los miedos y del uso coercitivo del Estado.
Nunca he entendido y nunca me ha gustado el mecanismo de denunciar el pecado, el decir donde estuvo hecho el crimen y posteriormente no enseñar cómo se va a castigar o cuál es el mecanismo a seguir. No podemos tener una retahíla de denuncias tan importantes, tan claves y que afecten tanto a nuestro presente y a nuestro futuro y después no saber de qué manera será castigado quien realizó el acto. La gran prueba del nuevo éxito de la cuarta transformación es la justicia. El hecho de averiguar cuánto nos costó el último taco comido en esquina a cargo de los servicios especiales del Estado, no puede ser usado como una espada de Damocles sobre nuestras cabezas. No puede ser utilizado, para recordarnos que la cuarta transformación lo sabe todo y que además ese todo, sea legal o ilegal, en algún momento puede ser usado contra usted frente a la sospecha de que usted no juega limpio. Una cosa es perseguir los crímenes y condenarlos, de ahí mi discrepancia con la denuncia del crimen sin anunciar el castigo. Otra cosa muy diferente es crear un sistema en el que todos nos demos cuenta de que en
cualquier momento podemos ser reos. La moraleja central del cuento de Andersen no es sobre el mareo de poder de un emperador qué vas desnudo creyendo que camina ataviado de elegantes ropajes una capa deslumbrante que el pueblo admira mientras lo vitorea a su paso. El hecho esencial es que la muchedumbre está tan enajenada como el emperador. Estamos tan enajenados como la muchedumbre que vitorea y admira el traje del emperador, que va desnudo. La libre expresión de ideas y la efectiva participación política de las personas, la cual trasciende el mero ejercicio del sufragio, son derechos que las autoridades de los distintos niveles y órdenes de gobierno se encuentran obligadas a respetar y promover. Formular opiniones, señalar necesidades y problemas, o promover el ejercicio de derechos, no es sinónimo de oposición, obstáculo o freno a las acciones y programas de gobierno, ni de que se pretende eludir el cumplimiento y aplicación de la ley o perpetuar prácticas tan nocivas para nuestra institucionalidad democrática, como lo han sido la corrupción y la impunidad. Disentir no es sinónimo de destruir o debilitar, por el contrario es el inicio de un proceso de construcción y fortalecimiento mediante la discusión y los acuerdos. De igual forma, el objetivo de lograr la observancia de las leyes no puede buscarse vulnerando las propias leyes. La evidencia objetiva y la conformidad con el derecho, Son elementos que tendrían que considerarse en el debate nacional por encima de postulados ideológicos o políticos, cuyo único sustento es el discurso.
Por ello, con independencia de tiempos o coyunturas políticas, nuestro país no puede dejar de contar con espacios y vías para que la reflexión y el entendimiento sean posibles mediante la pluralidad, la tolerancia, así como el respeto a las personas y a las ideas, que permita la construcción de consensos en beneficio de México y de su sociedad. ¿ Cuál es la conexión entre populismo y corrupción? Para los expertos en elecciones el combate a la corrupción es un tema tipo "valence", o sobre el cual no hay un debate que divida a la sociedad. No hay nada que evite la división de un posible cuerpo de electores que navegar en la ambigüedad. La ironía de todo esto es que algunas sociedades, por hastío por la corrupción reinante, ha decidido elegir gobiernos populistas que por definición son también autoritarios e intolerantes con el disenso, la oposición y las críticas. No existe un caldo de cultivo más fértil para la corrupción que el autoritarismo. Los gobiernos populistas buscan capturar a los medios de comunicación para que haya una ausencia de debate libre y crítico al gobierno; buscan acallar el debate libre discusión sobre el rumbo del país. El discurso anticorrupción que ha llevado al gobierno a candidatos populistas puede convertirse también en el germen de una corrupción aún peor. A pesar de que existen bastantes estudios sobre el papel que juegan temas como el combate a la corrupción en las estrategias de campaña y en la búsqueda de legitimidad de gobiernos populistas liberales, creo que no hay aún un cuerpo de literatura académica que documente la relación de ese tipo de regímenes en ejercicio de sus funciones, con el crecimiento real de la corrupción. Y en otro contexto sirve esta columna para informarles que México suscribió el Convenio 169 de la OIT que establece como derecho humano, de titularidad colectiva, la consulta a los derechos indígenas y tribales. No se trata de un derecho de participación o información.
Es un instrumento internacional vinculante. Se establece que los pueblos indígenas tienen derecho a decidir sus propias prioridades en su proceso de desarrollo, sobre todo cuando éste afecte sus vidas, creencias e instituciones, su bienestar individual, cuando se afectan las tierras que ocupan o utilizan. Se busca combatir la marginación y discriminación que padecen. Y promover el acceso a la igualdad con toda la población para gozar de los mismos derechos. Este marco legal se ha invocado reiteradamente ante los nuevos proyectos de infraestructura que el gobierno de AMLO impulsa. El abuso de la figura de la consulta pública sin contar con mecanismos que garanticen participación libre e informada, y resultados confiables generan nerviosismo porque se vulnera el Estado de Derecho. Se utilizan para cancelar contratos pactados, se asumen altos costos por decisiones que no necesariamente cuentan con un respaldo técnico y económico. Pero hay buenas noticias para los mexicanos, AMLO y el CCE se comprometieron a combatir la corrupción, lo que implica apego a la legalidad, que implica respetar el marco que rige las consultas. Y también combatir pobreza extrema, qué afecta más a los Indígenas la inversión una "obsesión" para crecer al 4% acciones más efectivas que subsidiar la pobreza con recursos que no rompen círculos viciosos. Podemos pues reconciliarnos, iniciar coinversiones y empezar a trabajar para crecer. Antes de echar campanas al vuelo y concluir que las denuncias periodísticas son debidamente atendidas por el nuevo gobierno, conviene detenernos a evaluar el papel de los medios en la lucha contra la corrupción. Es un debate abierto y para abonar en el mismo me gustaría citar dos elementos. El primero viene incluido en el libro ¿ Qué es la corrupción? De Leslie Holmes, cuya traducción acaba de publicar en México la editorial Grano de sal. Ahí Holmes revisa el rol que juegan distintos actores frente a la corrupción. Al abordar el caso de la prensa, retoma a otro autor y establece una tipología que me parece muy provocativa: "En un sistema democrático que funcione bien, los medios de comunicación masiva, tanto impresos como electrónicos, tienen un papel importante en el combate a la corrupción". Pueden investigar denuncias y publicar sus hallazgos, y presionar directa e indirectamente a las autoridades para que a su vez investiguen. La tipología de Rodney Tiffen deja claro que el papel de los medios en el combate a la corrupción puede ser limitado o incluso negativo. En conclusión, la prensa ha de cuidarse de no ser una 'jauría estridente de lobos' que fomenten el cinismo, para el gobierno debe reaccionar a las relaciones no sólo con ceses o regaños, sino yendo más allá, buscando las respuestas profundas a las cuestiones que surjan de revelaciones periodísticas. Vivimos en un mundo extraño, cada vez tenemos más apetito por la información, queremos saber más; pero al mismo tiempo dejamos pasar buena parte de la información que recibimos. Un famoso aforismo atribuido a Einstein puede parafrasearse de la siguiente manera: No todo lo que importa puede ser medido y no todo lo que puede ser medido es importante. Hoy en día cada vez más cosas importantes se miden en las encuestas del INEGI pero frecuentemente pasan desapercibidas. Aquí tiene la 4T otra maravillosa oportunidad demostrar que aquello del cambio verdadero y de barrer la escalera de arriba hacia abajo no son sólo dichos para obtener votos, si no políticas y
acciones de gobierno. ¡Quihuboles! : Coinado ampliamente con Arturo Reyes Isidoro en lo referente a que el Gobernador Cuitláhuac García Jiménez está a tiempo de sacudir el árbol y deshacerse de lo que no le sirve y de lo que le estorba. Se le presenta la gran oportunidad para dar por saldados los compromisos de campaña, y hacer a un lado a tantos y tantos improvisados sin ningún perfil a los que les brindó la oportunidad en diferentes cargos y que a la fecha no le han respondido, ya que algunos de ellos, tienen un pasado obscuro, quienes además ganan bien y con jugosa compensación, mientras que a los empleados de anteriores administraciones se las quitaron, además de que les bajaran su sueldo. Actualmente existen varios funcionarios sometidos a la crítica por su pésimo desempeño. Lo anterior con el propósito de proteger los intereses de los veracruzanos. Esto antes de que sea mayor el desgaste y aumente el desencanto. Ahí tiene la justificación, es hora de actuar, de imponer a su equipo, con experiencia, institucional, de sus confianzas y leal. ¡Ojalá! |
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