Mucho he leído, visto y escuchado , voy a decir algo que debiera ser evidente, una añeja demanda ciudadana puede hacerse realidad pronto. La Cámara de Diputados aprobó eliminar el fuero al Presidente de la República, senadores, diputados federales, diputados locales, ministros, magistrados, gobernadores y alcaldes, porque con esta acción se cancela la inmunidad procesal para los altos funcionarios y se omite un procedimiento especial en la Cámara, de manera que el servidor público que cometa delitos o irregularidades, enfrente de manera directa los cargos que se le imputen ante la justicia.
Es un triunfo ciudadano logrado al calor de la campaña electoral.
Para ser vigente esta reforma requiere aún ser aprobada en la Cámara de Senadores. Posteriormente requiere ser aprobada en 17 Congresos locales. Es indispensable que esto suceda antes de la elección. Si no, corre el riesgo de quedar congelada.
Lo cierto es que la democracia implica errar, equivocarse, pero también acertar y sumar.
Significa dar pasos hacia adelante, pero también detenerse como ahora, para hacer conciencia de lo que tenemos como país y de lo que nos falta aprender para poseer lo que no tenemos y conseguirlo. Lo que no podemos permitir es dar más pasos hacia atrás, como ha sucedido con la corrupción que permea en muchas esferas de lo público y lo privado. Ese cancer nos está consumiendo!
El dictamen fue procesado a gran velocidad. Muestra lo que se puede lograr cuando hay preción ciudadana y diálogo político serio. La minuta fue aprobada y votada por unanimidad. No es una legislación “al vapor”. El dictamen fue elaborado en la Comisión de Puntos Constitucionales. Es un documento sólido que recoge y analiza 32 iniciativas, presentadas por prácticamente todos los partidos políticos, así como dos documentos generados por grupos ciudadanos. También posiciones de la Suprema Corte de Justicia y del marco internacional de protección de los derechos politicos. La minuta modifica 8 artículos de la Constitución. Sus aspectos más relevantes son: la eliminación de la figura del “fuero constitucional”, la inclusion del Presidente de la República y los gobernadores como sujetos de juicio político y procesamiento penal si cometen delitos; la protección de la libertad de expression y funcionamiento para las y los legisladores; el respeto al debido proceso, garantizando la presunción de inocencia; y la eliminación de procedencia, que en la práctica era un obstáculo para perseguir a quienes tenían la protección del poder.
En pocas palabras, la reforma aprobada por la Cámara de Diputados, parece que logra que no haya nadie por encima de la ley. Es un paso de suma importancia en la dirección correcta para enfrentar el pacto de impunidad.
Pero no es suficiente. Se require un sistema de procuración y administración de justicia que funcione. Que aplique la ley con criterios apegados a Derecho. Por lo mismo una pieza clave del sistema
anticorrupción es la Fiscalía General independiente. Es indispensable contar con una “Fiscalía que sirva y cumpla con las contribuciones, con recursos suficientes, y con mecanismos para su rendición de cuentas, para enfrentar la corrupción de los grupos de poder. Una Fiscalía a modo no solo cubriría al Presidente, también a sus allegados.
Lo que urge, urge, es encontrar una política de Estado, alejada de intereses y banderas partidistas, a la que todos se sumen.
Ni la culpa ni la solución están en un solo partido o candidato. Un problema de esa magnitud merece que los mexicanos lo discutamos en serio y nos pongamos, por fin, de acuerdo.
Porque está en boca o en pluma de todos las cosas del país están mal, ni cómo dudarlo. Corrupción, impunidad, inseguridad, privilegio, discriminación, abuso, violencia, ilegalidad, incertidumbre y una hila larga de términos emparentados nos traen a todos con necesidad de cambiar.
No hay quien, en efecto, proponga mantener el mismo rumbo para el país. Sin embargo, es posible observar con nitidez tres estados de ánimo muy distintos a la hora de enfrentar nuestra realidad: ira, esperanza y miedo.
Somos los enojados, frustrados, o peor aún, somos los raptados por la ira los que deseamos un future distinto.
También somos muchos los que queremos sucumbir ante el desastre, los que, con fe, con argumentos o con ambas armas a la vez, creemos que el cambio solo puede llevarnos hacia un lugar major, hacia un futuro y horizonte abiertos y más luminosos. Somos quienes, a pesar de todo, abrazamos la esperanza. Dicen que la política no es de distancia, sino de resistencia. El enojo social es producto de las frustraciones acumuladas durante décadas. El enojo es la búsqueda de alivio o desahogo momentáneo. La contienda electoral se divide entre millones enojados y millones muertos de miedo, los temerosos, diría Sabines. Lo preocupante, lo lamentable es que sean estos sentimientos, ira, miedo, enojo los que muevan al país para decidir el cambio, su futuro.
Desde hace muchos años México sufre, en lo tocante al campo de la política, una sequía y aridez lastimosa, de todos los colores, la cual ha dejado al país en el estancamiento, apesumbrado por la ineptitud y harto de la corrupción y la impunidad.
La elección presidencial de 2018 puede seguir el camino que Kristof relata en su libro “Cómo mueren las democracias”, publicado por el New York Times. La asunción al poder de líderes autoritarios la socavan, al despreciar reglas domocráticas, tolerar la violencia, descalificar oponentes, restringir libertades civiles y medios de comunicación.
Ante el hartazgo, la corrupción, la impunidad, la narcoviolencia, muchos apuestan al cambio, pero no hay clara conciencia de cuál cambio, o si en realidad se trata de una rupture. Quizá sí estamos ante una cuarta etapa en la construcción nacional. Ganará el enojo o la prudencia. Podemos irnos al precipicio, simplemente paralizarnos, o podemos llegar a ser una gran potencia, subir del 15 al 7 ó 9 lugar en la economía mundial. ¿Será ruptura o cambio? No es lo mismo aunque parezca igual. Hay riesgos, aunque muchos lo minimizan. No es una empresa sexenal. Y regresando al inicio de este texto, con bombo y platillo se difundió la idea de acabar con el fuero de los funcionarios. Pero hasta ahora es solo un proyecto. Desde la Cámara de Diputados se hizo un llamado a los senadores para que antes de concluir la Legislatura pueda aprobarse la eliminación del fuero.
“Exhortarle a que emita el dictamen que revise la minuta y estemos en condiciones de que se haga una realidad”, sentenció Daniel Ordoñez, el presidente de la Comisión de los Puntos Constitucionales. El diputado Braulio Guerra señaló que es una oportunidad histórica” para darle a la ciudadania confianza en sus instituciones. ¿Llamarada de petate? ¿Se atreverán a congelarla en pleno proceso? Lo dudamos.
Y recordemos es cierto que este proceso electoral tiene un gran component emocional, pero no perdamos de vista que la ira nubla el entedimiento. Ir a las urnas frustrados o enojados no es buena idea, corremos el riesgo de tomar una mala decisión. Pero al país sí le urge un cambio inteligente. La moneda está en el aire. El porcentaje de indecisos es elevado, son casi un tercio. ¿Optas por quien tiene las propuestas más claras para mejorar el gobierno o apuestas por quien te convence que tiene la virtud para hacer el cambio aunque no te dé toda la explicación de cómo lo va a lograr? |
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