A punto de concluir el proceso electoral y muy a pesar de que hubo intervención a todas luces de la fuerza del estado a favor del partido en el poder, este instituto político habrá de continuar trabajando a marchas forzadas y, como bien dice el líder estatal, lo que sigue es cumplir con la responsabilidad, sacar adelante el compromiso.
La labor realizada por la actual dirigencia estatal no tiene desperdicio, se trabajó a fondo, a conciencia por lo que, sin lugar a dudas, el perredismo veracruzano mostró consistencia y fortaleza.
Ahora es de esperarse que el hijo de Atanasio, junto con su equipo, asuman, pero en serio, su responsabilidad, que algo o alguien les ilumine la mentecita y sean capaces de convocar a la armonía y recurrir más a las intimidaciones, que posean la madurez que se requiere, ya que los más de siete millones de veracruzanos lo que anhelan, y merecen, son resultados positivos, ya basta de improvisaciones y ensayos. Y de esto último, seguramente, el sol azteca habrá de estar muy al pendiente.
Es de resaltarse que, en este proceso electoral, militantes, simpatizantes, los miembros de las direcciones municipales de toda la entidad se desempeñaron con responsabilidad, llevaron a cabo una labor pulcra, con valía, esfuerzo y entrega, lo que los alienta y motiva a seguir adelante, a continuar luchando por la democracia.
Gracias a lo anterior el Partido del Sol Azteca logra conservar su porcentaje de votación respecto de la elección pasada, alcanzando prácticamente el siete por ciento de los votos, por lo que queda claro que la militancia permanece allí, manteniéndose firme y fuerte, y con un dilatado ánimo de lucha.
El electorado veracruzano, y en especial los perredistas, debe estar cierto que el partido de la Revolución Democrática, seguirá trabajando y seguirá luchando incansablemente por la democracia, por las libertades y por los derechos de todas y todos los veracruzanos.
Por cierto, es de resaltarse el llamado a las bases del sol azteca que hace Cadena Martínez, a mantener la civilidad, la unidad y a reorientar las acciones para retomar los trabajos que permitan potencializar la fuerza que ha caracterizado a la verdadera izquierda en la entidad.
Bien.
MILLONES DE VOTANTES.
Como era de esperarse, ya que así lo han demostrado los resultados anteriores y al estar incluida la elección municipal, en la jornada electoral del pasado domingo, y aun con la pandemia, salió a votar más de cincuenta por ciento del padrón electoral veracruzano.
Siempre una votación local tiene bastante concurrencia, la población sale a mostrar su preferencia y el cariño al candidato en turno. Pero eso no es todo también en una jornada de esta naturaleza la pasión crece de manera considerable, los ánimos se desbordan y los ímpetus imperan.
Y no es que se menosprecien a los candidatos federales o al senador, no, lo sucede es que desafortunadamente tanto uno como el otro, una vez que obtienen el triunfo se olvidan de su distrito, de la gente que les dio el voto. Les vale madre todo y sólo piensan en saciar sus ansias de poder tanto político como económico. Ya una vez empotrados en la curul, lo que les urge es acomodar laboralmente en alguna dependencia a dos o tres que dejaron la zalea en alambre por la causa y, porque no, a la querida o al mayate también, lo demás o los demás, son lo de menos.
En este proceso electoral quien, desafortunadamente, tuvo un lugar privilegiado fue la violencia.
El número tan elevado de víctimas lo ubica como uno de los más violentos en la historia electoral de nuestro país.
Fueron aspirantes, precandidatos y candidatos los que sufrieron atentados de diferentes tipos, unos lamentablemente, yo no la contaron.
Aun con todo lo anterior es de reconocerse que la población veracruzana salió cumplir con su obligación cívica, con su derecho.
Por eso ahora también es de esperarse que los elegidos cumplan, que actúen con seriedad, que muestran congruencia entre el decir y el hacer y, sobre todo, que ya dejen de lado las frases estériles y los discursos trillados.
Los veracruzanos merecen y exigen respeto.
Claro que sí.
|
|