La zacatecana sólita se está haciendo daño.
No necesita de otros personajes para verse afectada.
Su carácter, aunado a su soberbia, la pueden dejar a medio camino.
Teniendo todo el aparato oficial a su favor y la "complacencia" de decenas de alcaldes, la oriunda de Río Grande, debe arreglar muchas cosas, empezando por su altivez, ese defecto de carácter que le puede costar ver coronado su capricho.
El López de palacio nacional ya la complació, ya le cumplió el antojo, ahora ella debe poner de su parte. El inventor del hijo de Atanasio la hizo precandidata. Lo que viene ya se sabe, cómo también debe estar muy consciente que en la boleta electoral del próximo dos de junio no vendrá el nombre de su protector, por lo tanto, ya no habrá efecto cascada, se la tiene que ganar a pulso.
Lo que Indudablemente le habrá de ayudar, y mucho, es el trabajo que están realizando los expriistas que ahora ya están teñidos de guinda, esos que, se dice, sólo bastó que les mostraran el grueso expediente donde se señala, con pelos y señales, sus tropelías, esos abusos cometidos cuándo disfrutaban de las mieles del "pinche poder", para que se cambiaran de chaqueta.
La labor que llevan a cabo estos distinguidos ex rojizos, es efectiva, de penetración y de resultados. Saben mover el pandero electoral. Indudablemente que todos tienen su capital político, son expertos en caminar en medio de la porquería, han transitado por los drenajes de la política veracruzana y, si a lo anterior, le agregamos que no pierden nada, luego entonces van a todo ganar, no son exhibidos ni encarcelados y, seguramente, van a lograr acomodo para los de su parcela.
Pero eso no es todo, la nacida en Zacatecas debe bajarse del ladrillo, actuar con humildad, con sencillez y diligencia. Es entendible la loza tan pesada que carga sobre sus espaldas resultado del pésimo trabajo que ha hecho el hijo de Atanasio, eso será su lastre, de allí también la urgencia de cambiar esos moditos en su caminar electoral.
La zacatecana sólita se hace daño.
Ya no necesita andar jalando al tal Zenyazen o al tal Eleazar, un par de auténticas rémoras, buenos para nada. Mucho menos al nefasto de Juan Javier.
Provecho Sra Nahle.
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