En la entidad veracruzana dio comienzo eso que han llamado la madre de todas las batallas electorales.
Con la instalación del consejo local del INE, se abren las puertas del arrancadero rumbo al primer domingo del mes de junio del 2024
En medio de un total descredito los partidos políticos afilan sus discursos para tratar de llegar al mayor número de electores posible, harán hasta lo imposible por conquistar el voto, sobre todo de los indecisos, de esos que ya no creen en nada ni en nadie. Todos, en general, los partidos políticos, transitan en medio de la desconfianza, no existe liderazgo, quizá dirigencia, pero no un líder real, auténtico, de igual forma no tienen rumbo ni propósito más que el propio, el de sus intereses personales.
La oposición, si es que existe, no logra ponerse de acuerdo, todos manotean, gritan y exigen, demandan más de lo que aportan, pero sobre todo de lo que representan.
El partido en el poder no tiene rival, no tiene contrapeso y eso es precisamente lo que los habrá de terminar de hundir. Lo realmente grave es la situación que se vive hacia el interior de MORENA, instituto político donde ellos mismos de carcomen, donde sólitos se meten zancadillas y entre ellos se revuelcan. Lo que olvidan es que con estas acciones lo único que están provocando es que la grieta se agrande, que las fracturas sean más visibles y que sus agremiados se desencante y, en consecuencia, la esperanza la están perdiendo o la han perdido.
La elección de senadores, diputados federales y locales, así como de nueve gobernaturas los ha trastornado, sienten que son pocos espacios para tanta gente. Los cargos de elección popular los van a desnudar, los habrán de dibujar de cuerpo entero y hasta se habrán de dar cuenta de cuál es su origen y quién es la autora de sus días. Entre ellos se van a descobijar.
Son iguales o peor que los priistas, panistas o perredista, son mostrencos, obtusos y lo que le sigue.
El proceso electoral ya arrancó y en MORENA la unidad ya se rompió.
Esto ya valió madre.
Provecho. |
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