Como en política lo que avasalla son los intereses tanto personales como de partido, y aún más cuando no se ponen en claro los elementos que contribuyan a edificar una alianza, el fracaso es inminente.
Y es precisamente lo anterior lo que sucedió con esta coalición, el campechano se agandalló, libró su pellejo y la valió madre lo demás.
Eso de dejar chiflando en la loma al PRD y al PAN, para el priista no tiene la mayor importancia, así que para el 2024, le limpian considerablemente el camino al negocio que regentea el tabasqueño.
MORENA, habrá de seguir siendo el partido en el poder.
Así de sencillo.
Lo cierto es que tan mencionada alianza se podría decir que nació muerta, desde sus inicios no se lograba ver fuera un proyecto compactado, los inconvenientes de cada instituto político eran más que evidentes, todos, porque ni a cuál irle, han dejado ver esas enormes grietas internas y los reclamos de poder que existen hacia el interior de cada uno de ellos. En este tenor el que sobresale es el Revolucionario Institucional, allí, en la sede de Insurgente Norte esquina con Violeta, las fracturas son impensadas, el hedor nauseabundo que despide dicho inmueble se olfatea a lo lejos.
Pero los otros dos no se quedan atrás.
Por ejemplo, el de la Revolución Democrático lo único que ambiciona es sobrevivir, aun cuando no tiene bases que lo sostengan, da coletazos.
Acción Nacional no tarda en ser desmantelado por el señor López, el distanciamiento entre los panistas viene fuerte y es en serio.
Por ello, sobra decir que la fragilidad de dicha alianza se percibía a varios kilómetros de distancia, pero es algo que ninguno de los tres comediantes metidos a políticos quiso ver. La ambición era, o es, arrebatarle el poder al dueño de “La Chingada”, eso que argumentan, de que era buscando el bien de millones de mexicanos, no es otra cosa que un verdadera succionada de esta tercia de gandules.
Una diáfana muestra de la ambición de esos dirigentillos es que ninguno ha mostrado interés por
sacar del hoyo a su partido, la situación tan caótica en que los sumió MORENA, después del 2018, es algo que no pueden descollar, ninguno aspira, cuando menos, a ser opción política, única y exclusivamente buscan la sobrevivencia.
Los tres, pero un poco menos los panistas, solo están lamiendo sus heridas, viven de glorias pasadas, de cifras alegres.
La fractura de dicha alianza lo único que deja ver es que el negocio que regentea el tabasqueño, entiéndase MORENA, no es otra cosa que un verdadero renacimiento del antiguo tricolor.
O no señor López.
Por lo mientras ya se espera, para el 2024, la permanencia del partido en el poder por otros seis años, no se dude que el MORENA de nueva cuenta, y por un buen margen, se habrá de levantar con la victoria.
El candidato es lo de menos, no interesa si es el otro López o bien Marcelo Luis Ebrard Casaubón.
Provecho.
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