Aun cuando las encuestas encumbran al negocio que regentea el tabasqueño la realidad nos dice otra cosa. La sociedad tiene otros datos.
Las pugnas internas y las corruptelas cometidas por algunos titulares de despacho, y que han salido a la luz pública, es lo que ha minado muy considerablemente al partido en el poder.
Las casas encuestadoras ubican a MORENA en la cima de la popularidad, pero, como siempre, las encuestas las gana quien las paga. En estos caos es muy común que triunfe el dinero y valga madre la ideología, los principios partidistas.
Así de sencillo.
Y si a lo anterior le agregamos que el dueño de “La Chingada” es autoritario, lo que representa un verdadero peligro para su administración, las cosas no tienen por donde mejorar, no se vislumbra alivio alguno.
El López de palacio nacional gusta que lo lisonjeen, que no le contradigan por lo tanto los encargados de las secretarías, más que servidores públicos son sus serviles, sus domésticos.
Ellos no son capaces de marcarle un error, prefieren callar y caer en la complicidad que poner las cartas sobre la mesa.
Tienen miedo a contradecirle, temen vivir el en error al perder la chamba y todo por refutarle algo al inventor del hijo de Atanasio.
El contubernio ha sido el mejor compañero de estos servidores públicos, valiéndoles madre que la causen un grave daño al país, a los mexicanos.
Ya está bastante visto que más que titulares de despacho lo único en que realmente se han convertido es en unos verdaderos aplaudidores del presidente e indiscutibles enemigos de los mexicanos.
Lo anterior es lo que se teje en las paredes de palacio nacional, pero si nos vamos a la sede partidista las cosas están peor. Allí donde “manda” el colimense, ese que no es líder, pero sí dirigente.
El ex priista nada arregla y todo quebranta.
No ha sido capaz de meter orden en las filas morenas, más bien ha sido ignorado.
Recordemos que su arribo a la dirigencia nacional de dicho partido fue muy cuestionado, su llegada se dio en medio de vistosos manoseos por lo que quienes tuvieron la última palabra fueron el INE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Los chairos no fueron capaces de mostrar cordura y Porfirio Muñoz Ledo se quedó, o mejor dicho lo dejaron, a medio tramo, a medio camino.
Bueno, fue tan cuestionada la llegada del colimense que hasta el mismo Martí Batres se atrevió a decir que MORENA “tendrá su primer presidente neoliberal”.
Por favor.
Lo cierto es que las disputas entre los chairos no tienen para cuando terminar y, por lo que se aprecia habrán de continuar, no olvidemos que el año que viene se habrán de jugar todo por el todo, pero por lo mientras el estado de México es “la joya de la corona”, ese será el termómetro que les indique como les pintan las cosas para el 2024.
Lo que no se puede negar es que el camino lo tienen muy minado, entre ellos mismos se han zancadilleado, tal parece que lo que menos les interesa el retomar el rumbo, por lo que, de continuar así, la confianza los habrá de exterminar. En el pecado van a llevar la penitencia.
No cabe duda que sin el dueño de “La Chingada”, los chairos se pierden, se exterminan solitos. Pues por todos es sabido que desde que el inventor del hijo de Atanasio dejó la presidencia del negocio, entiéndase el partido, todo ha sido pleitos, zancadillas, manotazos, sombrerazos y puro golpe bajo, puro “fuego amigo”, no otra cosa.
Y ya para que comentarle lo que se vive aquí en la aldea, aquí en Veracruz, donde la regadera de sangre no tiene fin, en la entidad donde los más de siete millones de habitantes han perdido la capacidad de asombro, en la parte del territorio mexicano, donde tanto al hijo de Atanasio como al número Dos les vale madre el estado.
El primero parece chivo en cristalería y el otro, el morenito, así con cariño por que ahora resulta que tiene la piel muy delicada, anda bastante inquieto por la chinga que le está pegando una diputada local y que le habrá de costar su fugaz carrera política.
Reiteramos, la simulación habrá de acabar con MORENA, porque la democracia tiene rato que la extraviaron.
Provecho.
|
|