Ante la inminente llegada de la jornada electoral, y ante la dilatada apatía de sus más cercanos colaboradores, el vástago del profe ya no sabe para donde correr.
El negocio no levanta, entiéndase el partido o movimiento, quien sabe que es, llamado MORENA va de mal en peor.
De entrada, no ha dirigencia, ya no liderazgo, dejémosle en dirigente, no existe rumbo mucho menos estructura partidista.
El pillaje electoral, en lo que refiere a la elección de sus candidatos, es bárbaro. Al puro estilo priista, imperan las imposiciones, el favoritismo, el compadrazgo y el dedazo.
Avasalla el valemadrismo.
Así de sencillo.
Las ambigüedades de las luchas políticas internas por el poder le están haciendo mucho daño.
En Veracruz, al negocio que regentea el tabasqueño se le ha olvidado, de plano, la formación de cuadros, a esos que se llaman, o dicen ser, vacas sagradas les ha ocupado más saciar sus ambiciones policías y económicas, que sacar adelante el compromiso electoral. No se han puesto a pensar, pero ni tantito, en la severa crisis que les viene una vez pasado el seis de junio.
A escasas seis semanas de la jornada electoral se multiplican las fracturas, la indignación y el desaliento entre amplios sectores de militantes y simpatizantes del negocio ese llamado Morena.
Estas grietas sin lugar a dudas habrán de debilitar al partido e, incluso, existe una dilatada posibilidad de que pierda la mayoría en el congreso local, ya que los resultados electorales, no serán, pero ni tantito, los mismos del 2018. Pero como son mostrencos eso no lo entienden.
Los pleitos internos de los morenos han sido ventilados a la luz pública y de ello ciudadanía se ha dado cuenta, lo cual sin lugar a dudas les afecta por lo que las consecuencias se verán reflejadas en los resultados electorales del próximo mes de junio.
Reiteramos, en Veracruz, Morena no ha conseguido erigir una base de apoyo sólida, ya que el puntal que soporta al partido es del liderazgo del nacido en Macuspana, Tabasco, así de sencillo.
Y si a lo anterior le agregamos el fracaso de la política interna, la desilusión en el control de la pandemia, la galopante inseguridad o los nulos resultados en materia de educación y cultura, donde todos ellos, los titulares de despacho, empezando por el hijo de Atanasio, han sido particularmente omisos, que le espera al negocio ese llamado MORENA.
Situación muy contraria se presenta en la alianza “Va por México”, donde los partidos opositores a Morena se han dado a la tarea de plantear alternativas viables y con ello recuperar la confianza de las y los veracruzanos.
Finalmente, en Veracruz, MORENA no es de la militancia es de las cúpulas. En escaso tiempo ha dejado de ser un movimiento consolidado, incluyente, plural, adherente y, lo peor, les ha valido madre eso de no traicionar, no mentir y no robar.
Los mandamientos del tabasqueño, tanto el hijo de Atanasio, como toda su pandilla, se los han pasado por donde no les da el sol.
Vaya gusto.
Provecho. |
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