Mal y de malas el tabasqueño.
En el pecado está llevando la penitencia.
Su autoritarismo y esa sobrada soberbia que le caracteriza lo están arrastrando al abismo.
Su visita al vecino país del norte, por supuesto, que no fue para nada buena.
En apariencia y gracias a sus lacayos, esos que abundan en las calles, en las dependencias de gobierno, pero sobre todo en las redes sociales, su entrevista con el presidente de los Estados Unidos fue todo un éxito.
De entrada, ya se ha enemistado con todos, pero lo que sin lugar a dudas le habrá de traer enormes consecuencias, sobre todo electorales, es haberse enfrentado con la cúpula católica.
Esa acción sin lugar a dudas será parte de su caída, de su debacle.
Con su manera, poco ortodoxa, solo ha conseguido empeorar la situación.
Para miles, sino es que, para millones de mexicanos, su actitud es irrespetuosa y temeraria.
Recordemos que el dueño de “La Chingada” tildo a los de la sotana de “hipócritas, de mentir, de calumniar, de levantar falsos testimonios”, si, se les fue con todo.
Le gano la emoción, perdió los protocolos.
El haber encarado públicamente al clero mexicano, durante una de sus aburridas conferencias de prensa, le puede resultar fatal.
Lo realmente cierto es el compromiso que tienen quienes gobiernan en materia de seguridad, y que es el de procurar la justicia y favorecer la tranquilidad y la armonía en bien de la sociedad, no se ha cumplido.
Así de sencillo.
El tabasqueño todo eso lo olvida, finge demencia y prefiere la confrontación, le gana el egocentrismo.
Pero ese odio contra este sector no es nuevo, pues no olvidemos que cuando fue Jefe de Gobierno, en la ahora Ciudad de México, sus enfrentamientos con la Iglesia Católica fueron la constante, en repetidas ocasiones abiertamente afronto al clero.
Lo que olvida el inventor del hijo de Atanasio es que hoy en día, nuestro país es otro, en nada se parecen a aquellos años, y, por si fuera poco, el dueño de “La Chingada” ya demasiadas confrontaciones tiene abiertas.
Sin duda que el artero asesinato de los dos jesuitas fue el detonante para dar paso al frente de rigidez que tiene con la Iglesia Católica y que, repetimos, le debe generar una sobrada preocupación.
Los jerarcas católicos ya venían mostrando su descontento a la táctica de seguridad del tabasqueño, y una muestra de ello fue cuando el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro, así, sin mayor empacho, en abierto, sostuvo que la estrategia de seguridad del gobierno federal debería ser repensada.
Días antes, allí mismo, en el estado de Morelos, durante una marcha por la paz, el prelado exhorto al gobierno que encabeza el señor López, a responder con hechos la seguridad de los ciudadanos ya que residen en un territorio que "salpica sangre".
Con eso.
Que alguien haga entender al inventor del hijo de Atanasio, que alguien le diga que hoy nuestro país esta urgido del esfuerzo y compromiso de todos.
Esta arremetida contra la iglesia católica puede ser el principio del fin, de la caída de su imperio. De ese poderío que logro de manera sorprendente en las urnas y el cual descuidó, a tal grado que poco a poco lo ha ido cimentado en la arena.
Ahora solo tiene un auténtico castillo de naipes.
Al tiempo
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