A los más de ocho millones de veracruzanos nos salió más caro el caldo que las albóndigas.
La administración que (mal) encabeza el hijo de Atanasio ha venido a hipotecar nuestra entidad como nunca.
El valemadrismo es la constante y el subejercicio los distingue.
Sí, este gobierno salió peor que los anteriores, ya que además obtuso es terco y neófito.
Gracias el endeudamiento adquirido, y al heredado, nuestra entidad está perdiendo desarrollo a corto y largo plazo.
Sobra decir que la edificación de la obra pública es letra muerta, solo existe en el discurso, al no destinarse recursos a infraestructura ni educativa como hospitalaria, mucho menos carretera.
Lo que no quiere entender el hijo de Atanasio y sus secuaces es que la infraestructura incesantemente va a poseer un impacto en el desarrollo económico, favorece la actividad mercantil, ya que la estimula.
A la actual administración estatal no le interesa el mejoramiento de caminos y carreteras, la rehabilitación de espacio educativos ni optimizar los inmuebles del sector salud.
Lo más lamentable es que la deuda adquirida en los tiempos del hijo de Atanasio ha sido destinada para resguardar el quebrante presupuestal de los últimos años.
Todo ese recurso, carretadas de millones de pesos, no fue etiquetado para infraestructura, ni vías de comunicación, y con total ausencia al impulso de los sectores productivos.
El hijo de Atanasio es más lo que habla que lo que hace, ya que nuestra entidad no ha logrado reducir de manera significativa la deuda pública o, cuando menos, detener su crecimiento, al contrario, estamos peor.
Los responsables del manejo diáfano del recurso público se la han pasado, junto con el hijo de Atanasio, cacareando una reducción en los pasivos, cuando la realidad es otra.
No han querido entender que un mal uso de la deuda pública solo deja al descubierto debilidad y vacilación económica e indica, de cierta forma, la incapacidad del estado para desempeñar sus funciones sin la penuria de solicitar empréstitos que le ocasionan interés bastante elevados y que de paso ponen en conflicto la estabilidad financiera.
De nada han servido los supuesto programas de austeridad, esos son únicamente discurso, frases gastadas, porque lo cierto es que Veracruz está muy, pero muy lejos de abandonar la actual crisis financiera que padece.
Por lo tanto, de nada ha servido la pasarela de los distintos actores circenses del actual gobierno, ante los, dizque, diputados locales, todos ellos en nada han disipado dudas, nada han explicado, lo único que han hecho bien es ridiculizar al hijo de Atanasio, dejándolo peor parado. Un día lo empinan y otro también.
En esto de las comparecencias fue extenso lo que se dijo, pero mucho más lo que se enmudeció y en cuestiones de disfrazar, de aparentar, ya ni se diga, se volvieron expertos.
Bola de cínicos.
ALVARADO - BOGAR RUIZ ROSAS.
La comuna alvaradeña, aún con los inconvenientes propios de los tiempos, no detiene su ritmo de trabajo.
La responsabilidad la habrá de cumplir hasta el último momento del presente año.
De lo anterior los alvaradeños son testigos, ya que, en las colonias y en las congregaciones los vecinos están ciertos de la amplia labor desarrollada. Ellos mismos han dado cuenta del extenso trabajo realizado en estos últimos 48 meses.
Los beneficios son palpables, la obra social es toda una realidad.
Bogar Ruiz se entregó de tiempo completo al compromiso adquirido en las urnas, a responder con buenos resultados a la confianza depositada en su persona.
Como muy acertadamente lo señalan sus paisanos, “el trabajo de Bogar, no tiene desperdicio”.
Bien.
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