El hijo de Atanasio está por entregar su Tercer Informe de Gobierno, sí, así como lo leyó, cumpliendo con el trámite, pero haciendo el ridículo, el vástago de Atanasio ira de paseo a Tlacotalpan, y desde allí, a capricho de Bola Ocho, dará cuenta “del trabajo, realizado en estos últimos doce meses de desgracias para los más de siete millones de veracruzanos.
El teatro “Nezahualcóyotl”, fue elegido como el escenario ideal para dar a conocer sus mentiras, sus tramoyas y sus quimeras, pero nunca la realidad que vive la sociedad veracruzana, ese entorno que ha llegado al hartazgo y que sólo desventura está dejando en todo Veracruz.
Sin conocimiento político alguno, sin sensibilidad ni idea de lo que es gobernar un estado tan importante y complejo como Veracruz, el hijo de Atanasio ha logrado que los veracruzanos engullen lo que el resto del país expele.
Es un secreto a voces la galopante inseguridad y violencia que se vive a lo largo y ancho del territorio veracruzano, la constante en estos últimos tres años es la incertidumbre ciudadana, económica y social.
Esa es nuestra triste realidad.
Sobra decir que al hijo de Atanasio le vino grande el cargo, ni idea tiene de la responsabilidad tan grande que carga sobre su enclenque espinazo, los problemas que le han creado sus propios colaboradores son muchos y bastante serios.
La percepción generalizada de que en la entidad la inseguridad, violencia y la pobreza van aumento, es algo innegable como también es incuestionable que la corrupción no sólo no se ha combatido, sino que ha incrementado de manera considerable.
Varios de sus actuales titulares de despacho llegaron con una mano adelante y la otra atrás y ahora son unos acaudalados, son los nuevos capitalistas de Veracruz.
Muchos de ellos tienen rato que dejaron de comer retazos de jamón, embadurnados en un duro bolillo aderezado con chiles en vinagre, para dar paso a las ricas y exquisitas viandas, a esos caros brebajes, propios de los jeques árabes, y por cierto uno de ellos ya se siente Mohammed Bin Salman.
Por favor.
La cerrazón de la actual administración, aunada a la ley del garrote impuesta por el ya famoso Bola Ocho, solo desgracias han dejado en los municipios veracruzanos y entre la sociedad en general.
La obra social no existe, y la poca que ha inaugurado el hijo de Atanasio es de relumbrón, para la foto oficial.
Nada de realidades para resolver las demandas tan abultadas de obras que existe en todo el territorio veracruzano.
Lo que sí hay, y ojalá eso también lo mencione el hijo de Atanasio el día de su “informe, es más deuda pública, eso que tanto pregonó ahora lo incumple y no tan solo eso, sino que lo ensancha a lo vil, a lo descarado. Valiéndole madre, al igual que su inventor, el tabasqueño, sus promesas de Las acciones que se realizan en Veracruz, invariablemente que tienen como punto de partida las que se ordenan desde Palacio Nacional, quehaceres de un gobierno procedente de un movimiento nacional, no de un partido político, que no cuenta con un plan de trabajo bien estructurado para ir atacando las diversas problemáticas a fondo.
El hijo de Atanasio tendrá los arrestos para dar a conocer, el próximo día quince, que en estos momentos la entidad veracruzana es cuna de la inseguridad, del secuestro y el feminicidio, sin lograr vislumbrarse reacción alguna para revertirlo.
Cuando ya todos pensábamos que nada peor nos podría suceder después de Miguel Alemán Velasco, Fidel Herrera y Javier Duarte como gobernadores de la entidad, llegó el vástago del profe y nos dio en la madre.
No cabe duda que el hijo de Atanasio, en Veracruz, no es otra cosa que un parche mal pegado.
Así de sencillo.
Provecho.
|
|