Vaya que en la entidad veracruzana nos ha pegado fuerte dicha pandemia.
En buena medida por culpa de nuestras autoridades, pero también por desidia de la población.
El valemadrismo de muchos ha costado muy caro a otros.
Sobra decir que los casos se han incrementado de manera alarmante, afortunadamente solo ha sido necesaria la hospitalización ya que las defunciones no progresan con la misma rapidez de meses atrás, lo que nos podría indicar que la vacuna ha hecho su efecto, por eso el exceso de confianza de la población.
Ya nos habían alertado de una tercera ola, aviso que a una buena parte de la población le valió madre, a los comercios, esencialmente centros nocturnos y bares, también, ellos querían el billete, ya no soportaban más encierro y ahora a bajar las cortinas de nuevo, les salió más caro el caldo que las albóndigas.
Según datos de la Secretaría de Salud, allí donde manda el neumólogo pediatra, ya son más de 70 mil casos confirmados de COVID-19 en la entidad.
El surgimiento de las variantes con características de mayor tasa de contagio y más agresivas, es algo que se debe tomar muy en serio.
Mientras no se aplique una política de comunicación más diáfana en relación con las medidas de prevención del contagio, al igual que políticas más activas en temas como las pruebas y
no se pise el acelerador en la aplicación de la vacuna, la posibilidad de que esta tercera ola crezca es muy alta, con las invariables afectaciones en mortalidad y de paso el freno a la precaria recuperación económica.
Lo más lamentable es que nuestra entidad, junto con Querétaro, Guerreo, Oaxaca, Michoacán, Puebla y Chiapas, figura entre los estados con menor porcentaje de población inmunizada.
Lo ideal en estos momentos es tomar más providencias, actuar de manera más responsable ante el problema ya que de lo contrario se vislumbra un posible pico de hospitalizaciones en agosto, mes en el que el señor López, secundado por el hijo de Atanasio, ambiciona que el estudiantado mexicano retorne a las aulas.
Tanta terquedad desconcierta.
A cuidarse, porque al hijo de Atanasio y al tal Ramos Alor, les vale madre.
SE ACABO EL AMOR CONGRESO LOCAL.
El encanto se ha ido.
Ya concluyó el periodo, ya no es necesaria la presencia mucho menos preservar el amasiato.
Nos cuentan que a la doncella la han dejado sola, “Don Juan” ya no la necesita, por lo tanto, fuera máscaras y ahora sí, a recargarle todo el aparato oficial, por eso la andanada de señalamientos que se dieron en días pasados en su contra.
Las corruptelas están por brotar, pero ahora sí en serio.
Los trapitos de la doncella serán exhibidos, sus corruptelas ya están bien documentadas y, lo peor, se le acabo el fuero, por eso el nerviosismo que ha mostrado en los últimos días al no tener a quien recurrir, su padrino no tiene mayor fuerza y, al igual que ella, anda desesperado ya que, por primera vez, después de tantos años, tendrá que vivir en el error.
Ese que presume protegerla en días pasados se le fue a tender de tapete el hijo de Atanasio, dejando de lado sus bravuconadas se mostró dócil ante el vástago del profe y le suplicó que intercediera para que cedieran un escaño, solo que esta vez, aunque usted no lo crea, el hijo de Atanasio, mostrando carácter, le regaló una caja de dulces de Puebla.
Nos cuentan sus allegados que la aun representante popular, al ver el panorama tan negro que se le avecina, ha llegado a pensar en abandonar el país, no quiere pasar las de Caín y opta poner tierra de por medio.
Provecho.
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