Es axiomático, los tratos o contratos entre desiguales, conducen a una relación inequitativa entre los contratantes, el tan controvertido Tratado de Libre Comercio México, Estados Unidos y Canadá, TLCMEC o Nafta por sus siglas en Inglés, es un ejemplo de esa injusta relación que se da entre un débil y un poderoso, supuestamente se aliaron para mejorar su condición económica, fallida la relación, por mas que la vecindad entre México y Estados unidos, ha pretendido ser bajo términos humanitarios y justa intención en beneficio de los connacionales de los tres países, al final todo ha resultado en un reparto regulado por la ley del embudo, a los vecinos del norte les toca la parte mas ancha y a los mexicanos nos toca lo mas estrecho.
Como resultado del original TLC, nuestra situación ha ido de mal en peor, en parte por causa del mentado NAFTA, mas a fuer de sinceros, gran parte de culpa se deriva de nuestro comportamiento e idiosincrasia, hemos continuado siendo corruptos, entreguistas y pendejos, nuestra única fuerza ante los socios del TLC, es nuestra devoción a la virgen de Guadalupe, a la que invocamos tratando de involucrarla en cuestiones terrenales de eficacia, eficiencia, competitividad, tecnología y, sobre todo, mentalidad empresarial para poder sacar partido de la privilegiada condición de tener recursos naturales codiciados por nuestros socios y tener a la mano el mercado mas atractivo y demandante con que sueñe el mas ambicioso empresario.
Estando en la precaria condición en que estamos, la más grave es la que se recuerda haber padecido en el ámbito agropecuario, resulta que por mandato expreso del mentado TLC, deberemos aceptar que la subsidiada producción agrícola gringa y canadiense entre a competir contra la producción que obtenemos del abandonado campo mexicano, esta situación es para que la entienda Kafka, está apartada de una realidad que deben manejar nuestros gobernantes con sentido nacionalista, como lo hacen nuestros vecinos y socios, para ellos primero está el bienestar de su pueblo, si sobra y no les afecta, son buenos vecinos y llegan hasta filántropos y buenos cristianos.
Nuestros Legisladores y Poder Ejecutivo deben entender que se está jugando con fuego, los movimientos populares violentos se producen cuando el pueblo siente que sus gobernantes y representantes no responden a la solución de sus necesidades primarias, ni hablar de las expectativas ofrecidas en campaña por los candidatos, el divorcio de pueblo y gobierno se está dando con pasos acelerados, de continuar como vamos y darse la injusta relación que se da a partir de la entrada plena del tratado, nueva edición, deberemos prepararnos para un estado de ingobernabilidad, el pueblo sin trabajo, hambriento y con necesidades urgentes insatisfechas, con un virus letal en función, potencializándose día a día, estalla con violencia, el bandolerismo, saqueos y desacato a las leyes nos llevaran a una situación caótica, no deseable. ¡AGUAS!
Septiembre 19 del 2020 lmwolf1932@gmail.com Luis Martínez
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