Desde que el ambulantaje se convirtió en una desagradable plaga que transformó las principales calles y paseos de la ciudad, me manifesté contra esa mala costumbre de comercio, el punto a considerar es: ¿Quien tiene la culpa?. Quien daña la ciudad por necesidad o quienes prohijaron este mal sistema de venta de mercancías; en el primer considerando vemos a miles de personas explotadas por comerciantes establecidos, aumentaron su mostrador de venta, con el beneplácito de autoridades, comprando carritos y contratando dependientes sin prestación alguna, los empleados son esclavos, muchos campesinos que se hacen acompañar por sus esposa e hijos, todos por un mismo sueldo, algunos, muy pocos han dispuesto de prestamos y son propietarios de su medio de venta de mercancía.
El Alcalde, pretende, promete que acabará con la plaga de vendedores ambulantes, recuperando para los veracruzanos el bello paseo de Díaz Mirón y sobre todo el Malecón que se ha convertido en un abominable zoco intransitable para los paseantes, locales o turistas, Díaz Mirón y vecindades, la antigua alameda sin álamos, invadida por vendedores fijos que se apoderaron de camellones, paseo central y calles de la bella avenida, convirtiéndola en un desagradable muladar a donde nadie va a pasear, fue invadida por vendedores que han construido bodegas y abastecen desde ellas a los vendedores que se desplazan por las banquetas y calles anexas a los mercados Hidalgo y Unidad veracruzana, todo desagradable y para enriquecimiento de los funcionarios públicos que expiden licencias y extorsionan, como zetas y otros delincuentes a todos aquellos que caen en su peligrosa y lucrativa influencia. El principal culpable ha sido la autoridad.
El alcalde y colaboradores, convertidos en émulo de los coheteros, si truenan los cuetes malo el ruido, si no truenan, maleta el cuetero que no sabe como tronarlos, la bronca a que se enfrentarán es de pronóstico grave, se le echarán encima cámaras y grupos bien organizados de comerciantes que viven o medran a expensas del comercio informal, algo deberemos hacer los ciudadanos, pugnar para lograr el saneamiento de nuestros antiguos bellos paseos, sana y plausible intención.
Es conocido por mayoría, casi todos los vendedores ambulantes, franeleros, la casta sagrada de cuidadores de carros estacionados en la vía publica y otros desarraigados con mal o nada de trabajo, provienen del campo, por razones diversas que hemos analizado en otras colaboraciones, estos parias campesinos encuentran en la ciudad empleo que pocos ciudadanos aceptan realizar, si les retiramos por fuerza de su actividad, no tendrán que hacer, con seguridad serán reclutados por las bandas delincuenciales y la cosa será peor, quienes nada tienen, están dispuestos a trabajar vendiendo droga o actuando como ayudantes de matones, secuestradores o rateros, a Veracruz le llegará una verdadera ola de delincuencia ocasional, será peor desalojar a los ambulantes que dejarlos que hagan otra tarea dañina a nuestra ciudad.
Un empleo en que se reclutaría a TODOS los vendedores ambulantes podría ser construyendo invernaderos para producir hortalizas o frutales, salario mínimo del orden de $300.00 diarios, el ambulantaje crearía riqueza en lugar de ser un problema. Con 1000 Hts. de invernaderos alrededor de Veracruz, empleo seguro y propio para 20-30,000 campesinos ambulantes, problema resuelto. ¡AGUAS!
Julio 20 del 2021 lmwolf1932@gmail.com Luis Martínez Wolf |
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