Escuché hace un tiempo una entrevista hecha en El Tajín a varios indígenas que habitan en las cercanías de los escenarios donde el Gobierno realiza eventos para promocionar los atractivos arqueológicos y de jolgorio con el que los “Totonacos” rinden homenaje a sus ancestros y tradiciones centenarias. Buena acción de la Secretaria, falta recompensa a protagonistas.
Los entrevistados eran personas muy humildes, como la mayoría de los habitantes de las cercanías de Papantla y las pirámides o monumentos arqueológicos del Tajín, varias mujeres declararon que no sabían a ciencia cierta de que se trataba la fiesta, poco entendían pues no tenían acceso a los eventos de corte artístico, menos a los banquetes y entrada al área arqueológica, donde según ellas solo tenían acceso la gente rica.
Un entrevistado emitió una declaración que ilustra a plenitud lo que significa para los indios totonacos y vecinos del área donde se realizan los festejos, sin tapujos expresó: “Andamos como los perros de carnicería vemos mucha carne pero no podemos comerla”, los que acompañaban al declarante soltaron la carcajada y uno de ellos dijo: “Espero que al final de la fiesta nos dejen algunos huesitos”.
Triste es reconocerlo, pero la riqueza arqueológica existente en muchas regiones de México se debiera caracterizar en su faceta cultural, bueno que se armen festejos con música y bailes que en alguna forma tengan significado para los habitantes donde se arma el jolgorio, pero los artistas que se presentan, muchos de ellos de nombres y tal vez origen extranjero, no tienen nada que ver con la cultura totonaca o el folklore que se conserva en la región.
No pretendo ser aguafiestas, pero la inmensa derrama que declaran las autoridades de turismo, según ellos se da, no repercute en la economía de quienes en origen dieron motivo a estas fiestas, los indígenas totonacos, que debieran ser parte importante de la fiesta y sobre todo, que las utilidades de existir, incidan en una mejora del hábitat rural y los medios de comunicación de la región Totonaca.
Se que parecerá “yoísmo” lo que a continuación declaro, pero lo hago sin mayor interés que dejar sentado que además de hablar tratamos de hacer, hace varios años decidí escribir un cuento en que el héroe fuera un indígena totonaco, le puse de nombre a la historia “TOTONACO”, se ha leído en muchas partes del mundo y traducido al Inglés, Aleman y Francés, quienes conocen algo de redacción del cuento, les parece interesante, lo distribuye Barnes & Noble y Amazon, los únicos que no saben existe una historia en que el héroe de la zaga es uno de ellos, son los Totonacos y los papantlecos, ni modo, valga este articulo para publicitar mi libro, pueden encontrarlo en Google marcando “Cuentos de Lobomar” Editor Palibrio. ¡AGUAS!
Agosto 9 del 2020 lmwolf1932@gmail.com Luis Martínez Wolf |
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