Unos cuántos mexicanos nos preguntamos diario que habría que hacer para salvar a México del crecimiento económico mediocre, y convertirlo en un país dónde la inmensa mayoría de los mexicanos disfrute de los mínimos de bienestar a que todos aspiran.
Será muy difícil que el gobierno actual se desprenda de la ideología para actuar en consecuencia. Las ideas preconcebidas y la ignorancia económica que han mostrado sus principales actores, hace pensar que tendremos que esperar seis años más para poder aspirar a un verdadero cambio para bien de las mayorías de los mexicanos. En este gobierno se prioriza la política sobre los resultados y su evaluación. Las decisiones para lograr bienestar siempre pasan por una etapa de costos políticos elevados que este gobierno no parece dispuesto a pagar. Al contrario, busca el aplauso fácil aunque a largo plazo sus decisiones no logren los objetivos anunciados. No digo previstos, pues nadie podría esperar resultados positivos ante las decisiones tomadas.
Si se aspirara a desarrollar la parte más atrasada del país habría que romper con paradigmas, y aspirar a lograrlo en una generación, y que menos de ese tiempo sería muy difícil lograrlo.
Sabemos que las economías que han crecido históricamente, le han invertido a educación. Yucatán es un estado ejemplo de que con educación de calidad, han logrado atraer inversiones, al tener mano de obra calificada, y lograr sacar de la pobreza a un porcentaje de su población. Otorgar a la CNTE el control de plazas y contenidos educativos, no evaluar la calidad de la educación, pase automático, y algunas otras políticas públicas, van exactamente en sentido contrario.
Se pueden inyectar ochocientos mil millones al combate a la pobreza sin resultados positivos. Las últimas cifras del CONEVAL así lo demuestran. Regalar dinero no es la solución. El viejo adagio dice ¨no le des un pez, enséñalo a pescar¨. Hoy sigue vigente. La alternativa ha sido el programa de jóvenes construyendo el futuro, que se quedó al 20% de su meta propuesta, y que ha servido para subsidiar empresas, ya que ahora la mano de obra de entrada, la paga el gobierno. Este programa eliminó empleos reales, en las grandes empresas con las que se llevó a cabo, sin lograr en la mayoría de los casos, que los jóvenes se capaciten en habilidades que les permitan un mejor desarrollo laboral. El ataque al CONEVAL muestra el desinterés del gobierno actual por evaluar sus programas sociales y la nula intención de corregir errores para que funcionen medianamente.
Los otros datos del presidente, han probado en su mayoría ser falsos. Ya sea porque él mismo los inventa o porque por su carácter, nadie en su gabinete le quiere dar una noticia contraria a las ideas preconcebidas del propio presidente. La mejor prueba es el programa sembrando vida. El presidente afirma muy ufano que se han
creado cierto número de empleos con dicho programa, cuando en realidad sería muy difícil que hubiera creado un empleo permanente adicional. Los campesinos que reciben el apoyo del programa, todos ya tenían empleo, precario pero lo tenían. Y la razón es clara. Todos ellos tenían antes del programa sus parcelas para cultivo. Este programa también ha presentado graves fallas, pues para satisfacer la demanda de terreno, un porcentaje de productores deforestó espacios arbolados para sembrar árboles conforme al programa. Nada más absurdo, pero muy real, y que muestra que los programas que se están llevando a cabo, se implementan como ocurrencias, sin el debido análisis y mucho menos, sin la correcta supervisión e implementación del programa.
En general los programas que no tienen reglas claras, presentan graves problemas en su implementación. La mayoría de los programas sociales más importantes no tienen reglas claras y por ende, no habrá rendición de cuentas.
El grave problema de el nuevo gobierno es precisamente el rechazo a la evaluación y rendición de cuentas. Clave de los gobierno exitosos en cualquier país del mundo. Mientras continúe ese rechazo a reconocer los errores y a evaluar el trabajo propio, para rectificar en lo que no funcione, el gobierno aplicará políticas públicas en tono de ocurrencias, jamás en un tono profesional, capaz de resolver problemas y enfrentar cualquier conflicto, evolucionando para mejorar.
A nivel nacional e internacional ha quedado claro que los tres proyectos magnos anunciados por el presidente son tres grandes errores, garrafales y dañinos para la economía del país. Entre los errores de aplicación de presupuesto, la ignorancia económica que confunde el ahorro con la no ejecución del gasto público, y la falta de cumplimiento de contratos, las señales económicas que ha enviado este gobierno en general, han generado la pérdida de la confianza para invertir en México. Paralizada hoy la economía, estamos estancados y muy débiles para enfrentar cualquier shock externo. Pocas veces en la historia del país, se había frenado la economía nacional, cuando la americana crecía. Hoy es el caso. La falta de habilidad en la conducción de la economía nacional le ha causado un daño enorme al país y sobre todo a los pobres, que ven mermadas sus oportunidades de bienestar, ante la pérdida de empleos.
En tanto el gobierno federal no rectifique y reactive el NAIM, cancele dos bocas, y se olvide del tren maya, la desconfianza perdurará. Si persisten en el sector energético personajes que desconocen absolutamente el tema, ese posible motor de la economía seguirá parado o irá en retroceso. La secretaria Nahle, el director Bartlett y el director Romero deben ser separados de sus cargos a la brevedad y ser sustituidos por personajes reconocidos a nivel mundial en la rama energética, de los cuales México no carece.
¿Habrá alguien en el gobierno que escuche consejos? Yo lo dudo, en el gobierno, la lucha es por agradar al poderoso presidente. Funcionarios y gobernadores incluso tratan de imitar su forma de hablar, sus ritmos, y hasta sus pretextos para no hacer
bien las cosas. Seguro estoy de que si el propio presidente no poden un hasta aquí al culto a su personalidad, seguirá escuchando que es la prueba del renacimiento de Juárez, y siendo aplaudido en asambleas de pueblo, en lugar de dedicarse a generar un buen gobierno que pase a la historia.
El presidente tiene una visión en blanco y negro, o se está con él o se es su adversario. No alcanza a comprender que México importa mucho más que Andrés Manuel. Y si Andrés Manuel comete un error, quien ame a México tendrá que señalarlo. Tanto halago le hace olvidar que PRIMERO MÉXICO. |
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