José Miguel Cobián
Leo en la jornada del sábado 18 de septiembre, que el presidente López informa que en la cumbre de la CELAC no habrá discusión sobre su propuesta de una nueva OEA que no sea lacayo del imperialismo (cita no textual). ¿Qué pasa? Después del discurso anti americano del 16 de septiembre, y de la aparente prudencia con la cual contestó el embajador americano, todo apuntaba a que el gobierno mexicano estaría sobrado en esta cumbre.
El desprecio del presidente López a la cumbre climática, que comenzó cuando estaba realizando la mañanera, misma que no suspendió ni para escuchar el discurso del presidente Biden, pareciera indicar que Estados Unidos necesita a México mientras que México no necesita a Estados Unidos. Ya no somos socios comerciales, sino que hay hegemonía mexicana, pareciera decir el presidente. Que lo mismo exige el fin del embargo a Cuba sin mencionar ni rechazar las infinitas violaciones a los derechos humanos realizadas por los dictadores de la isla, o que exige a Estados Unidos un plan Marshall para centro américa y demanda recursos, o mejor aún, exige también vacunas para México y centro américa.
Esa posición de fuerza contrasta con el fracaso de la reunión de la CELAC. Parece que los países importantes no le dieron la importancia que se esperaba. Son 32 los países miembros, los países más importantes mandan canciller o algún representante, sólo 17, la morralla está presente con sus jefes de estado. Mira la lista de países asistentes y verás que es morralla, incluso me atrevo a apostar que algunos vinieron porque les pagaron el vuelo, el hospedaje y la alimentación. Va la lista:
Belice, Bolivia, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, Guyana, Honduras, Paraguay, Perú, Santa Lucía, San Vicente, Granada, Surinam, Venezuela y Uruguay. Brasil no es miembro, así que no cuentan ni para bien ni para mal. Argentina con su gobierno populista no pudo venir por los problemas internos. De éstos países sería interesante saber cuántos estarían dispuestos a generar diferencias con Estados Unidos, seguramente sólo Bolivia, Cuba y Venezuela.
Mientras México considera públicamente a Luis Almagro presidente de la OEA como lacayo, éste a su vez envió una condolencia por el accidente de la línea doce, deseando confort a los deudos de las víctimas mortales, pronto restablecimiento a los heridos, y la
esperanza de que no se caiga ninguna otra obra realizada por Marcelo Ebrard cuando era jefe de gobierno.
Hoy, Almagro debe de estar de excelente humor. Ni el Canciller ni el Presidente mexicanos le hacen mella a su organización, tan solo quedan en el peor de los ridículos para quienes entienden el juego de la diplomacia internacional. El presunto liderazgo de México en América Latina se perdió y no se ha recuperado, tan sólo es un cuento para el mercado electoral del presidente en turno.
Trump era un personaje desconocedor de los estilos y las formas sutiles de hacer política. Con él se entendía muy bien el presidente López, porque era muy claro y directo. En el caso de Biden, quien preside al país más poderoso del mundo y nuestro principal socio comercial, es un político experimentado, conocedor de los intríngulis propios de la política interna y externa de su país. Es un hombre que conoce cada palanca y cada hilo que puede jalar o aflojar para hacer sentir su poder, con Biden la relación es mucho más difícil, porque es un juego entre un jugador experto y unos novatos.
No esperemos jamás que el gobierno americano en estos cuatro años amenace, y mucho menos que su embajador reaccione de manera visceral. Ellos son políticos profesionales. Ellos esperarán el mejor momento para demostrar quién tiene el poder. Quizá muchos mexicanos no lo notemos, pero esa es la realidad de vivir junto al imperio.
El riesgo que genera un enfrentamiento con Estados Unidos, es que al final, quien sufre es la población mexicana. Hay teorías que lanzan diciendo que el presidente López hizo cada cosa que hizo con la venia de Estados Unidos. Yo lo dudo, el hombre es visceral, ignorante de los juegos de política internacional, plano, llano y directo. Los errores que muchos vimos que cometió fueron eso, simples errores, que exponen a toda una población.
Estoy seguro de que ningún mexicano quiere vivir como Cuba, tan solo por la soberbia de sus dirigentes, y estoy cierto de que no viviremos así jamás. México está jugando un rol muy peligroso, ya que dependemos de Estados Unidos pero jugamos a aliarnos con sus adversarios. Recordemos el tan anunciado compromiso de compra de vacunas rusas. Al final no llegaron, queda la duda sobre si los rusos fallaron, o el gobierno mexicano discretamente reculó.
Lo que es una realidad es que el segundo objetivo de los políticos mexicanos, después de enriquecerse gracias a su posición, debería de ser el bienestar de la población. Esa meta debe de estar por encima de cualquier otro interés. Lamentablemente cuando llegan a
tantos puestos públicos personajes bisoños, sin experiencia y con una ambición desmedida, vemos que ese segundo objetivo no se cumple a pesar de que el primero si se lleva a cabo.
Aclaro, hay personajes en este país (aunque lo dudes amable lector) que trabajan en el servicio público y su vocación es servir al país. El grave problema es que quienes detentan el poder y las decisiones generalmente no poseen esa misma vocación.
De entrada, el ridículo que hizo México con sus balandronadas en contra de Estados Unidos y de la OEA es motivo de bromas en el mundo de la diplomacia.
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