Por: José Miguel Cobián
Unos pocos, los ciudadanos informados, tendrán que tomar una decisión muy difícil en las próximas elecciones. Por quién votar, y cuáles serán las razones por las cuáles se vote. No es fácil. Aunque cualquier AMLOVER podrá decir que es muy claro que hay que votar por Morena o por los partidos morralla que lo acompañen, y por otro lado, cualquier AMLOHATER podrá decir que se debe de votar por quien le gane a Morena, sea del partido que sea, la realidad es mucho más complicada que eso, cuando intentas un voto a conciencia.
Hay algunas políticas que seguramente cualquier mexicano puede aplaudir al gobierno actual, y otras más que son justamente reprochables, quizá las más para un sector analítico de la población, pero, del otro lado no venden piñas, también tienen sus pequeños detallitos. Triste decisión la de tener que escoger entre el pasado repudiado o el presente repudiado. Los partidos políticos poco ofrecen de novedoso, salvo los de nueva creación y esos, sólo los que no tengan compromisos con algún ente del pasado, que son los menos.
Parece que México está destinado a tener que privilegiar la conveniencia sobre la decisión de escoger a los mejores. Vamos por casos, supongamos que eres AMLOVER, es innegable que para 2021, ya te habrás visto obligado a ver el tamaño de la crisis económica, aunque todavía tendrás el pretexto de que se debe al COVID, justificando tu falta de conocimiento económico y con ello negarte a comprender que pudo haber sido la mitad de grave si el gobierno hubiera intervenido siguiendo los consejos de los expertos, incluido el consejo del propio secretario de hacienda. Lo mismo aplica para la crisis de salud, podrás negarte a reconocerlo, pero es una realidad que muchos mexicanos pudieron haberse salvado de morir o de sufrir las consecuencias del COVID si se hubieran tomado las medidas adecuadas. Quizá ya tuviste que enfrentar un aumento de precios marginal pero real, debido a que ahora cada litro de gasolina que se paga, lleva incluido un sobre precio para pagar lo que se roban de gasolina y gas los huachicoleros. Es innegable que a nadie le gusta pagar por las ineficiencias del gobierno. Es decir, salvo que tengas algún interés particular, si piensas en el interés de la patria, tendrás que ser objetivo y cuestionarte sobre el sentido de tu voto.
En el caso de los AMLOHATERS el problema es igual de grave. Mucho de lo que hoy se le critica al gobierno actual, es algo que ya se hizo en gobiernos anteriores. Particularmente la corrupción, los negocios entre cuates, obras inútiles en las que se gasta mucho dinero, cumplir los caprichos del presidente, tener un congreso sometido y cómplice, etc. ¿Cómo hacerle para desde un punto de vista ético, otorgarle el voto a los partidos hoy de oposición?
Quién desconozca los detalles podrá afirmar que los panistas son inmaculados y jamás han cometido un acto de traición a la patria en un puesto público, o que los priístas son los grandes constructores del México moderno. Por eso puse la frase al principio de esta colaboración. Pero los que sí conocemos algunos de los muchos detalles turbios de personajes de ambos partidos, o del PRD, o de MC, o del que te guste, querido lector, ¿Cómo podemos volver a votar por ellos?
Vaya dilema ético el que enfrentamos. La inmensa mayoría no sufre porque no ve, no sabe, no le interesa, o vota acorde a sus intere$e$ ya sea por algún beneficio a futuro, o por un beneficio inmediato.
La solución sería muy sencilla, si los partidos políticos escogieran a sus mejores hombres y mujeres, entonces podríamos escoger a quién dar el voto, en función de las características personales de cada candidato y de sus propios méritos. Pero esto es una utopía, en principio porque los propios partidos políticos, buscan su conveniencia personal al escoger candidatos, por encima de los intereses de la Nación, y en segundo lugar porque la inmensa mayoría de los electores en México, votan sin la suficiente información, y no discriminan entre candidatos. Simplemente los asuntos públicos no les importan, pues aunque las decisiones que tomen, los benefician o los perjudican, en realidad tienen el papel de súbditos que solo acatan lo que el poder decide, sin tener la mínima posibilidad de influir en las decisiones que tomen los elegidos en cada elección.
Podemos pensar que nuestro voto importa, y tenemos razón, pero sólo para beneficiar al candidato en turno que pueda ganar y olvidarse de sus electores como todos lo han hecho y seguirán haciendo en México. El problema que enfrenta quién intenta generar la obligación de un voto informado, comienza en lograr que al votante le interese informarse, y cómo lograr llevar esa información al elector. Algo para que lo que queda muy poco tiempo y no hay mucho interés por parte de nadie para lograrlo. Tomar una decisión en la urna, en estas circunstancias, literalmente abruma.
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