José Miguel Cobián
Un amigo, ex senador de la república, me hizo el favor de invitarme a un grupo en el cual están políticos connotados del estado de Veracruz, personajes que entienden, viven o han vivido la política desde adentro. Algunos tan importantes que sus decisiones hasta el día de hoy influyen en la vida nacional. Dentro de ese grupo se discute y comenta sobre el futuro de Veracruz y del país.
Hace poco, la reflexión de uno de ellos me cimbró en cuanto a mi convicción de lo que debe ser el futuro del estado. Planteaba nombres de los posibles sucesores de Cuitláhuac García, independientemente de su origen, ya fuera de la oposición o del partido oficial.
El enfrentamiento que tuve con la realidad me dejó en shock. Según yo, llevo mucho tiempo pensando que Morena no debería repetir en el gobierno del estado, pues ha demostrado su absoluta incapacidad e ineficacia para mejorar la vida de los Veracruzanos. Literalmente una calca del gobierno del presidente López Obrador, que ha sido un desastre visto desde cualquier indicador o dato duro, pero sin el carisma, la inteligencia y la habilidad política del presidente.
Hay candidatos de morena que me resultan literalmente repulsivos e impresentables, lo cual me hace pensar que sin duda votaría por cualquiera que estuviera en el bando opositor. Pero, cuando comenzaron a señalar a posibles aspirantes de la oposición, me di cuenta que yo sería incapaz de votar por uno o dos porque yo los considero impresentables. Los antecedentes personales o familiares muestran que de continuar la línea sucesoria con ellos, Veracruz no ganaría absolutamente nada, solo cambiaría de gobierno, por uno igual o más voraz, con la misma negación a respetar la legalidad, y abusando del poder igual o peor que lo ha hecho el gobierno de Morena…. Y algunos anteriores.
Este shock me llevó a reflexionar las razones del elevado nivel de abstencionismo en la elección que acaba de pasar, llegando al extremo en Oaxaca donde más del 61% de la población con credencial, decidió no participar en la elección de gobernador. En los seis estados, el abstencionismo fue el ganador. En Aguascalientes 54%, en Hidalgo 55%, en Durango 50%, en Oaxaca 62%, en Quintana Roo 60% y en Tamaulipas 48% en números cerrados.
López Obrador a lo largo de sus 18 años de campañas supo diagnosticar los problemas del
sistema político mexicano, desnudó a la clase política nacional, y lo hizo en un lenguaje que pudo entender el pueblo de México. En el 2018 la gente se le entregó, pensando que así como había sido hábil para diagnosticar los problemas, tendría la misma habilidad para resolverlos.
Hoy sabemos que no tiene ni plan, ni proyecto, ni la menor idea de cómo resolver los problemas que él mismo diagnosticó. Sin embargo, una buena parte de la población sigue creyendo en él, porque es el único político que conecta con el pueblo, y le dice lo que quiere escuchar. No importa que los hechos desmientan las palabras, el mexicano que le cree, es el mexicano que quiere aferrarse a una esperanza de mejor futuro, sin la capacidad de evaluar si el rumbo de la nave lo lleva a ese mejor futuro.
También me quedó claro, que el mexicano promedio no quiere regresar a ese pasado representado por los partidos de la oposición. No quiere volver a los errores que tan claramente explicó el presidente, por eso le niega el apoyo a los partidos de oposición, pero y quizá lo más importante, hay muchos mexicanos que ya se dieron cuenta que el gobierno de Morena es un gobierno sin rumbo, y no le dan su voto, pero tampoco le dan el voto al pasado, por eso, simplemente se abstienen.
Ni Morena ni la oposición tienen seguro el triunfo en el 24. Si las cosas siguen sin cambio, no hay duda que Morena repetirá en la silla presidencial, con la persona que herede el poder por parte de AMLO. Si los partidos de oposición siguen esperanzados en que la desilusión del gobierno de Morena les atraiga votantes, están haciendo el diagnóstico equivocado. Esa desilusión solo va a elevar la abstención a nivel nacional.
Si Movimiento Ciudadano piensa que va a ¨cachar¨ los votos de los descontentos de el oficialismo y de la oposición también está equivocado, salvo que trajera una propuesta que despertara la pasión de esa mayoría desilusionada, pero sin estructura electoral, y sin dinero suficiente, resulta muy difícil pensar en triunfos mayores. En Jalisco y en Nuevo León ganó el partido, pero no gracias al partido sino a factores externos que no viene al caso en este momento mencionar.
De ahí que el esperado cheque en blanco de una oposición rechazada en el 2018 y rechazada en el 2022 simplemente no exista salvo en la mente de las dirigencias exageradamente optimistas.
El sistema político está podrido en México. Esa es la verdadera transformación que pudiera heredar AMLO. El nacimiento de un sistema político diferente, en el cual no
tendría cabida ninguna de las prácticas de los partidos hoy vigentes. Ese abuso de poder y corrupción que ejercieron y ejercen el PRI, el PAN, MORENA, Verde, PT, PRD, y MC, ya no caben en el futuro político del país, solo que los beneficiarios no se han querido dar cuenta.
¿Cuánto tiempo tardará la transición? Nadie lo sabe. ¿Cuánto dolor, atraso y destrucción tendrá que generarse? Tampoco nadie lo sabe. Depende en mucho de que la clase política deje a un lado su soberbia y sus complejos de inferioridad, para comenzar a construir el futuro de México.
Mientras tanto, si ofrecen escoria, no habrá cheque en blanco.
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