La relación con Estados Unidos, tanto la comercial, la política y la migratoria sería el primer tema. La reforma del sistema de justicia. La educación y el Sistema de Salud.
En cuanto a la relación con Estados Unidos, en cuanto al trato comercial tenemos pendiente la aprobación del Tratado MEC (en broma le digo Tratado Marcelo Ebrard Casaubón, aunque su segundo nombre es Luis). Las amenazas que el presidente Trump puede implementar en cualquier momento como los aranceles, bajo cualquier pretexto, incluso la falta de combate al narcotráfico que comenzaba a ser tema en la pre campaña de reelección del presidente Trump, (aquí entra la parte política) y que quedó a un lado, gracias al ataque a las instalaciones de ARAMCO en Arabia Saudita, pero que puede regresar en cualquier momento, sin importar que Irán es un peligro real para la economía norteamericana vía la enemistad con sus aliados del golfo pérsico, mientras que México no es un peligro real, más allá de producir lo que los propios americanos requieren y que en la retórica gubernamental, esporádicamente se combate, que es la distribución y consumo de drogas.
Adicionalmente la política de los demócratas que insisten en que México puede a largo plazo ser un buen cliente para los productos americanos y consolidar el mercado más grande del mundo entre los integrantes del T-MEC, pero que obliga al gobierno mexicano a elevar los niveles de ingreso de la población vía incrementos sustanciales al salario mínimo. Hoy más que nunca, a raíz de las acusaciones contra el presidente Trump, el gobierno mexicano estará dispuesto a complacer a Pelosi, con lo cual ya hemos escuchado al presidente López comentar sobre lo injusto de la política salarial que se llevó a cabo durante el neoliberalismo mexicano, dónde cada año se empequeñecía el salario mínimo hasta llevarlo al 30% de su capacidad de compra equivalente a la de 1980. Estos aumentos al salario mínimo y con ello la implicación en los aumentos que sufrirá el resto de los salarios, va a llevar a una crisis que habrá de resolver el gobierno mexicano en una situación de desventaja, cuando su relación con la iniciativa privada es de absoluta desconfianza, cuando la economía mexicana va a crecer a niveles cercanos al 0% y cuando la inversión no fluye por problemas ideológicos.
En cuanto a la política migratoria, todo parece indicar que México está cumpliendo bien las órdenes del presidente Trump, tan como él mismo lo mencionó en un video que ha circulado profusamente en México, sin embargo, se sostiene con alfileres. No quiero pensar que hubiera un ataque terrorista en Estados Unidos y que los implicados hubieran llegado desde México. Lo cual es muy factible dada la falta de control y nula eficiencia del instituto de migración para vigilar y controlar el paso de migrantes de todas las nacionalidades en nuestra frontera sur y a lo largo de todo el país.
Todos los mexicanos sabemos que el sistema de procuración e impartición de justicia no funciona. Las denuncias son mínimas debido a la falta de confianza (justificada) de la población, tanto en fiscalías como en jueces. Y en todos lados circulan historias de corrupción y nepotismo tanto en las propias fiscalías como en el poder judicial. A todos nos queda claro que el sistema simplemente no funciona. Pero, el problema para este gobierno es reformarlo sin controlarlo, de tal manera que siga siendo un poder independiente, que funcione como un factor de equilibrio ante el poder del ejecutivo y ante un legislativo sometido a la voluntad del presidente, y por otro lado, lograr una reforma que le otorgue a los mexicanos la certeza de que los delitos denunciados, serán investigados, perseguidos y castigados por la justicia del estado. Mientras esto no suceda, seguirá siendo uno de los grandes pendientes para que el gobierno cumpla su parte dentro del contrato social.
La educación es otro gran reto. México es un país dónde la mayoría de los alumnos en secundaria no son capaces de leer un párrafo de cinco renglones y entenderlo. Un país en el cual el mexicano promedio no es capaz de hacer una operación aritmética simple. Así no es posible salir del subdesarrollo y competir a nivel mundial. Con una educación de ese nivel, México está condenado a la mediocridad. La reforma educativa realizada por el gobierno, propone educar mejor a los maestros, para elevar el nivel de educación a nivel nacional. Propuesta que dará resultados a largo plazo si es que algún día se lleva a cabo adecuadamente y se logra romper con los ciclos de politización y victimización de las normales públicas, en especial de las rurales. Mientras tanto, la generación actual de educandos, está condenada a la mediocridad, sin resultados al corto plazo.
El sistema de salud, parece el Titánic. Se está hundiendo por todos lados. No hay suficientes hospitales, no hay suficientes médicos, no hay suficiente material quirúrgico, no hay suficientes camas, no hay equipo médico suficiente, no hay quirófanos suficientes, no hay medicinas suficientes. La población mexicana, en especial la de menos ingresos es absolutamente vulnerable a cualquier problema de salud, ante la imposibilidad del estado de otorgar sus servicios de manera eficiente.
Gobernar un país donde la justicia no existe, donde la relación con su principal socio comercial depende totalmente de factores externos sin armas para negociar y enfrentar cualquier emergencia que se presente, con un nivel educativo supuestamente de tercero de secundaria pero real de tercero de primaria y con un sistema de salud totalmente disfuncional. Esos son los retos del nuevo gobierno, los cuales por cierto no vemos que se estén enfrentando de fondo, sino de forma, hasta la fecha.
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