Por: José Miguel Cobián
Constantemente se habla de la sociedad civil en México, como si esa entelequia existiera más allá de unos cuantos grupos ilustrados y organizados. La inmensa mayoría de los mexicanos forman parte de una sociedad civil apática, indiferente, desorganizada y sobre todo, desinteresada de los asuntos públicos.
Constantemente leo y escucho en redes sociales y en medios de comunicación a presuntos voceros de esa sociedad civil inexistente, apelar a los deseos de esa entelequia para exigir algo, demanda alguna acción o protestar por otra diferente, pero la realidad, es que esa sociedad civil tan mencionada solo existe en la mente de quien la menciona y a veces en algunos hechos, muy escasos por cierto.
En México organizaciones de la Sociedad Civil han logrado pequeños pero significativos avances democráticos. Hoy cuando esos avances están en peligro de desaparecer, o francamente ya desaparecieron, la famosa sociedad civil no ha hecho su aparición. Por poner un ejemplo, quizá el más querido de la izquierda en el país y de quienes buscamos un desarrollo más acorde con un humanismo y un gobierno acotado, la inutilización de la Comisión Nacional de Derechos Humanos por parte del actual gobierno federal.
Por años y años, luchamos contra el autoritarismo del gobierno. Luchamos contra los abusos de autoridad. Luchamos contra la violencia y la tortura por parte de las fuerzas represivas del estado. Sobre todo, a partir del 68, la lucha por el respeto a los derechos humanos fue más insistente, fue permanente. Hasta que se logró una comisión de derechos humanos que si bien, no era perfecta, cuando menos aseguraba la posibilidad de quejarse y obtener apoyo por parte de un organismo gubernamental independiente, en caso de abuso de autoridad y sobre todo de violencia física.
A partir de la llegada de la señora Piedra a la titularidad de la CNDH, ésta literalmente desapareció del mapa. Ya no apoya a aquéllos que sufren represión por parte de las fuerzas del poder en turno. Ya no existe en la práctica. Desapareció. Y al presuntamente indignada sociedad civil no hizo nada.
Nos quitaron muchos fideicomisos, con la promesa de que en diez días darían a conocer las anomalías que existían, mismas que hasta la fecha no han dado a conocer, lo que hace presumir que no existían dichas anomalías, y la presuntamente indignada sociedad civil no hizo nada.
Quitaron guarderías infantiles, redujeron el presupuesto en salud, han cometido una y mil barbaridades diferentes, que no viene al caso mencionar. Hoy incluso tenemos enfrente una reforma eléctrica que lleva a México al pasado, frena su presente y compromete su futuro, además de dañar la salud de los mexicanos y del propio medio ambiente, amenazando requerir más subsidios o encarecer el costo del fluido eléctrico, y la sociedad civil sigue sin aparecer.
¿Cuál es la conclusión? Pues que la sociedad civil en este país no existe. Entiendo que existen algunos grupos organizados, unos buscando el bien de la nación y otros buscando obtener privilegios como la CNTE, o incluso grupos criminales organizados. Pero si hablamos solo de quienes buscan el bien de la nación, el porcentaje de miembros de esa sociedad civil es mínimo.
Veamos, somos 130 millones de habitantes, en la manifestación más grande que ha tenido este país, no se ha superado el millón de participantes, sumando a todos los que participaron también en algunos estados. Es decir, menos del 1% de la población forma parte de lo que podría llamarse como sociedad civil organizada.
El uno por cierto, literalmente no representa nada. Y mientras en México la sociedad civil siga siendo inexistente, los gobernantes, sean del partido que sean, seguirán haciendo su voluntad, pues no hay pueblo que demande que se haga la voluntad del pueblo, tal como se indica en los juramentos o protestas al asumir un cargo. ¡No hay quién reclame alguna acción de mal gobierno¡
Eso lo sabemos quiénes tratamos de entender los fenómenos sociales del país y del mundo y también lo saben quiénes nos gobiernan. Que pueden hacer lo que deseen, que nadie va a reclamarles sus actos, y mucho menos los enfrentara a un juicio por esos mismos actos.
Si la población (que no puedo llamar sociedad civil), no toma una decisión trascendente como es el voto, en función de la capacidad del candidato, o en función de su formación profesional o en base a su proyecto y programa de trabajo… ¿Qué podemos esperar como resultado de la gestión de quiénes ganen las elecciones? La respuesta es NADA, así con mayúsculas. A la población le importa si lo conoce, si le cae bien, si es famoso, nada más. Si acaso, ve las elecciones como un partido de futbol, y decide ser fanático de un equipo y apoyarlo hasta el final, sin importar si el equipo es bueno o malo.
De otra manera no podría explicarse el triunfo de personas como Cuauhtémoc Blanco, y eso para mencionar un contemporáneo. No hay otra explicación cuando vemos que Félix Salgado Macedonio encabeza las encuestas en Guerrero, estado en el que Morena podría poner a quién desee de candidato y ganaría.
Conclusión: No hay sociedad civil. No hay ciudadanos. No hay civismo. Ergo, si no lo construimos, si no los creamos, y no pensando en la próxima elección, sino en el futuro del país. Nuestro México está condenado al eterno fracaso, y a los vaivenes de depender de la buena o mala capacidad de quién logre gobernarlo, ya que la población jamás exigirá el bien del país. Recuerda, uno por ciento de la población es nada. Incluso en elecciones.
Una población sin cultura cívica aplaude y premia a quien compra o vende su voto.
www.josecobian.blogspot.com Elbaldondecobian@gmail.com @jmcmex |
|