Comienzo con una cita de un comentario de un buen amigo mío, quién da pauta para la siguiente reflexión: ¨Dirigentes de partidos, a los que muchos conocemos, con los que incluso hemos trabajado, que han sufrido las consecuencias de la pandemia, hacen cuentecitas en una servilleta de restaurante y calculan que obtendrán menos diputaciones pero más votos y que por lo tanto "no les conviene" ir en alianza. Y el país que se vaya al infierno. Están podridos. Discúlpenme, por favor. Nos la pasamos hablando mientras el país se desgarra y los que tienen botín y hueso se aferran a él. Les escribo con el sentimiento compartido, de muchos ideales, a lo largo de cuatro décadas. ¿Qué país le dejaremos a nuestros hijos?¨
Todo surge a colación de una discusión en otro grupo de amigos, en el cuál uno de ellos, recalcitrante anti AMLO pregunta ¿Por quién votarías, si el candidato de la alianza opositora no te agrada? Para él, el asunto de votar por la alianza opositora es un asunto de vida o muerte. Está convencido por la propaganda de la ultra derecha, que el país se va a perder si es que Morena y sus satélites ganan la mayoría en la cámara de diputados en el 2021.
Otro de los miembros del grupo pregunta ¿Ustedes que harían para lograr un voto masivo anti AMLO? Mi respuesta fue: ¨Piensa en los jóvenes. Cinco millones que votarán por primera vez. Que les ofrece la oposición. Piensa en los abstencionistas ¿cómo motivarlos? Piensa en los indecisos ¿cómo atraerlos a tu causa? Y luego analiza si lo que hacen los partidos que integran la alianza opositora es lo adecuado para cada caso. Analiza si te harán caso cuando sugieras alguna política atractiva para esos sectores.¨
Después de tanto antecedente, la reflexión que quiero compartir contigo parte de que en el 2018 ganó AMLO no por ser la mejor opción, sino por no ser PRI ni PAN. No tengo duda de que Peña intervino atacando a Anaya para acusarlo de lo que fuera y movilizó a la fuerza del PRI para que ganara Morena. En Veracruz hubiera sido imposible que ganara Morena sin el apoyo de todos los enemigos de Miguel Ángel, que llegó al millón cuatrocientos mil votos que buscaba, sin saber que sus opositores llegarían a un millón seiscientos mil, aún a costa de sacrificar a un político decente como Pepe Yunes.
Partiendo de la base de que AMLO ganó por la desilusión y el hartazgo que tenía un gran sector de la población respecto de los gobiernos del PRI y del PAN. Hizo y hace falta algo a la oposición, un análisis, una autocrítica y una disculpa a la población mexicana. Mientras tanto, será difícil que muchos que no confiaron en ellos, ahora confíen, tan solo porque son la única opción que tiene el elector para que no gane Morena la cámara de diputados. Esa puede ser razón importante pero también puede no ser suficiente para ganar la mayoría.
Otro miembro del grupo, preguntó cómo podríamos saber –en nuestra calidad de ciudadanos-, cuales son las opciones que cada partido está barajando para elegir como posibles candidatos a
gobernadores, diputados federales, diputados locales y alcaldes, según el caso. Mi respuesta es que en una verdadera democracia, los ciudadanos tenemos derecho a saber y opinar sobre quienes serán los candidatos, sin embargo, en ambas alianzas, la de morena y su séquito y la de la oposición, es secreto de estado el manejo de los posibles acuerdos y precandidatos. La razón es muy sencilla, en ambos casos, los grupos de poder están buscando colocar a su gente, ya sea para ganar o para perder –sí, también hay acuerdos para poner malos candidatos y perder en ciertos distritos, como en Veracruz lo hará la alianza opositora en Coatzacoalcos para que Rocío Nahle no le lleve malas cuentas a su jefe-. Desde esa óptica, el ciudadano no tiene la opción de escoger a los mejores entre las opciones de cada partido político, sino que se ve obligado a escoger entre los ya seleccionados, llegando al divertido caso de tener que escoger el menos malo, o dicho de manera infantil, tiene que escoger entre popo, mojón y caca.
En estos momentos los ciudadanos perdemos la gran oportunidad de poder democratizar a los partidos políticos. Incluso la organización Si por México pidió la oportunidad de vetar a algún candidato de la alianza que considere impresentable, y en su soberbia, los partidos políticos negaron a esa organización y a los ciudadanos en general esa posibilidad.
A fin de cuentas, los partidos políticos son negocios de ocasión para quienes tienen la fortuna de apropiarse de un coto de poder en ellos. A cambio de negocios, dinero y prebendas, se negocian triunfos y derrotas a espaldas de los ciudadanos, que en su ingenuidad piensan que viven en una democracia.
Por lo menos, con la alianza opositora se pudo haber buscado democratizar los procesos, transparentarlos, hacerlos públicos, pero un país como México que adolece de cultura cívica pierde una vez más la oportunidad de avanzar en democracia. Ahora el elector opositor tendrá que decidir si avala a cualquier candidato que ponga la alianza, por más impresentable que pueda llegar a ser, otorgando un cheque en blanco para que continúe la NO democracia, o por el contrario, votar en contra, aún a riesgo de perder la cámara baja en 2021, pero con la oportunidad de obtener por primera vez en la vida, en un futuro, partidos políticos que sirvan a los ciudadanos y no a sus integrantes distinguidos.
Lo mismo habrá de decidir quién simpatiza con Morena, en caso de observar prácticas antidemocráticas en sus institutos políticos, (morena, partido del trabajo, partido verde).
La próxima elección puede ser el tiempo de los ciudadanos o continuar siendo el tiempo de los partidos políticos a espaldas de la mayoría de los mexicanos.
Si no cree en la antidemocracia de los partidos políticos en México, pregunte a un CDM, a un CDE, o al CEN de cualquier partido político, quienes son sus precandidatos, y verá que nadie le informa nada. Ud ciudadano sirve para votar y avalar lo que los dueños de los partidos decidan. Ud no cuenta como mexicano para elegir el rumbo de su país, más allá de optar por uno de los ya elegidos por las elites de cada partido político.
Por eso, la única solución es que los ciudadanos despierten y escojan a candidatos independientes, en un futuro, pues en el 2021 se observa muy lejana la posibilidad de que un candidato independiente pueda ganar una elección. Más aún cuando algunos solo compiten patrocinados por un partido político con el fin de quitarle votos al contrario, o buscan obtener una regiduría y prebendas por los próximos tres o cuatro años, para seguir medrando a pequeña escala de la política local. Pero la pregunta seria sería, ¿Estarán algún día los mexicanos preparados para distinguir entre candidatos independientes paleros y verdaderos? ¿Votarán por ellos? ¿Se exigirá suelo parejo para independientes y candidatos de partido? ¿Habrá presión social para cambiar las leyes, hacer más fácil ser candidato independiente, y que la competencia sea entre iguales? Yo lo dudo por las resistencias de los propietarios del presupuesto público, los propios partidos políticos, que se reparten puestos, obras y contratos públicos y prebendas.
La última palabra la tiene ud.
www.josecobian.blogspot.com elbaldondecobian@gmail.com @jmcmex |
|