Hoy 14 de septiembre de 2022 sucedió algo fuera de lo común. Una persona que admiro mucho y con la que jamás había cruzado palabra, me llamo con motivo de un comentario que realicé en un chat en el ambos participamos.
La feliz coincidencia (de participar ambos en el chat y de generar el interés de llamarme en esa persona), derivó en una llamada telefónica que fue más allá del simple comentario.
Como ambos estamos interesados en la historia, en la economía, en la política y en el rumbo que debe llevar el país, comenzamos a platicar sobre distintos temas, y llegamos a uno que me pareció de suma importancia, por eso comparto esta reflexión con mis escasos lectores.
¿Cuál es la diferencia entre los animales y el ser humano? Recordemos que incluso las plantas, nacen, crecen, se reproducen y mueren. Si en eso somos iguales, vegetales, animales y seres humanos, seguramente debe de haber algo que genere una diferencia.
Algunos dirán que esa diferencia es el conocimiento de lo finito de nuestra existencia. Ya que las plantas y los animales no perciben el concepto de muerte. Sin embargo, los avances científicos nos han llevado a considerar que animales superiores si comprenden el concepto de muerte. Se ha observado a elefantes presentando sus respetos al cadáver de un miembro de la manada, por poner un ejemplo.
También se ha visto un comportamiento que podemos interpretar como tristeza en muchas especies de mamíferos, cuando pierden un miembro de su grupo, y es de todos conocida la historia de Hachi el akita japonés que día con día regresaba a la estación de tren a esperar a su amo. O de perros que visitan diariamente la tumba de sus amos.
Así que el concepto de muerte quizá no sea el que en definitiva separe al homo sapiens del resto de los seres vivos conocidos. Por ello se han buscado otras respuestas: el lenguaje, la inteligencia, la cooperación inter especie, pero de todas estas características encontramos ejemplos en el mundo animal, conforme avanza la ciencia y la capacidad de entender el comportamiento de los seres que nos acompañan en este viaje espacial en la nave que llamamos Tierra.
De ahí, parece que nos queda la vocación de trascender. El dejar un legado que beneficie a otros seres, ya sea de nuestra especie o simplemente a otros seres vivos. Si bien se ha demostrado que los primates tienen una cultura incipientes en la cual, algunos grupos desarrollan ciertas tecnologías rudimentarias, que pasan a formar parte de la cultura del grupo, y que no existe en otros grupos de primates. Y también se ha demostrado que la comunicación de las ballenas varía en función del grupo o tribu al que pertenecen, la gran diferencia que tenemos los seres humanos es la construcción de la civilización y el bienestar en los hombros de aquéllos que nos han precedido.
Quién inventó la rueda trascendió. Quienes descubrieron la posibilidad de sembrar y cosechar plantas trascendieron. Quienes descubrieron como fabricar bronce o hierro, trascendieron. Aquéllos que descubrieron que la estrella polar o la cruz del sur podían servir de guía para los viajeros trascendieron. Sin importar si sus nombres son recordados por la historia o no, todos aquéllos seres humanos que al morir dejaron un mundo mejor, son seres humanos que han trascendido a su propia vida temporal.
Es verdad que la inmensa mayoría de los seres humanos únicamente vive su vida lo mejor que pueden sin pensar siquiera en dejar un mundo mejor. Lamentablemente esos seres humanos tuvieron una vida inútil. Todas las religiones hablan de amor al prójimo, tal parece que es el objetivo primordial, el lograr una convivencia pacífica y fructífera entre los seres humanos.
No se ha logrado la convivencia pacífica, las guerras, los abusos, el egoísmo, son la prueba fehaciente que el ser humano no ha podido ser tocado en su corazón y en su cerebro por ese amor al prójimo. Sin embargo, hay muchos seres humanos pacifistas, respetuosos, que tratan de actuar con justicia y que enfrentan el mal comportamiento de otros seres humanos, es decir, ofrecen resistencia al mal.
En cuanto una existencia fructífera, también implicaría que la generación que nos suceda, viva mejor que la actual, y si hoy comparamos la vida de casi el 99% de los seres humanos, hoy viven mejor que hace mil o dos mil años. Ese bienestar se ha logrado gracias a que la cultura humana y el conocimiento se construyen sobre los cimientos de las generaciones anteriores, y así, dando tumbos, el ser humano va mejorando su vida, generación tras generación.
Hacer algo hoy que va a beneficiar a las generaciones actuales y futuras es trascender. Ya sea un descubrimiento científico, frenar al mal en la medida de nuestras fuerzas, mejorar la vida de quienes nos rodean, de nuestros compatriotas o de toda la humanidad, -según la capacidad y oportunidad de cada quién- es
trascender. Algo que todos los seres humanos deberíamos buscar y sobre todo lograr, más allá de nuestra propia subsistencia.
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