Una ventaja de las redes sociales, es la posibilidad de interactuar con una enorme cantidad de personas diariamente, algo que sería imposible de realizar personalmente. De ahí surgen una serie de ideas y temas para tratar en estas colaboraciones. La idea inspiradora nace de la opinión de un pequeño empresario. Doy contexto:
Escribo en un chat que el problema de muchos morenistas no es que ellos deseen estar mejor o que los mexicanos mejoremos en nuestro nivel de vida, sino que lo que buscan es que todos estemos ¨jodidos¨. El pequeño empresario me responde que a pesar de las decisiones del gobierno actual y anteriores, los que trabajamos hemos prosperado, o cuando menos mantenido un nivel de vida por encima del promedio. Le comento que las políticas económicas de este gobierno durante la pandemia destruyeron más de un millón de empleos al no apoyar a los empresarios, y su respuesta es que él mantuvo su plantilla a pesar de la crisis de esos años.
Me hizo reflexionar su comentario, porque es un error muy común en nuestro país. Se denomina: ¨Falacia de la generalización apresurada¨ y se define como ¨hacer una afirmación basada en pruebas que son demasiado pequeñas. Esencialmente no se debe afirmar y decir que algo es cierto si sólo se tiene un ejemplo o dos como prueba¨. Los mexicanos lo sufrimos durante el gobierno del presidente Trump. Donald afirmó que todos los mexicanos somos traficantes, criminales y violadores. Seguramente tiene el dato de algún mexicano traficante, criminal y violador, pero eso no significa que todos los mexicanos lo sean.
La falta de conocimientos básicos de economía es evidente en la población mexicana. También es evidente que el mexicano promedio (no todos) vive en una burbuja en la cual solo le importa y se informa, de temas locales, y unos cuantos, de temas nacionales. Baste ver que una noticia en cualquier ciudad de provincia, si se trata de asuntos locales, llama más la atención que una noticia nacional, y sobre todo de una noticia internacional promedio.
El mexicano no está consciente de la diferencia que implica tener un crecimiento del producto interno bruto del 2.5% anual, comparado con un crecimiento del 1% anual. La primera opción implica que la economía crece un 16% en un sexenio, mientras que la segunda opción implica un crecimiento en el sexenio de apenas el 6%. Es decir, un 10% de diferencia.
Esa diferencia implica también que se produce un porcentaje mucho menor de inversión y de empleo para los mexicanos. El 2.5% anual era el promedio de los sexenios de Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña. El 1% anual es el promedio del gobierno del presidente López Obrador.
Cierto que hubo pandemia, pero los países que protegieron el empleo, los que tuvieron gobiernos humanistas de verdad, los que apoyaron a los asalariados (lo que aquí se afirmaba falsamente era apoyo para empresas) hoy ya recuperaron el crecimiento promedio en los años 2019-2023 que tenían previo a la pandemia. México se quedó muy corto.
Cierto que, a nivel particular, una persona pudo tener éxito económico a pesar de la crisis, como hemos visto entre los allegados al consejo de negocios que es socio del presidente López Obrador, que duplicaron su fortuna en 2019-2023. Pero eso no sirve de nada, si a la mayoría de los mexicanos les va mal económicamente. Las cifras eso indican, ya que si bien, es cierto que un 5% de la población salió del nivel de pobreza, acorde a los parámetros que su usan para medirla en México, también es cierto que el porcentaje de creación de empleos se redujo a nivel sexenal, que el salario promedio se redujo a nivel sexenal, que la economía creció un 10% menor a nivel sexenal, y que la población en pobreza extrema aumentó a nivel sexenal. Toda esta información proviene de medios oficiales.
De ahí que es posible afirmar que este sexenio, a pesar de avances en ciertos sectores en particular, tiene una deuda con México. Una deuda de tiempo perdido, de bienestar no alcanzado, de malas decisiones en la asignación de los escasos recursos públicos. Considerando que al propio presidente López Obrador le parecía raquítico un crecimiento del Producto Interno Bruto, (crecimiento de la economía de México) del 2.5% anual, los resultados de su gobierno son mucho peores.
Si consideramos a largo plazo los beneficios económicos o sociales de sus decisiones de inversión pública, de políticas públicas y de desarrollo de la democracia, sin lugar a dudas, podemos afirmar que sufrimos un retroceso mayúsculo, en lo poco que se había avanzado para quitar poder a los grupos que nos gobernaron antes de Morena. Hoy estamos peor con Morena en el poder, que durante los gobiernos del PRI y del PAN.
Si la visión del árbol impide a los mexicanos observar el bosque y sobre todo el futuro, ya será responsabilidad de los mexicanos asumir una vez más el error al escoger al próximo gobernante de México. Si se escoge la opción que lleva a libertad y crecimiento económico, es decir, si se escoge a la oposición, de todas maneras, dependerá de los mexicanos que no se repitan los errores del pasado, y continuar la ruta de avance que se trazó desde hace varios sexenios y tanto esfuerzo había costado construir.
Si México crece más rápido (como lo hizo China), más personas saldrán de la pobreza, se fortalecerá el mercado interno, habrá más consumo y por lo tanto mayor riqueza y bienestar para todos. No basta que le vaya bien a uno, es necesario que le vaya bien a todos.
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