José Miguel Cobián
Raquel Buen Rostro es una matemática profesional, capaz y valiosa. Ella era la oficial mayor de la Secretaría de Hacienda, y el presidente le ordena ahorrar en todo lo que pueda, eliminar el gasto superfluo del gobierno federal, y ella acata la orden.
Desde la óptica de una matemática, consolidar compras reduce automáticamente los precios, e implementa un sistema para consolidar compras de medicamentos. Para ello toma muy en cuenta la opinión de López Gatell, subsecretario de Salud, quién por su formación es experto y jefe de expertos en el tema.
Hugo López Gatell aprovecha la ocasión y se lanza de manera indiscriminada contra lo que él llama corrupción de farmacéuticas mexicanas. El presidente teniendo que escoger entre el ahorro y la soberanía farmacéutica, opta por el ahorro que supuestamente lleva también a un triunfo en la lucha contra la corrupción. Y así inicia el viacrucis de millones de mexicanos.
Dos datos son demoledores, el primero es que en la secretaría de salud nacional, en sus hospitales, el 25% de los medicamentos recetados no son surtidos por faltante. El segundo es que al día de hoy, no hay una sola denuncia por corrupción contra ninguna farmacéutica nacional. Únicamente hay una investigación contra Pharma, que pasó de vender cientos de millones de pesos a miles de millones de pesos durante el sexenio de Peña Nieto. Hay quien vincula directamente a esa farmacéutica con el propio ex presidente, quizá por ello, la única investigación por corrupción de farmacéuticas en este sexenio está congelada. Por ello, las acusaciones de corrupción a empresa como PISA, caen por el peso de la realidad, ante la falta de sustento y denuncias.
López Gatell por alguna razón tenía y tiene un rencor personal contra PISA y el resto de las farmacéuticas nacionales. Así que ordena a la COFEPRIS buscarle errores a las diversas fábricas. Llegan a la de Coyoacán que tiene PISA y que produce medicamentos genéricos vs el cáncer, y por razones administrativas, (ojo, no por razones de corrupción), cierran la planta, que dos años después sigue cerrada).
Los genéricos que producía la planta de PISA en Coyoacán son la columna vertebral del abasto nacional de medicamentos anticancerígenos. Algunos con patentes de más de 20 años. Debemos considerar que los genéricos tienen márgenes de utilidad muy pequeños. Esa es la razón por la cual no se han conseguido en el resto del planeta. Porque nadie está interesado en montar una planta para surtir al gobierno de México por dos o tres años, y menos a los precios a que quiere comprar el gobierno mexicano.
Hoy sabemos que los medicamentos no los pudo comprar la ONU. Sabemos que el gobierno de México no tenía idea del daño que causaría dejando de comprar a las farmacéuticas mexicanas.
Sabemos que AMLO tuvo objetivos positivos y nada criticables. Sabemos que Raquel Buenrostro hizo los cálculos matemáticos y dejó en manos de los especialistas en medicina la decisión y sabemos que Hugo López Gatell tomó la decisión equivocada, quizá incluso sin escuchar a los propios expertos de la secretaría de Salud. El ego que le conocemos al ex rock star de la salud mexicana lo delata.
La evidencia es clara y contundente. Hay ineptitud en el equipo de AMLO, quién erróneamente confió en alguien resentido como López Gatell, que no sólo ha dañado el abasto de medicamentos para niños con cáncer, sino el abasto en general de todo tipo de medicamentos, algunos de los cuales depende la vida de los pacientes.
La tragedia es mayúscula cuando pacientes con cáncer, saben que es curable su enfermedad, siempre y cuando se apliquen los medicamentos en el tiempo y la forma que establece el protocolo médico. Dejar de aplicar los medicamentos en el momento adecuado implica en muchas ocasiones, condenar a muerte al paciente. Y eso es precisamente lo que ha hecho Hugo López Gatell con su ego e incompetencia.
Además, el objetivo de reducir los precios de los medicamentos no se cumplió. Está documentado que los pocos que se han conseguido, se han pagado por encima de los precios acostumbrados antes de la llegada de la 4T al poder. Incluso hospitales públicos han utilizado su escaso presupuesto para tratar de subsanar el desabasto. Esto ha implicado también posponer operaciones urgentes y necesarias para salvar la vida de los pacientes, o para mejorar su nivel de vida.
En conclusión, ni ahorros, ni denuncias por corrupción, pero eso sí, niños muriendo, adultos con VIH reduciendo su esperanza de vida, menor número de operaciones vs cáncer de mama, cérvico-uterino y de próstata, entre muchas otras. Más mexicanos muertos o sufriendo por enfermedades curables. Y a pesar de ello, el presidente no reconoce su error, no despide a López Gatell, no cancela la clausura de la planta de PISA en Coyoacán, no presenta denuncias, y no logra por lo tanto reducir el desabasto.
Primero los pobres, ha sido su lema…. Paradójicamente son los pobres los que más sufren por la ineptitud de su administración federal, porque a fin de cuentas aunque el culpable tenga nombre y apellido de subsecretario de salud, el último responsable es y será el presidente de la república.
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