Por: José Miguel Cobián
Lo Sucedido el jueves más negro de la historia moderna de México nos
permite visualizar grandes riesgos para el país. Cuando el presidente toma
la decisión de liberar al señor Guzmán, hace lo correcto dada la encrucijada
en la cual el propio gobierno se ubicó. Por ello debe el presidente de
aceptar las renuncias del Secretario de Seguridad, del almirante y del
general secretario, así como del director del CISEN (sea cual sea su nombre
actual) y de la secretaria de gobernación. Incluso considerar la de Marcelo
Ebrard y la de el fiscal general.
En un país en el cual la seguridad está en manos de personas con
experiencia los pasos para decidir una detención de esa magnitud van en
en el siguiente orden:
1.- Se toma la decisión de detener a un personaje importante.
2. Se analiza la fuerza y poder de fuego de su organización.
3.- Se ubica geográficamente el lugar donde se encuentra cada uno de sus
lugartenientes.
4.- Se mide el número de personas que iniciarán disturbios en el momento
en que sea detenido.
Todo lo anterior no requiere mucho conocimiento. Ya se ha visto la reacción
de los diversos grupos cuando les detienen a algún líder. Nuevo León y
Tamaulipas ya han sufrido reacciones diversas, y ninguno de los detenidos
tenía el nivel del señor Guzmán.
Una vez analizado lo anterior, se analiza la segunda parte, que es la
contención:
1.- ¿Detendremos a sus segundos al mando también?
2.- ¿Tenemos la capacidad de contención suficiente para enfrentar la
reacción que vendrá?
3.- ¿Podemos ubicar suficientes efectivos capacitados y pertrechados para
cumplir la misión?
4.- ¿Están protegidos todos los posibles blancos, como funcionarios de
gobierno estatal, municipal, militar, marina y sus familias? ¿Podemos
protegerlos?
5.- ¿Qué grado de certeza tenemos de proteger a la población civil en la
zona de conflicto?
6.- ¿Estamos seguros de la información que proporciona inteligencia? ¿Es
la correcta? ¿Es Veraz? ¿Es oportuna?
Hasta entonces se aprueba el operativo. Los expertos y por expertos me
refiero a gente no solo con el grado sino también con la experiencia, deben
de decidir si la respuesta será sí o no, a cada una de estas preguntas, para
poder tomar la decisión de aprehender a alguien.
A partir de ese momento, entra en juego la logística, sólo cuando todos los
puntos están cubiertos y se ha cumplido todos y cada uno de los requisitos
para dar seguridad y lograr la captura, es cuando se da la orden. Los que
saben de esto, han vivido la experiencia de tener a su alcance al objetivo y
sin embargo recibir la orden de retirarse porque algo falló.
En Culiacán todo falló. Inexpertos jugando a ser pares de la marina
americana, se sintieron con la estatura suficiente para llevar a cabo un
operativo de esta magnitud, y al final tuvieron que doblar las manos, debido
a que no previeron la reacción, ni esperaron que tomaran a familiares de los
militares como rehenes bajo amenaza de muerte si no liberaban al detenido.
Las fuerzas de seguridad no tuvieron en ningún momento la capacidad de
contención a lo que se venía. Y el resultado es desastroso, porque hoy,
cualquiera que pueda pagar un ejército de mil o más hombres, (y el de los
señores Guzmán es muy superior en número), sabe que puede violar la ley
en México, que jamás será sancionado y que si lo atrapan, podrá ser
liberado tomando como rehén a la población civil, o amenazando con actos
terroristas.
La seguridad no es un juego. El gobernar no se logra tan solo con sentido
común. Se requiere información, se requiere de experiencia. Se requiere
de un sistema de inteligencia como el que se desmanteló a inicios del
sexenio. Se requiere un cuerpo militar motivado y seguro de que será
cuidado y protegido desde el poder político. Se requiere que el almirante
secretario y el general secretario sean un referente para las fuerzas
armadas, motivo de orgullo y no de rechazo. Durazo no ha tenido
experiencia de campo en el tema. Se comprende que el presidente tampoco,
pero un presidente no está obligado a conocer de todo, a lo que sí está
obligado es a rodearse de gente experta, no de amigos. La ruta de los
errores, está muy clara, falta la voluntad política para corregirlos.
Mientras tanto falta la reacción de Mr. Trump, ya que se sabe el operativo
de ubicación y detención fue coordinado con fuerzas de Estados Unidos.
Salvo que ellos mismos hayan aprobado la claudicación del estado
mexicano, la reacción puede ser terrible.
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