Dejando de lado que todos los gobiernos y la mayoría de los gobernantes mexicanos son corruptos, ha habido en el pasado reciente de México solo dos presidentes que lograron llevar a cabo planes para mejorar el futuro de México: Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña Nieto. El gran problema del gobierno de Andrés Manuel López Obrador no es la corrupción que todos vemos y conocemos, en eso está actuando como un gobierno mexicano un poco más depredador y más cínico que los anteriores. El verdadero problema de AMLO es que su horizonte de planeación y gobierno no pasa del 31 de diciembre de 2024.
El mundo está cambiando, llevamos más de 15 años observando como el policía del mundo, el país cuyas acciones permitieron un desarrollo económico sin precedentes a partir de la segunda guerra mundial, está mirando su ombligo. Esa supremacía naval permitió el comercio seguro y por primera vez en la historia, sin piratería en todas las rutas marítimas. El comercio entre Europa y el lejano Oriente floreció, se estableció una nueva ruta de la seda, ahora por mar. La construcción del canal de Suez acercó a Oriente y Occidente aún más. Incluso los adversarios de Estados Unidos obtuvieron gratuitamente la seguridad de sus rutas comerciales.
Conforme los americanos dejan de patrullar y controlar los mares, el problema de seguridad crece para los países europeos, y para países como China, India, Corea, Vietnam. Potencias medias como Irán generan mayor tensión en los mercados petroleros al poner en riesgo el abasto de petróleo de medio oriente por mar, -recordemos que llevan seis buques tanque detenidos en los últimos meses-.
La mayoría de los países depende del comercio para el funcionamiento de su economía. Pocos países son autosuficientes en cuanto a materiales específicos o de difícil acceso, y sin ellos, buena parte de su industria se paraliza. Si consideramos además, que el libre comercio mundial ha posibilitado que un producto que llega al consumidor final, contenga partes de más de 20 o 30 países diferentes, imaginemos el problema que causa cualquier faltante en la cadena de suministro, eso es lo que han imaginado los países que han decidido no depender en dichas cadenas de suministro, de países dirigidos por dictadores, países sin contrapesos democráticos, países en los cuáles un solo hombre toma decisiones, que podrían poner en riesgo dichas cadenas de suministro. En pocas palabras, es el origen del Nearshoring, que en pocas palabras significa producir en un país cercano a nuestras fronteras, que garantice mano de obra barata y eficiente.
Dos problemas son los que enfrenta la mayoría de las economías desarrolladas, uno es el envejecimiento de la población, que afecta dos líneas fundamentales que son el consumo interno y el empleo. El segundo es el abastecimiento de materias primas para su industria. Hay países que enfrentan retos graves que pueden causar que reduzcan su importancia en la economía mundial, los dos más importantes son China y Alemania, pero en general toda la Europa Occidental enfrentará retos muy importantes en las próximas dos décadas, con la excepción de Francia.
No intento en esta colaboración explicar a detalle los retos que enfrentan los países que menciono, ni cómo afecta la recomposición de la pirámide poblacional el futuro de las economías, o los beneficios que trajeron los gobiernos de Salinas y Peña, simplemente trato de dar un punto de vista, y el lector interesado podrá investigar por su cuenta los detalles de cada tema.
En el caso de México, tenemos un país cuya geografía juega en contra de la comunicación, productividad y desarrollo económico. Tenemos climas muy cálidos en las costas, en muchos casos junto a la costa nos encontramos directamente con montañas que impiden aprovechamiento intensivo de la agricultura, o con desiertos que la hacen imposible. El abastecimiento del agua en el país está ubicado en el sureste, que es la parte más atrasada en términos de educación y desarrollo económico. Tenemos pocas vías de comunicación por tierra, y la mayoría están bajo riesgo de asaltos por la colusión entre criminales y autoridades de seguridad. Nuestros ríos no son navegables, y tiene prácticamente cien años que no se construye una nueva vía de ferrocarril con fines estratégicos tomando en cuenta la economía.
De los cuatro proyectos magnos del gobierno federal, la destrucción del proyecto del aeropuerto de Texcoco frenó el desarrollo económico del centro del país de una manera brutal, y el aeropuerto Felipe Ángeles es un aeropuerto de tercera clase, sin vías de acceso y sin equipo para funcionar como un mediocre sustituto. El proyecto del tren de Yucatán no trae un beneficio económico real, y todas las corridas financieras muestran que será deficitario por los próximos 30 años, es decir costará a los mexicanos en lugar de traer beneficios. La refinería Olmeca es un fracaso anunciado, sabemos que también tendrá que ser subsidiada, y el engaño sobre los costos causa un daño brutal al erario, nos ofrecieron que se construiría en 8,000 millones de dólares, y sus costos ya rondan los 20,000 lo que implica que nos costará más del doble, y si comparamos con los costos de refinerías funcionando, y que se venden en Estados Unidos, entendemos que con ese presupuesto se podrían haber comprado entre siete y diez refinerías con la misma capacidad de producción, pero comprarlas hubiera impedido el saqueo propio del gobierno de México.
El único mega proyecto que tiene sentido económico es el del corredor del Istmo de Tehuantepec, que curiosamente es el que menos avance lleva, y el que menos publicidad recibe por parte del gobierno federal. También es el más fácil de hacer, dado que es una línea recta, en territorio mayormente plano entre ambos océanos, y sin embargo, está prácticamente olvidado por el gobierno federal.
México requiere de enormes cantidades de inversión por parte del gobierno federal y estatales, para construir infraestructura de comunicaciones, la cual favorece el crecimiento del comercio y la industria. Requiere de una legislación cada vez más amigable con la inversión y las empresas. Durante este gobierno no se está invirtiendo en el futuro de México, porque la intención es mirar hasta el 24, y después ¨el diluvio¨. Tampoco se ha trabajado en legislar a favor de la inversión y el empleo, al contrario, el gobierno se ha convertido en el primer enemigo del desarrollo económico de México, con su capitalismo de cuates, que solo beneficia con contratos a los propios funcionarios del gobierno vía prestanombres, y a los grandes empresarios de siempre, pegados a la ubre presupuestal.
Va a costar mucho tiempo reparar el daño que el gobierno de López Obrador le ha causado al presente y futuro del país, pero eso no lo pueden entender quiénes reciben dádivas (mínimas por cierto), a cambio de convertirse en cómplices y defensores de aquéllos que hoy saquean el país y dañan a las futuras generaciones de mexicanos. Es una infamia haber frenado el camino para que México se convirtiera en un país desarrollado.
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