Por: José Miguel Cobián
Si con alguien puede estar molesto el día de hoy el presidente López Obrador, es con su consejero estrella, el Dr. Hugo López-Gatell Ramírez. Es de sobra conocido que uno de los pasatiempos favoritos del presidente además del beis bol, es la lucha electoral. Puede no estar muy informado en otros temas, pero sí de elecciones y comunicación se trata, es un experto gracias a la experiencia de tantos años. Por ello, porque conoce del tema, su molestia debe de ser monumental.
Ha trascendido que en las reuniones de gabinete, tanto formales como informales, el Dr. López-Gatell ha sido un gran opositor a todas las medidas que los científicos de todo el mundo han sugerido aplicar. Tal parece que el trauma de la humillación de 2006, cuando fue despedido durante la epidemia de AH1N1 surgida en México, todavía perdura y ha logrado que en la mente del hombre de ciencia exista un enorme rechazo a lo que sus propios pares señalan en todo el mundo.
Así, gracias al libro de la querida Laurie Ann, ha quedado desnudado a ojos de todo el país nuestro líder anti-COVID, al grado que no vale la pena enumerar ni una sola de sus pifias y errores, que de manera tan ordenada y cronológica ha exhibido una de las pocas científicas mexicanas, egresada de Harvard, que se ha atrevido a levantar la voz contra las medidas equivocadas aplicadas por el gobierno de México.
A ojos del presidente, el Dr. López-Gatell se ha convertido en un tonto útil, ya que es el chivo expiatorio de todos los errores y los males cometidos por su gobierno, en el tema de la pandemia. López Obrador no tiene la obligación de conocer cómo controlar un brote epidemiológico, y a ojos de los mexicanos, acudió al experto de más alto rango en su administración. Así, las fallas no son del presidente sino del que debía saber y no supo cómo manejar la pandemia.
El problema llega a convertirse en un problema presidencial cuando se llega al tema de las vacunas. Originalmente el Dr. López-Gatell se negó a adquirir de manera anticipada las vacunas, es decir, para manejarlo en términos coloquiales, a firmar el contrato y dar el enganche a las farmacéuticas para que México, tuviera acceso pronto a las vacunas, mismas que las farmacéuticas están entregando exactamente en el mismo orden en que fueron ordenadas y apartadas por los distintos gobiernos.
El gobierno de México no hizo sus pedidos en tiempo. El presidente pensó que se trataba simplemente de llegar con el pedido en el momento en que su gabinete se pusiera de acuerdo, y dejó pasar el tiempo, un tiempo precioso para contener la pandemia en el país. Fue engañado o quiso engañar a los mexicanos y cuando supo que a México le entregarían vacunas hasta bien iniciado el segundo semestre de 2021 o hasta 2022, declaró que México cedía sus vacunas a los países pobres, vacunas que no podía ceder porque no las tenía disponibles. Una de las
declaraciones más desafortunadas, pues los mexicanos en pleno le recordaron que su obligación es cuidar a la población del país y no la del extranjero. Desgaste político innecesario, ya que todo era mentira. Simplemente México no tiene acceso a las vacunas en los tiempos que al presidente le dijeron que las tendría, porque no las solicitó de manera anticipada en el momento adecuado. Providencialmente Pfizer reacondiciona una planta y eso permite justificar en parte un retraso, que nada tiene que ver con ese reacondicionamiento, pero que ayuda mucho ante la opinión pública.
El gobierno está enredado en sus propias mentiras. Crearon con su narrativa (propaganda) expectativas que no van a poder cumplir. Hoy incluso se reciben llamadas en casas de adultos mayores para preguntar si pueden y quieren acudir a vacunarse o tendrían que vacunarlos en casa. A sabiendas de que no podrán iniciar una vacunación antes de agosto o septiembre. Se trata de generar expectativas, para mantener la ilusión, cuando menos hasta el día de la elección.
La vacuna CanSino ha sido probada a nivel internacional, y se sabe que en adultos mayores de 60 años debe de ser aplicada en dos dosis. López-Gatell le vendió la idea al presidente de que podría ser usada para vacunar adultos mayores ya que su manejo es más sencillo que la de Pfizer y de Moderna, pero no le comentó ese pequeño detalle. Así que la vacuna china tendrá que ser reevaluada si el interés por la salud está por encima del interés electoral.
En el caso de la vacuna Sputnik, ésta no ha sido aprobada ni por Europa ni por Estados Unidos o Canadá, debido a que no ha presentado pruebas de haber cumplido con la fase tres con el debido rigor. Al grado de que Alemania le ha ofrecido a Rusia su apoyo, tanto para cumplir con la fase tres, como para mejorar la vacuna hasta que realmente sea efectiva, y pueda recibir la aprobación. Cabe aclarar que la información que se tiene es mínima, que incluso el presidente Vladimir Putin no se la ha puesto debido a que está contraindicada para adultos mayores de 60 años, y lo más importante, se aplican dos dosis, con principios activos diferentes, y Rusia está teniendo muchos problemas para producir la segunda dosis.
Quizá el cálculo del Dr. López-Gatell, en su soberbia e incapacidad de reconocer sus errores, sea que no importa la seguridad en la cadena de frío en el caso de las vacunas de Pfizer y Moderna, no importa que la opinión pública exija que se vacune primero a Médicos y enfermeras, y después a población vulnerable, él decide que se vacunen maestros en Campeche porque urge volver a la normalidad; decide también que los servidores de la Nación reciban la primera dosis, a pesar del riesgo de que los médicos no reciban la dosis de refuerzo a tiempo. López-Gatell juega con la vida y muerte de mexicanos todos los días. Sus decisiones nos han costado quizá un 80% de las 400,000 muertes que lleva el país por COVID. Y sigue tomando decisiones equivocadas.
A la población se le informa que se van a adquirir 24 millones de dosis de la sputnik. Se anuncia con bombo y platillo que hay avances en COFEPRIS cuando en realidad sólo el comité de moléculas nuevas de COFEPRIS aprobó la fórmula, pero todavía no se tiene el expediente completo y como López-Gatell sabe que podría ser juzgado como criminal por sus actos el próximo sexenio, no se
atreve a ordenas que sea aprobada para su uso de emergencia, sin antes contar con cierto grado de seguridad.
Por último, todas las vacunas tienen un porcentaje de personas a las que no les sirven. Se le llama porcentaje de efectividad. En ese porcentaje pueden entrar los médicos y enfermeras que ha muerto por COVID a pesar de haber recibido ya las dos dosis de la vacuna Pfizer, y también los muertos por COVID entre la población en general a pesar de haber sido ya vacunados. El problema radica en que los mexicanos merecemos saber si murieron por mal manejo de la cadena de frío, por mal manejo en las fechas de aplicación del refuerzo, o por mala calidad de las propias vacunas. Usar un programa masivo de vacunación con vacunas que no tengan efectividad comprobada o no cumplir las fechas de vacunación de refuerzo, darán una sensación de falsa seguridad y los mexicanos seguirán muriendo por negligencia gubernamental.
Mientras tanto, se juega a permitir que todo mundo importe vacunas cuando no cuentan con aprobación de COFEPRIS salvo de la de uso de emergencia, lo cual impide que gobiernos estatales e iniciativa privada las pueda importar. Además de que las farmacéuticas que hoy reciban un pedido, estarán en disposición de surtirlo a fines de 2021 o a mediados de 2022.
Es un juego perverso el uso de las vacunas con fines electorales, en medio de una población que no investiga, no lee, y sobre todo, no tiene acceso a los contratos (si es que existen) de compra del gobierno federal, porque fueron reservados hasta después de terminar el sexenio actual.
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