He querido ver a través de los ojos de Donald Trump el problema migratorio con México para buscar si hay algo más allá de la simplista respuesta mexicana que indica que todo se debe a su propio interés de lograr su reelección. Lee como si el presidente de los Estados Unidos comentara lo que sigue:
En principio tenemos al sur de nuestra frontera a un país que acaba de cambiar su gobierno por uno de corte populista, lleno de contradicciones ideológicas y con graves problemas para hacer funcionar el sistema de gobierno. Además de ello, el propio presidente López ha ofrecido una especie de bienvenida a los migrantes que deseen cruzar por México para llegar a Estados Unidos.
Además de ello, la cooperación con las agencias de seguridad mexicanas ha caído a niveles mínimos, no por falta de interés del señor Durazo, sino por la incapacidad manifiesta de los nuevos mandos de seguridad nacional. Despidieron a nuestros interlocutores, y ahora nadie sabe nada. Mi jefe del FBI, junto con algunos asesores de seguridad nacional se han reunido desde abril y mayo con la gente de seguridad en México y tienen la misma impresión que el agregado comercial de la embajada. Nada funciona con el nuevo gobierno. Lo cual sitúa a mi país en un riesgo que no deseo correr.
Estoy en vísperas de iniciar mi carrera hacia la reelección, por ello, lo último que yo deseo, es sufrir un atentado terrorista en mi territorio. Hoy el punto más débil de la seguridad nacional es la frontera Sur, Ya que si bien, las fronteras de México siempre han sido porosas e inexistentes, hoy todavía lo son aún más. De ahí surge que lleven un 10% de su guardia nacional a su frontera sur. La información que tenemos es que no sólo centroamericanos han cruzado hacia Estados Unidos, también africanos, Indios, y árabes. El riesgo de un ataque terrorista se ha elevado gracias a la frontera porosa de nuestro aliado al sur. Todo mundo escuchó el llamado y la invitación del presidente López y se volcaron antes de que ese espacio se cierre.
Se muy bien que por la frontera sur de México nos llega más o menos la mitad de todas las drogas que consumimos, eso no me preocupa, así ha sido y así será. Entiendo que México jamás ha cuidado sus fronteras, pero hoy para mí si importa que las cuiden. Sus agentes de migración son los más corruptos del mundo y eso no lo podemos permitir.
México tendrá que detener el flujo de migrantes, tendrá que vigilar sus fronteras, tendrá que cooperar incluso más que antes, con nuestras agencias de seguridad nacional, e incluso, eventualmente tendrá que convertirse en un tercer país seguro, es decir, los solicitantes de asilo ya no llegarán a Estados Unidos, ahora recibirán ese asilo en México.
Este momento es el adecuado, a raíz de la llegada del presidente López la economía mexicana se ha deteriorado a pasos agigantados. La percepción que tienen los analistas de la CIA es que hoy por hoy, a Estados Unidos le conviene un México débil, pues harán todo lo que les pidamos y pagarán cualquier precio por evitar un daño mayor a su economía… bueno, casi cualquier precio, porque el ego del presidente es de tal nivel, que jamás reconocerá sus errores. Nosotros tenemos que ir administrando la crisis económica de México, impedir que sea tan débil que genere gran tráfico de refugiados e indocumentados mexicanos, pero lo suficientemente débil para que acaten nuestras órdenes.
El análisis ha sido el correcto, apenas anuncié que impondría aranceles, mandaron al canciller. Lo dejamos esperando varios días, haciendo el ridículo a nivel internacional, y dejando en claro quienes son los que mandan en esta relación. Hubo un par de analistas que pronosticaron que México buscaría aliados entre los países europeos y asiáticos, que acudirían a los métodos de arbitraje internacional debido a que tenemos firmado un tratado de libre comercio vigente. Que aguantarían incluso la presión de un pequeño aumento en los aranceles, y que al final yo, Donald Trump hubiera tenido que ceder, reconociendo mi error al haberlos aplicado.
A fin de cuentas, la novatez, la ignorancia y la incapacidad de comunicación del gobierno de López con el exterior impidió que tuvieran la mínima defensa. Ellos si supieran de relaciones internacionales, no hubieran enviado a su canciller al día siguiente a mi país, al contrario, hubiera intentando una cita, y mientras tanto hubiera acudido a expertos mexicanos, para que le orientaran sobre las reglas del acuerdo de libre comercio vigente y de las oportunidades de arbitraje que tendría México si yo aplicaba los aranceles de manera ilegal y unilateral. Hubieran estudiado a fondo sus ventajas, como acudir a los demócratas, y a los republicanos que representan estados afectados por el arancel. A fin de cuentas, algo hubieran podido hacer, pero no se atrevieron, no podían porque ellos mismos saben que sus errores los han puesto contra la pared y que su economía es terriblemente frágil. No se atrevieron a doblar la apuesta y perdieron todo.
Hoy el mensaje es que el presidente de Estados Unidos puede poner de rodillas a su país, por lo tanto cada cuarenta y cinco días vendrán a Washington a ser evaluados. Además, lo más maravilloso es que ellos van a correr con todos los gastos. No siguieron el ejemplo de Turquía que cuando recibió al millón de sirios, también recibió seis mil millones de euros de la comunidad europea, para paliar los gastos que esa crisis generaría en su país. Como nunca, Donald Trump obtuvo un victoria redonda y logré que México pague por el muro, porque ahora los mexicanos serán el muro. Me falta presumirlo. Lo haré en su momento. Como también en su momento se volverá México tercer país seguro. Victoria absoluta para la administración de Donald Trump.
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