… y siguen haciendo lo mismo, militarizar la seguridad pública, llegar tarde a cualquier evento dónde la ciudadanía sea puesta en peligro. Afirmar que cualquier acto de violencia grave demuestra que se va ganando la guerra contra el crimen. Afirmar que se llevarán a cabo acciones hasta las últimas consecuencias (y no pasa nada). Detener una cantidad significativa de personas anunciarlo con bombo y platillo, para después discretamente dejarlas libres porque no se pudo probar su participación en los hechos delictivos. Segundos después de haber terminado la violencia dan explicaciones sobre cuáles integrantes de que grupo generaron la violencia, nombres, datos, razones, etc. Dejando la duda en el ciudadano, sobre ¨Si ya sabían de antemano todo eso ¿Por qué no los detuvieron?. Y quizá lo más grave de todo, es que los ciudadanos sabemos que esos hechos de violencia que nos escandalizaron en esta ocasión volverán a suceder, en el mismo o en otro lugar del territorio nacional, volveremos a escuchar las mismas explicaciones y seguiremos en una espiral de violencia que el estado no sabe, no puede y no quiere reducir ni enfrentar, para proporcionar seguridad a los mexicanos a lo largo y ancho del territorio nacional.
La solución a muy largo plazo, pasa por mejores oportunidades de preparación y posteriormente de trabajo para los mexicanos. Pasa también por combatir la pobreza extrema, esa que desespera a tal grado, que permite considerar poner en riesgo la vida por unos cuantos pesos (o por muchos millones), ya que no hay otra salida para millones de mexicanos.
La solución demanda instituciones muy sólidas: Un estado con tres poderes que funcionen de manera independiente, pero también de manera eficiente (eficiencia palabra desconocido en los tres poderes de la unión y en los tres niveles de gobierno en el país). Fortalecer a las policías estatales y municipales, elevar diez mil veces la pésima eficiencia de las fiscalías estatales y federal, elevar también la eficiencia y combatir la corrupción y la impunidad tanto en fiscalías como en el poder judicial. Convertir las prisiones en centros de readaptación social, evitar que sigan siendo cotos de poder y hasta de refugio de bandas delictivas.
Por increíble que parezca, México camina en sentido contrario. La educación no ha sido prioridad para el gobierno en este sexenio, si acaso el único interés que ha mostrado el presidente en el sector educativo ha sido para aprovechar el poder electoral de los dos sindicatos de maestros, y hoy deja en manos de la CNTE la secretaría de educación pública. Sin planes ni programas que impidan que niños lleguen a tercero de primaria sin saber leer y escribir, o a primero de secundaria, o a niveles superiores, nada podrá funcionar en el país.
Si las oportunidades de trabajo para las generaciones futuras se cancelan, o cuando menos se reducen, al reducir la voluntariamente la inversión extranjera y la nacional, al no otorgar seguridad jurídica al capital, al no producir suficiente electricidad para que se instalen nuevas industrias, al tirar por la borda oportunidades que surgen una sola vez, como la posibilidad de que México sustituya a China como proveedor del principal mercado del mundo. Todo eso hipoteca el futuro de las próximas generaciones de mexicanos.
Sin una buena preparación, los jóvenes mexicanos están incapacitados para competir con buenos resultados a nivel mundial, en una economía que ha empequeñecido el mundo y lo ha convertido en un lugar al que todos podemos tener acceso vía internet. Hoy y en los próximos años la competencia será mundial.
Jóvenes que apenas saben leer y escribir, no podrán como hoy sucede, comprender un párrafo, o realizar una operación aritmética sencilla. Mucho menos aspirar a convertirse en los ingenieros o científicos que el mundo demande en los próximos años.
México es una tragedia por donde se vea. Un estado que no cumple con sus funciones y ciudadanos desentendidos de todos los asuntos públicos. Es el país de la improvisación y del ahí se va.
Mientras resulta evidente que el gobierno mexicano no posee el control territorial de todo el país, el presidente López Obrador en su mañanera exhibe videos de actos de delincuentes que aterrorizan a los mexicanos, autobuses y negocios incendiados, civiles atacados con armas de fuego, terror para miles de habitantes de cada ciudad y estado que sufre la violencia de las bandas criminales, y el presidente SONRÍE, afirma que todo está controlado, e incluso acusa de manera absurda a sus imaginarios enemigos de siempre.
La desazón y desesperanza cunde, quien busca justicia sabe que no la va a encontrar, quien busca apoyo y seguridad, sabe que llegarán cuando ya no sean necesarios. Donde quiera se ven comentarios de este tipo: ¨Tú bien sabes que siempre habrá errores , pero lo que estamos viviendo en muchos sentidos y sobre todo en relación a la inseguridad llegó a su límite......quienes hemos sufrido en la familia de robos, asaltos y muchas cosas más , y que no hemos tenido eco al solicitar respuesta a nuestros reclamos, creemos que no hay otro camino que cortar por lo sano y entre más pronto mejor, si no hay respeto por la vida de muchos inocentes, si no hay respuesta de las autoridades , si se respetan más los derechos humanos de los delincuentes que de los ciudadanos , no hay más que un solo camino que nos puede llevar al orden¨
Quiero pensar que la solución propuesta es la de votar para cambiar al partido en el poder, pero la desesperación ha llevado a muchos mexicanos a irse a vivir a otro país, a hacerse justicia por su propia mano, a formar parte de bandas rivales de aquéllas que dañaron a su familia o patrimonio, a pensar que un golpe de estado sería una solución rápida para un problema de mal gobierno, y la peor de todas, a que habrá que organizarse para que si no es posible por las buenas, sea por las malas que resolvamos estos problemas del país. @jmcmex elbaldondecobian@gmail.com https://josecobian.blogspot.com/2022/08/tres-sexenios-de-fracaso-en-seguridad.html |
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