José Miguel Cobián
Una potencia militar invade un país vecino, sin que medie provocación alguna. Un gobernante autoritario observa con temor y desconfianza como un país vecino camina lenta pero inexorablemente hacia una democracia funcional y le causa temor, el odio a la democracia lo motiva a iniciar una invasión en gran escala. Millones de Ucranianos son desplazados, iniciando una crisis humanitaria sin ningún motivo. Rusia Invade Ucrania violando todas las leyes y tratados internacionales. Miles de Ucranianos morirán como consecuencia de este acto criminal Ruso.
Mientras en Estados Unidos los republicanos hasta unas horas antes de la invasión defendían y aplaudían a Putin. Mientras Trump afirmaba que Putin era un genio, en México, el presidente de la República en la mañanera del 24 de febrero, se expresaba como aspirante a Miss Universo, con frases vacías, llenas de lugares comunes, sin atreverse a expresar la más enérgica condena ante una invasión a todas luces ilegal y criminal. Sus palabras fueron las siguientes (y cito textual):
¨En términos de política exterior, nos vamos a seguir conduciendo eeeeh, promoviendo que haya diálogo, que no se utilice la fuerza, que no haya eeeeh, invasión, no estamos eeeeh a favor de ninguna guerra, México es un país que siempre se ha pronunciado por la paz y por la solución pacífica de las controversias, incluso está en nuestra constitución, en el artículo 89, es un principio de política exterior, la solución pacífica de las controversias, y esa es la postura internacional de México, es lo que ha dado a conocer la Secretaria de Relaciones exteriores, y va a seguir siendo esa la postura, la no intervención, la autodeterminación de los pueblos y la solución pacífica de las controversias.¨
Esta declaración del presidente de México muestra una profunda ignorancia de la posición geopolítica de México en el mundo. Desconoce la historia gloriosa de la diplomacia mexicana, muestra su desconocimiento de la forma de actuar del gobierno mexicano durante otras crisis similares, en las cuales, todos los presidentes, todos los gobiernos, condenaron de manera directa e inmediata las agresiones a pueblos independientes.
El presidente de México por razones ideológicas se olvidó que México es vecino de Estados Unidos, desconoció que somos el segundo o tercer socio comercial más importante de la primera potencia económica y mundial del mundo. Generó preocupación en el gobierno del país del cual depende el bienestar económico de México, gracias a los
acuerdos comerciales firmados. Por ello, no se atrevió a condenar abiertamente las acciones de Rusia en Ucrania.
Es decir, AMLO renunció a la tradición diplomática mexicana y al sentir de la mayoría de los mexicanos, al no condenar la invasión de Rusia. También enrareció la relación entre Estados Unidos y México aún más, con lo cual, priva al país de oportunidades para aprovechar tanto la tensión con China como las posibles consecuencias de las sanciones de occidente a Rusia, que permiten la posibilidad de crecimiento de inversión y empleo en México y de la actividad comercial e industrial interconectados con nuestros socios comerciales.
El presidente de la república al actuar como lo hizo, muestra una de tres posibilidades, la primera es que puede estar totalmente desconectado de la realidad y por ello desconoce las consecuencias de sus actos. La segunda es que las versiones dentro de palacio que no escucha a nadie sean reales y por lo tanto se niegue a escuchar consejo de los que saben, por lo cual su soberbia es la mala consejera que lo lleva a cometer este tipo de errores que afectan a todos los mexicanos y la tercera posibilidad es que esté plenamente consciente de sus actos, y los realice de manera premeditada, por algún motivo personal, olvidando que su puesto no le fue otorgado para venganzas personales, sino para gobernar buscando el mayor beneficio para los mexicanos. Es decir, se olvida de los intereses de México para llevar a cabo su agenda personal.
En cualquiera de los tres casos, tanto los republicanos simpatizantes de Trump como el presidente mexicano simpatizante de Trump, tuvieron que recular respecto de su actitud, y mientras los trumpistas entendieron el daño que le harían a su partido al defender y apoyar a Rusia, el presidente decidió que podía recular o reducir los daños causados por su declaración ¨Paz Mundial¨, enviando al Canciller a pronunciar una enérgica condena por los actos realizados por voluntad del Dictador que manda en Rusia.
Insisto en señalar a los trumpistas, porque todo parece indicar que el presidente López Obrador ha decidido sabotear en todo lo posible y en la medida de sus posibilidades al gobierno de Joe Biden, con la finalidad de apoyar a su amigo Dunal Trun en sus aspiraciones de regresar a la presidencia de Estados Unidos en el 2024.
México no tiene el tamaño, la inteligencia ni el poder suficiente para influir en una elección en Estados Unidos. Andrés Manuel López Obrador es todavía mucho más pequeño para aspirar a ello. Ya en la elección de 2020 quedó muy claro, que ni la sumisión, ni el apoyo del presidente de México a Trump sirvieron de nada. México se
alineó con el perdedor de esa elección y no ha sufrido consecuencias mayores gracias a que Biden y quienes lo acompañan en el gobierno son políticos profesionales. Si ellos gobernaran como se gobierna en México, en base a ocurrencias y caprichos, en base a venganzas y rencores, la posición de México sería mucho peor ante USA y ante el mundo entero.
Sólo hay que recordar que los políticos profesionales son muy sutiles, usan guante de seda, pero cubren una mano de acero que aprieta lenta pero inexorablemente. Ni a México ni a su presidente le conviene pelear con sus vecinos poderosos, tampoco con la primera potencia económica y militar del mundo. ¿Entenderán esto los bolivarianos en el gobierno de México?
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