José Miguel Cobián
El presidente Peña Nieto comentó que no hay mandatario que se levante en la mañana y se ponga a pensar en cómo joder a su país. Y tenía razón, por lo menos hasta su mandato. Luego llegó López Obrador y todo cambió, porque tal parece que muchas de sus decisiones las toma pensando en dejar a México más vulnerable ante las potencias mundiales.
Ejemplos sobran, como la falta de apoyo a productores de cárnicos en Tamaulipas, o la desaparición de los fondos de apoyo para los agricultores, esos que nos proporcionan los alimentos vegetales diarios. Exportamos más productos agrícolas a Estados Unidos pero atendemos la demanda de allá, mientras padecemos faltantes hasta del maíz con que se hace la tortilla.
Y en tecnología estuviéramos, parece que el gobierno de Morena es enemigo jurado del conocimiento y la tecnología. Hoy voy a comentar respecto de los vehículos eléctricos.
Para que un país tenga una red funcional de electrolineras, deberían de existir alrededor de 70,000 bombas de abasto eléctrico para 2,023, en dos años más deberíamos llegar 120,000 puntos de recarga en 2025 y cuando menos 340,000 en el año meta de 2,030. México para ser un país viable para usar autos eléctricos requiere de una enorme infraestructura de puntos de abasto públicos, además de los que se instalen en casas de los propietarios de estos vehículos. Porque muchísimos propietarios de automóvil no poseen un garaje dónde guardarlo y dónde cargar sus baterías. Por comparar, en España el 60% de los propietarios de vehículos eléctricos depende de puntos públicos para cargar sus baterías.
México posee 1,012 centros de recarga para vehículos eléctricos o híbridos plug in según información a mayo/2023 del Instituto Mexicano del transporte. Comparado con los 340,000 que serían la meta para 2030, podemos entender que el gobierno federal simplemente se desentendió de ese asunto, ignorando que la tendencia es a electrificar la mayor parte de los automóviles para 2030. Por ejemplo, Kia ya anunció que todos sus autos serán eléctricos para esa fecha.
Siendo México uno de los países que más automóviles produce y exporta, deberíamos de ser pioneros en la instalación de electrolineras a lo largo y ancho del país, pero tenemos un grave problema, la CFE no tiene capacidad de incrementar la producción de electricidad ni siquiera para atender las necesidades futuras de la industria que se instale en México por el Nearshoring.
Las decisiones que se tomaron durante este sexenio, dejaron a México en una posición más vulnerable respecto a la industria eléctrica y ahora sufrimos la presión de nuestros socios comerciales para corregir a la brevedad las decisiones erróneas que se han tomado a lo largo del sexenio. Recordemos que la crisis de los gasoductos terminó con pagos más
pequeños, pero a mayor plazo, que medidos a valor presente neto generaron una pérdida para la nación de 500 millones de dólares.
Y que decir de la compra a Iberdrola de plantas existentes en el país que ya abastecían la red eléctrica. No se incrementó ni un watt la producción nacional, pero se gastaron 6,000 millones de dólares o 120 mil millones de pesos en esa compra por capricho, cuando ese dinero bien pudo invertirse en mejorar y aumentar las líneas de distribución de electricidad, mismas que son un cuello de botella desde principios del sexenio, o incluso, plantas nuevas de producción de electricidad para incrementar la producción nacional.
Si usted es un mexicano consiente que quiere ayudar a reducir el impacto de su automóvil en el cambio climático, tiene que enfrentar mil problemas para tener y gozar de un auto eléctrico. Por mencionar algunas, en países civilizados (con eso quiero dejar claro que México no es un país civilizado), los gobiernos otorgan no solo exención de impuestos, sino hasta un subsidio para la adquisición de vehículos eléctricos, en especial cuando los adquieren gremios de uso intensivo, como los taxistas, con lo cual se estimula la compra y uso de dichos vehículos. Permanentemente se amplían las redes de abastecimiento de electricidad, es decir, mediante estímulos fiscales se fomenta la inversión por parte del sector privado, y por otra parte, se crean espacios púbicos en todos los municipios, donde el propio municipio instala puntos de recarga eléctrica.
Se legisla y se crea una oficina de verificación, para que los puntos de carga, estén en óptimas condiciones y se eviten robos o ineficiencias por equipos dañados. Y sobre todo, desde el gobierno se establece la logística de abastecimiento en las distintas carreteras del país, incluyendo el tipo de recarga en función de la existencia de eléctricos en el mercado. Por ejemplo, mostraré los parámetros europeos: un punto de 50kW por cada cien eléctricos puros, uno de 150kW y otro de 250kW por cada mil eléctricos puros.
Se entiende la pesadilla de cargar un eléctrico en vacaciones, con enormes filas de autos en las gasolineras que tardan menos de diez minutos en llenar un tanque. La tecnología avanza y ya hay baterías experimentales que se cargan de 20 a 80% de su capacidad en 8 minutos, con una autonomía de 800 kms.
Estar en manos de gobiernos que miran al pasado sin pensar en el futuro es un precio que pagamos los mexicanos para no incorporar a la población mexicana al desarrollo científico mundial. Nos convertimos en importadores netos de tecnología y desarrollos científicos. Somos dependientes al 100% del exterior, y ni siquiera nos preparamos para los cambios que vienen en un lapso no mayor a seis años.
Si un político solo piensa en beneficios económicos personales y de grupo, además de concentración de poder, jamás planeará el largo plazo para beneficio de sus gobernados.
elbaldondecobian@gmail.com @jmcmex
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