Unos cuantos mexicanos aspiramos a que nuestro país forme parte del concierto de naciones desarrolladas. Aspiramos a que la mayoría de los mexicanos tenga un mejor nivel de vida, y a que nuestro país sea reconocido y respetado en todo el planeta. Lamentablemente somos muy pocos.
La inmensa mayoría de la población de México no vive en el siglo XXI, si de momento por algún suceso paradójico, fueran transportados en espacio tiempo y llegaran al mismo lugar con 200 años de retroceso, salvo algunos avances tecnológicos que echarían de menos, como la televisión, el internet y los celulares, su vida no cambiaría para nada. Estarían perfectamente adaptados para vivir en la época previa a la lucha de independencia, y me atrevo a decir que incluso con la violencia que se vive hoy en día, podrían muy bien adaptarse al momento histórico en que México luchaba por ser independiente.
En aquéllos tiempos no leían un libro al año, hoy tampoco. La comprensión de la mayoría de la población de un texto de cualquier tipo era equivalente a la de hoy. La gente no entendía de aritmética ni de gramática, igual que hoy. Ayer existían las tiendas de raya, hoy existen varias cadenas que cumplen la misma función.
Ayer unos cuantos ubicados en puestos de poder aplaudían a rabiar las decisiones de Porfirio Diaz, o de Victoriano Huerta, hoy vemos a los mismos haciendo lo mismo. En aquéllos tiempos la maquinaria de poder estaba a disposición del tirano en turno, hoy también le cumplen todos sus caprichos al tirano en turno.
Ofende leer que el presidente de la cámara de diputados Sergio Gutiérrez está dedicado a limpiar los zapatos de AMLO y en lugar de ocuparse de lo importante para la nación, se dedique a promover una reforma eléctrica que dañará el futuro de México, lo mismo aplica para la gobernadora de la ciudad de México, que asiste a todos los foros pensando que a pesar de su ausencia de carisma, apoyando cualquier idea loca del presidente, logrará sustituirlo.
Más vergonzoso aún es escuchar al secretario de Gobernación pedirle a los senadores que promuevan la consulta de revocación de mandato que es un capricho –muy costoso por cierto- del señor presidente. Imaginar la categoría del senado y de lo que debiera ser un senador, convertido en un propagandista de un absurdo ofende a quienes deseamos un
México en el siglo XXI, porque la sumisión y la ausencia de dignidad en los cargos, los ubica claramente como siervos del poder en el siglo XIX.
Los medios de comunicación están llenos de apoyos de los mismos miembros del club de tobi, los actuales saqueadores del erario, que se apoyan entre ellos mismos. Haciendo creer a una ignorante población que las políticas y propuestas de AMLO tienen mucho apoyo entre los siervos que ocupan cargos que él mismo designó para ellos.
Tal parece que para la clase gobernante los verdaderos problemas de México no existen. No hay crisis económica, a pesar de que la economía de México es hoy más pequeña que en 2018, lo que por cierto, muestra el enorme fracaso del gobierno actual. Tampoco hay crisis de salud, no mueren todos los días los mexicanos por enfermedades evitables, no faltan medicinas, no hay ausencia de prevención del gobierno ante el COVID. Pera estos lacayos del poder, lo único que importa es quedar bien con el poderoso en turno, para poder seguir medrando en el presupuesto público. Y se entiende su falta de dignidad, de muertos de hambre, pasaron a poderosos y ricos sin ningún esfuerzo.
Para estos apátridas, no hay crisis en educación cuando el nivel de escolaridad del país ha bajado de tercero a primero de secundaria en lo que va del sexenio. Tampoco hay deficiencias en las leyes que hubieran de corregirse entre diputados y senadores. Para la gente de Morena, lo único importante es quedar bien, lamer suelas y continuar pegados a la ubre del presupuesto.
Ellos no ven la destrucción de instituciones, tampoco ven el sufrimiento de millones de mexicanos, esos pobres, esos que decían PRIMERO LOS POBRES, lo único que han logrado es el sufrimiento de más pobres, porque los han multiplicado en su gobierno.
Y lo peor, es que del lado de la población tampoco hay nada. Como viven el siglo XIX, con una dádiva, una pequeña limosna compran sus conciencias. No importa que dañen el futuro sus hijos, no importa el daño a la patria. Si le dan unos centavitos cada mes o cada bimestre, ya son perdonados todos los efectos de un mal gobierno, y se vende la conciencia y la posibilidad de crítica. No sea que si los señalo me vayan dejar de mandar mis centavos. Esa es la verdadera realidad de la población de México.
Por eso, México seguirá siendo un país del tercer mundo, y continuará retrocediendo en el concierto de naciones. Recordemos que llegamos a ser la economía número once. Hoy ya somos la 17. México tiene una gran ventaja para quedar siempre retrasado y perder
cualquier oportunidad de convertirse en un gran país. ¡Está lleno de Mexicanos! De esos que ya describí. Mientras que los buenos mexicanos somos muy pocos.
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