Los partidos políticos han sobre regulado la vigilancia sobre las elecciones y los criterios legales que debe de aplicar obligatoriamente el Tribunal Federal Electoral. Hoy están buscando deshacerse de las mismas trabas que ellos pusieron, muchas de las cuales las solicitó el presidente de la República cuando era opositor. Hoy quiere hacer lo que exigía que no se hiciera. Una más de las contradicciones del santo patrono del 60% de los mexicanos.
Imagine ud que es dirigente de un partido político, y tiene que definir los candidatos a alcaldes a los 212 municipios de Veracruz. Tiene la opción de ofrecer puestos a su militancia y escoger mediante tómbola, como sería el caso de Morena, ya que sabe que los electores los elegirán, aunque sean incapaces para el puesto. Pero también puede asumir su responsabilidad y buscar las mejores opciones disponibles en su partido político. Para ello lanza una convocatoria para que los aspirantes se registren en las oficinas de su partido.
Resulta que se registran 60 mujeres y 550 hombres. Ya tiene ud un primer problema, tiene que completar 212 mujeres, aunque no haya quién voluntariamente se registre como aspirante femenino. Tendrá que simular, en muchos casos, será la esposa de alguien, la hija de alguien, a quien habrá de convencer de participar aunque no tenga interés, vocación o conocimientos para aspirar al cargo. Si a eso le añade que tiene que buscar entre los grupos vulnerables, algunos tendrán que pertenecer al colectivo LGTB+, otros tendrán que ser adultos con capacidades diferentes, otros adultos mayores, otros indígenas, etc.
Va a caer en el absurdo de buscar mexicanos que no se interesan por aspirar al puesto en cuestión, que no están capacitados para ello, que serán una mala oferta para el electorado pensante pero no tiene opción, la ley así lo marca. Y peor aún, un joven no puede ser suplente de un adulto mayor. Un hombre no puede ser suplente de una mujer, un heterosexual no puede ser suplente de un miembro de la comunidad LGTB+. Necesita encontrar aspirantes a suplente aunque no tengan interés.
Con ello, a su vez, ud. Tendrá que evitar seleccionar a buenos aspirantes, capacitados, conocidos en su municipio, distrito, estado, país, (según el caso), por otros que no sirven para el puesto, pero así lo establece la ley que los mismos partidos políticos aprobaron y que ahora quieren modificar.
Si nos dijeran que la modificación va para buscar a los mejor preparados, quizá concederíamos el beneficio de la duda, pero cuando acaban de bajar la edad para ser diputado a 18 años, nos están diciendo que los propios partidos solo se interesan en conservar sus privilegios de partidocracia. Todos sabemos que un joven de 18 años, debería estar en la universidad preparándose para la vida futura. Sin experiencia, maleable, controlable, pero sobre todo, atractivo para un sector de votantes de su misma edad, es lo que aprobaron los partidos políticos apenas.
Literalmente promueven que jóvenes no estudien una carrera a cambio de ingresar a una diputación. Que seguramente será para hijos, ahijados, o cosas peores, según la costumbre de nuestros propios políticos.
Quizá hubiera algo de razón en eliminar algunas medidas que han resultado contraproducentes para los partidos políticos y a veces, también para México, pero no en este momento.
La sociedad le exigió a la oposición una moratoria constitucional, que impida cualquier modificación adicional por parte del gobierno actual, debido a que un enorme sector de mexicanos, consideran que las decisiones que ha tomado el gobierno han sido contrarias al interés nacional. Por ello, los partidos, aún en contra de los intereses de sus cúpulas no deben aprobar estos cambios.
No me imagino a las mujeres en el congreso, aceptando volver a ser discriminadas y recibiendo menos del 50% de los puestos sometidos a elección popular, renunciando a la paridad –obligatoria- de género, nada más por agradar a sus cúpulas partidistas. Ni a los grupos vulnerables siendo traicionados por sus representantes, y menos en este momento.
La siguiente legislatura tendrá que decidir al respecto, mientras tanto, el tema dará para unos días más de distracción nacional, para que los mexicanos no recuerden que los muertos de AMLO van a superar el millón en el sexenio, si contamos las muertes por falta de cuidado y vacunas por COVID, los muertos violentos, los desaparecidos, y los muertos por falta de medicinas y atención médica debido al desabasto provocado por el gobierno en turno.
Inflación superior a la mundial por errores económicos, gastos inútiles de recursos públicos, un aumento de la deuda pública sin precedente, seguridad por los suelos, procuración y administración de justicia peor que en sexenios anteriores (que ya es mucho decir), son temas que no estarán en la mente del mexicano común y corriente, porque hoy el distractor es el enemigo en turno del presidente, sus dichos y comentarios en la mañanera y el pleito en el congreso para limitar las facultades al tribunal federal electoral.
elbaldondecobian@gmail.com @jmcmex
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