Con el correr de los días, podemos analizar lo que ha funcionado y lo que no lo ha hecho en las políticas de los tres niveles de gobierno respecto a la pandemia. A toro pasado es muy fácil analizar si algo funciona o no, así que no en todos los casos creo que deba juzgarse con la misma vara a las distintas autoridades, algunas cosas eran totalmente obvias, otras no tanto, y en otros casos, había que tomar decisiones sin tener toda la información disponible y por ello el margen de cometer un error es mayor.
Definitivamente creo que la mayoría de los mexicanos estamos de acuerdo en que ha sido un grave error no realizar pruebas masivas para detectar brotes y fuentes de conta-gio del COVID-19. El gobierno toma decisiones a ciegas, sin llevar a cabo los mínimos protocolos de sanidad y seguridad. Para ser más claros, los países dónde el avance del virus ha sido inferior, donde la pérdida de vidas humanas se ha minimizado, llevan a cabo campañas de detección de posibles portadores, tanto sintomáticos como asintomá-ticos, lo cual les permite no sólo brindar tratamiento anticipadamente, apoyo y vigilancia a aquéllos infectados que forman parte de grupos de riesgo, sino también aislar a aqué-llos que puedan ser vectores de contagio. Incluso, el dar seguimiento a sus contactos humanos, ha permitido evitar que alguien que pudiera haberse infectado sin saberlo, no contamine a otros más.
En México el método utilizado es el método cavernícola. Dejemos que pase, simulemos que hacemos algo para evitarlo, mantengamos tranquila a la población y esperemos a que esto pase. Si son muchos los infectados o muertos, nadie sabrá la cifra exacta y tarde o temprano esto pasará.
En otros países, incluso China, al saber dónde están los brotes y contagios, evitan cerrar todo el país, y solo las zonas afectadas sufren las consecuencias de la cuarentena.
En el caso de los bancos, ante el riesgo de que algún empleado se contagie y eso obligue a cerrar la sucursal, han optado por abrir solo algunas sucursales, lo cual ha promovido aglomeraciones innecesarias. La políticas correcta debió de ser la contraria, abrir todas las sucursales, incluso en horario extendido, para lograr una menor aglomeración de personas, no sólo dentro del banco, sino afuera, esperando entrar. En el caso de los municipios, estos deberían proporcionar a quienes se encuentran haciendo fila, un cu-brebocas, y las mínimas normas de higiene, además de vigilar que se respete la sana distancia. Lo único que no deben hacer, es clausurar sucursales, porque eso provoca aún más aglomeración en las que están abiertas.
Recordemos que en México menos del 50% de los adultos poseen una tarjeta de débito, y muchos menos tienen la cultura de cómo utilizarla. Así cuando llega cualquier tipo de pago masivo, ya sea del gobierno federal, estatal o alguna empresa, los beneficiarios acuden en masa a los bancos para retirar su dinero en efectivo. Grave error del gobierno ha sido no educar a esos adultos para que utilicen sus tarjetas en lugar de buscar el efectivo de inmediato.
En el caso de los comercios, el problema se agudiza, por el daño a la economía local. Aún cuando el gobierno federal en su absoluta ignorancia ha decidido cerrar todo tipo de negocios por un período superior a la cuarentena normal, los estados y municipios del sureste no han sabido tomar medidas adecuadas. Por ejemplo, definir cuántos clientes pueden estar dentro de un local por determinado número de metros cuadrados de aten-ción al público. Obligar a que no circule nadie en las calles y mucho menos entre en cualquier local comercial si no utiliza cubrebocas, y establecer como norma el sanitizar las manos y las suelas de los zapatos previo a la entrada a cualquier comercio.
Nadie ha pensado en los adultos mayores de 60 años, que requieren acudir a centros comerciales, por la razón que sea. Debería de haber un horario exclusivo para ese sector de la población, en lugar de prohibir su acceso.
Un buen cerco de vigilancia que previera estas acciones de prevención, permitiría que no solo los grandes comercios, o los negocios propiedad de amigos del presidente de la república abran sus puertas, sino también permitiría que negocios pequeños pudieran atender a sus clientes, sin riesgos mayores.
Los gobierno municipales deberían de realizar una campaña en la cual se informe a la población cuáles son los Cubrebocas que reúnen requisitos para prevenir los contagios y cuáles no. Ya que mientras los Cubrebocas hospitalarios de tres capas si son útiles cuando son fabricados con tela prensada, los Cubrebocas de tela común entretejida no protegen igual, ya que se pierde el efecto electrostático que impide en unos el paso del virus, mientras que en los tejidos no existe dicho efecto.
La población debería estar perfectamente informada de cuáles son las medidas que hay que llevar a cabo para prevenir una infección. Con ello, se reducirán los contagios entre personas responsables y no se dañará aún mas la economía de pequeños negocios e incluso de los vendedores del sector informal, que son quienes también sufren por la falta de actividad económica.
El gobierno federal cometió un gravísimo error al optar por no proteger los ingresos del sector más vulnerable, como son los asalariados, tanto del sector formal como el infor-mal, y aquéllos que por razón de edad o salud no pueden atender sus pequeños negocios que viven al día. Obligando a todas esas personas a tratar de sobrevivir generando algunos pesos cada día. Con pocos recursos, muchos menos de los que se han perdido en el primer trimestre de 2020 en Pemex, se pudo proteger a toda esa población vulne-rable al CV-19 y a la crisis económica. No se hizo, entonces los gobiernos estatales y municipales deberían de pensar en ellos. No con una despensa que no alcanza para comer más allá de unos cuantos días, sino con una solución permanente como de reanu-dar actividades pero de manera ordenada, informada y tomando todas las precauciones necesarias.
Creo que los filtros que esporádicamente establece las autoridades municipales, to-mando la temperatura a aquéllos que llegan a su municipio, son totalmente inútiles. Ya
que no se llevan a cabo las 24 horas, además de que dentro de los propios municipios hay personas infectadas que llevan a cabo contagios a terceros. Sólo ocasionan retrasos en el tráfico que debe ser muy fluido, y no resuelven absolutamente nada.
Un filtro se establece en un municipio cuando no hay un solo vector de infección dentro del propio municipio, y para ello deben realizarse pruebas y más pruebas.
En otros países como Perú, los mercados han sido los lugares donde se transmite más fácilmente el virus. Para reducir ese riesgo, los filtros no son suficientes, hace falta una capacitación inmediata a los locatarios sobre medidas de seguridad para ellos y para sus clientes, la eterna obligatoriedad de los Cubrebocas y las normas de higiene para clientes y locatarios, y realización de pruebas semanales a los locatarios y sus empleados para detectar cualquier posible brote antes de que se vuelva incontrolable.
La existencia de un porcentaje fuerte de asintomáticos obliga a la autoridad a hacer prue-bas masivas a la población, algo que ningún nivel de gobierno quiere hacer, para ahorrar dinero que es del propio pueblo, no de los gobernantes, y que debería ser usado para beneficio del pueblo.
Estas son unas cuantas sugerencias y puntos de vista que podrían ayudar a paliar lige-ramente la crisis que todos padecemos. ¿Encontraremos eco en las autoridades?
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