Por: José Miguel Cobián
En su pequeñez y mediocridad, algunos secretarios de gobierno en los estados gobernados por Morena o sus aliados, han tratado de amenazar a posibles candidatos de los partidos PRI, PAN, PRD, con sacarles sus trapitos al sol. Los trapitos los obtienen de los registros de sus áreas de política regional, la mayoría de ellos basados en chismes y rumores, ya que así trabajaron por muchos años esas dependencias, y así llenaban y justificaban su trabajo los funcionarios de las áreas correspondientes. Sin entender que hoy por hoy, google proporciona información más veraz y oportuna incluso sobre la propia historia de los secretarios de gobierno de esos estados.
El verdadero actor en la presión y sometimiento de candidatos opositores se llama Santiago Nieto. El eficiente titular de la UIF, la famosa y temida por muchos, Unidad de Inteligencia Financiera. Quizá el único miembro del gabinete de Andrés Manuel que ha realizado su trabajo, impecable, implacable y dedicado, Santiago Nieto como hormiguita ha ido uniendo cabos sueltos, detalles, información que aparentemente no tenía ningún interés, pero que relacionada con otra, lleva a conocer el oscuro pasado de muchos de los distinguidos miembros de la clase política nacional que hoy se postulan como candidatos y paladines de la oposición.
La efectividad del trabajo de Santiago Nieto lo vimos desde el inicio de sexenio, cuando el presidente decidió que no podía estar en la Suprema Corte de Justicia un distinguido miembro de Acción Nacional, hermano del hoy dirigente nacional de Coparmex. Y mediante la sutil sugerencia de invitarlo a renunciar, previa revisión del registro de transacciones patrimoniales con paraísos fiscales, la amable sugerencia fue aceptada de inmediato y Median Mora, dejó libre el puesto para que llegara una dama muy allegada al presidente.
Esa misma efectividad en su trabajo, llevó a Santiago Nieto a permanecer en su puesto en lugar de poder aspirar a gobernar su estado. Nadie como él en la cuarta transformación es capaz de motivar a adversarios políticos, para reducir la intensidad de sus campañas, o en caso de ganar la elección, ser susceptibles de ser convencidos para votar a favor de alguna iniciativa prioritaria para el ejecutivo federal.
Si hay alguien a quien poder señalar como el artífice de la desarticulación de la oposición en México, ese mérito se lo lleva Santiago Nieto. Entendemos que tanto en el PRI, como en el PAN o en el PRD, saben hacer política, la han hecho por muchos años y todos han ganado elecciones importantes, los dos primeros la presidencia de la república, y el tercero gobernó como monopolio la ciudad de México, el territorio más importante del país.
Presumir que la oposición en México esta descontrolada por el descalabro del 2018 es subestimarlos. Todos ellos tienen la experiencia y la fortaleza de carácter para superar esa derrota y planear su regreso triunfal, pero… ¿Por qué no lo han hecho? La respuesta es muy sencilla. Porque la mayoría de los dirigentes y cuadros distinguidos de cada uno de esos partidos tiene un
pasado que le generó un patrimonio con ramificaciones ilícitas y no desea perder ni su patrimonio ni su libertad. Por ello han actuado con pies de plomo, particularmente la dirigencia del PRI que ha sido la menos estridente en cuanto a enfrentar al presidente. PAN y PRD han sido un poco más agresivos, siempre con una prudencia inexplicable, salvo utilizar este marco de referencia en cuyo centro está la eficiente labor de Santiago Nieto.
Ante la presión de la sociedad civil representada de manera brillante por la asociación de asociaciones denominada Va por México, hubo de cambiarse el guión de la obra que se representa en ese gran teatro que es México. Los partidos hoy de oposición debieron simular que están de acuerdo con lo propuesto por los mexicanos descontentos con el gobierno del presidente López. Y así, acudieron un y otra vez a las reuniones, expresaron con discursos grandilocuentes su compromiso por ¨rescatar a México¨ de las garras de Morena, proporcionando un momento de solaz y paz a los miembros de dichas organizaciones.
En la realidad, un poco por conveniencia y un mucho con la intención de enviar el mensaje de que no son la opción más adecuada, optaron por tomar decisiones en cuanto a candidatos ya sea diputados locales y federales, o puestos edilicios, que en los hechos traicionan el compromiso con los mexicanos establecido en la plataforma conjunta de Va por México.
Tuvieron la desfachatez de nombrar así a su alianza parcial, para en los hechos, olvidarse de las mejores opciones entre mexicanos apartidistas, para apropiarse del botín que representa el ayuntamiento o el estado, y también de la influencia que los puestos de diputado federal y local, puede proporcionar para realizar jugosos negocios. Lo más mezquino de los partidos de oposición, salvo honrosas excepciones, se puede observar en la selección de candidatos a lo largo y ancho del país. Y para que no haya duda, en los plurinominales se refleja más claramente.
Si hubiera una mente maestra en lugar de la ambición y falta de amor a la patria en las dirigencias nacionales y regionales de los partidos de oposición, esa mente maestra no hubiera podido realizar un mejor trabajo, para desalentar a la población descontenta. Muchos insistirán en votar contra morena, tan solo por el hecho de votar contra AMLO. Otros pasarán a las filas del abstencionismo, ante el hecho de no poder votar a conciencia, por una oposición que resulta igual o peor que aquéllos a quienes sacar del poder.
Ese es el México de hoy. Y como dicen en el rancho, con esos bueyes tenemos que arar. Reciban mi más absoluto desprecio los traidores a la patria, estén donde estén.
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