Por José Miguel Cobián
Leí con atención el lunes 16 de diciembre una discreta nota en el diario El Mundo de Córdoba,
en el cual se informaba de el nombramiento de un cordobés como consejero de la judicatura del
poder judicial de Quintana Roo.
Me llamaron la atención las declaraciones de éste personaje a quien no conozco, pues sonaban
las de un hombre íntegro, y me dí a la tarea de investigar quién es este cordobés que vuela alto
lejos de su estado. Me llevé una sorpresa mayúscula.
Resulta que el hombre nació en Córdoba en el seno de una familia humilde, su padre reparaba
y vendía molinos de nixtamal, toda su infancia y adolescencia se desarrolló en el barrio de las
Pitayitas, una zona a dos cuadras del palacio municipal que en esas épocas no estaba ni siquiera
pavimentada, barrio considerado bravo y peligroso.
Estudió la preparatoria en la escuela oficial de la ciudad, la ESBAO que ha dado a Córdoba
muchos de sus mejores hombres y mujeres. Luego en la UNAM cursa derecho, y logra hacer un
diplomado en derecho notarial en su casa de estudios, así como otro en derecho civil en la
universidad de Salamanca en la madre patria.
Su vida laboral inicia como abogado en 1971, en la Secretaría de Industria y Comercio. Algo hizo
bien que en 1972 se lo llevan a la Subsecretaría de Pesca como asesor jurídico del titular, para
seguir como asesor jurídico en el 75 del fideicomiso para otorgar créditos a cooperativas
pesqueras… y de repente llega a Quintana Roo en 1977 como director de asuntos jurídicos del
Estado.
Su carrera es meteórica. Y la reseño porque cualquier joven egresado de una escuela pública
o privada, puede tener también esas oportunidades siempre que se convierta en un profesional
de excelencia. Antes y ahora, los que saben son requeridos, siempre que los gobernantes no
sean acomplejados ni odien a los expertos.
En 1979 se convierte en director de supervisión de la delegación de la SPP en Q.R. Y de ahí,
se convierte en 1981 en nada menos que secretario de finanzas del estado recién formado. De
ahí pasa a ser alcalde del municipio de Benito Juárez, en la incipiente formación de ese paraíso
turístico en 1984. Puesto del que sale en 1987 para convertirse en secretario de gobierno, de
dónde gracias a la popularidad lograda con su trabajo como alcalde de Cancún, y el aprecio de
los ciudadanos, llega a ser senador de la república por ese estado.
Terminando su encomienda se convierte en oficial mayor de la secretaría de turismo,
aprovechando el conocimiento que tiene de todo el desarrollo y crecimiento del mayor polo
turístico del país, esto en 1994. En dos años se convierte en magistrado presidente del tribunal
superior de justicia del estado de Quintana Roo en mayo de 1996 hasta febrero del 2000.
Descansa unos meses y en 2001 se convierte en Magistrado presidente de la sala de Distrito del
tribunal superior de justicia con sede en la ciudad de Cancún, hasta marzo de 2003, ya que al
dejar su cargo lo invitan a ser el coordinador regional de la CNDH en el otro extremo del país, en
Nogales Sonora, hasta agosto de 2004.
La querencia por Quintana Roo lo llama y logra ser electo diputado local en marzo de 2005, y
cuando termina su encomienda se convierte en subsecretario de enlace interinstitucional de la
secretaría de gobierno también de Quintana Roo, puesto que deja en 2018 para ser subsecretario
de asuntos jurídicos de la secretaría de gobierno de Q.R. Ahora acaba de ser nombrado
consejero del poder judicial también en Quintana Roo.
Este abogado de la UNAM, cordobés de nacimiento, obtuvo también la presea al mérito judicial
¨Manuel Cresencio García Rejón y Alcalá,¨ que otorga la comisión nacional de tribunales
superiores de justicia, el CONATRIB.
Una vida de servicio público, un ejemplo para muchos y un orgullo cordobés. Un hombre que si
bien no logró ser profeta en su tierra, si ha hecho por mucho por su estado adoptivo, sin olvidar
jamás su patria chica.
José Joaquín González Castro, que así se llama el personaje reseñado, tiene un par de
hermanas que siguen viviendo en Córdoba, Rosa Esther y Margarita. Y tanto afecto le tiene a la
ciudad, que año con año, ha celebrado su cumpleaños en esta ciudad, siempre rodeado de
amigos y familiares a los cuales, ni el tiempo ni la distancia han podido separar y de quienes
siempre, a pesar de los puestos que ha ocupado, jamás se ha olvidado.
Su participación el política no es únicamente en Quintana Roo, pues no debo pasar por alto que
fue José Joaquín quién orientó a Dante Delgado en su primera campaña política para diputado
federal. Sin que sea responsable de los pecados y aciertos de Dante, es él y muchos otros
políticos que hoy están en la cima, quienes algo le deben a sus consejos en los que siempre
insistió en la vocación del servicio público como ocasión de servir, pues curiosamente también
es un connotado miembro del rotarismo internacional.
Córdoba debe sentirse orgullosa de los personajes que han triunfado en los distintos ámbitos en
los que se desempeñan. Algunos como José Joaquín quien anda por los 70 años de edad ya
tienen una laaaaaaaarga lista de éxitos, como lo demuestra lo más importante de su currículum
que he reseñado. Debemos entender que lo más valioso de la ciudad son sus habitantes, pues
en Córdoba hay talento y ha sido un semillero de grandes hombres a lo largo de su historia, y
sigue aportando ciudadanos ejemplares, artistas, intelectuales y grandes seres humanos que
brillan en los distintos campos donde se desempeñan.
Si algo le hace falta a Córdoba es reconocer a sus hijos para que el resto de los cordobeses
conozcan lo que se ha logrado y lo que ellos mismos pueden lograr con esfuerzo y dedicación.
Algunas frases de José Joaquín nos permiten conocer un poco la forma de pensar de éste
cordobés que me atrevo a llamar ilustre: ¨ La pluralidad de ideas no debe caer en
enfrentamientos estériles y menos en retroceso ¨. ¨La Soberanía Popular manda ¨. ¨ El estado
de derecho nunca es un todo acabado, porque la sociedad es un cuerpo vivo que evoluciona y
que marca un rumbo. Y son precisamente los legisladores los que tienen el pulso del sentir social
para estar siempre a la vanguardia ¨.
¨Servir a la justicia es, entre otras cosas, también un deber de transparencia y un compromiso
con la verdad, la verdad despojada de sesgos y de interese particulares, sectarios o coyunturales
¨. ¨ Creo en la justicia, no como una aspiración inalcanzable, sino como fruto tangible que brinda
legitimidad a las instituciones ¨. ¨Creo en las leyes como supremos baluartes de un Estado de
Derecho, de la sana convivencia social y para la preservación de nuestros valores cívicos, éticos
y democráticos. ¨
Cuánta falta le hacen al México de hoy, hombres que piensen y vivan acorde a los conceptos
que a lo largo de su vida ha expresado y defendido el abogado cordobés José Joaquín González
Castro.
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