Por: José Miguel Cobián
Vemos la efervescencia política incrementarse día con día. Vemos a un presidente que perdona que le digan pinche presidente, pero que ataca de manera despiadada a Lorenzo Córdova por haberse atrevido a pedirle que respete la ley y no intervenga en las elecciones. Vemos a un tribunal federal electoral sometido al poder del presidente y su partido político. Vemos a partidos de oposición seguir en su soberbia eterna preocupados por su participación en el pastel, escogiendo en muchos casos a impresentables como abanderados, y sin otorgar el esperado (por la sociedad) acto de contrición.
Basta observar que un Hank puede ser abanderado de la oposición en Baja California, o que en Nuevo León PAN y PRI no quisieron unir fuerzas, con lo cual dejan la gubernatura en manos de Morena (según las encuestas de hoy). Mientras que Morena lleva como candidatos a personajes cuyo origen es rojo o azul según el estado, distrito o municipio. Y por otra parte, en Nuevo León, si otra vez Nuevo León, uno de los estados más importantes del país desde el punto de vista económico, tanto como Jalisco, Edomex y la cdmx, manda como candidato a un simplón frívolo e impresentable que cada vez que abre la boca excreta tonterías. ¿Qué implica esto? Por un lado, que los partidos de oposición siguen pensando y actuando conforme a sus propios intereses, e incluso acuerdos que si salieran a la luz pública provocarían el absoluto repudio de los ciudadanos.
Uno de los dos o tres aciertos del gobierno actual ha sido el aumento al salario mínimo, muy popular entre la clase trabajadora que por cierto es mayoría. Solo los que no tienen empleo formal, los que no pueden aspirar a un aumento del 15% porque de solicitarlo perderían su trabajo, los empresarios que no pueden pagarlo en este momento debido a la crisis y sus empleados que perderán sus trabajos o verán sus incrementos inferiores al 15%, entenderán que a ellos no los beneficia.
Entiendo por otro lado a AMLO. Durante 40 o 50 años, fue política gubernamental reducir el poder adquisitivo del salario mínimo. Sólo tiene unos años para revertir esa política económica deliberada. Por ello sin importarle que estemos en crisis, decide que debe ser de un 15%. De no hacerlo así, el año que viene tendría que ser del 30% o más, para terminar el sexenio con un poder adquisitivo del salario que alcance cuando menos para los mínimos indispensables. Supongo que pensará que dentro de dos años, la crisis ya habrá pasado, y los valores de salario mínimo estarán en mejor nivel, cueste lo que cueste durante estos próximos dos años.
Volviendo al tema inicial. Transcribo la opinión del Lic. Luis Julián Kaluff sobre lo que son y ofrecen los políticos mexicanos y los partidos políticos del país: ¨ México secuestrado por individuos que no logran en sus vidas destacar porque no tienen una profesión o un oficio acorde a sus ambiciones de obtener riqueza o bienes y/o satisfactores y ven en la partidocracia un modo de obtenerlo. En México los partidos políticos no tienen nada positivo que ofrecer a sus electores. Nada más que utilizar al voto como producto desechable "Úsese y tírese". ¨
Esa visión del abogado, es la que muchos mexicanos tienen o tenemos sobre el ejercicio de la política en México y es la base fundamental del abstencionismo. Desde el personaje que vende su voto porque gane quien gane, su situación no cambia, hasta aquél que sabe que votar por quien sea, dará el mismo resultado en su vida cotidiana. Confirmado además por los resultados a partir de la transición democrática de México.
Pasó Fox, pasó Calderón, pasó Peña, y a pesar de pequeños avances, los problemas fundamentales de México seguían igual. La desigualdad, la pobreza, la inseguridad, la falta de calidad en la atención a la salud pública, el terrible cáncer de la corrupción. Sólo un grupo privilegiado de mexicanos prosperaba medianamente, otros medraban y se convertían en los nuevos ricos del sexenio, mientras decenas de millones veían sus vidas transcurrir sin esperanza de un mejor futuro, no sólo para ellos, sino también para sus descendientes. De ello derivó el hartazgo y la desesperación que llevaron a millones a votar por quien ofrecía un verdadero cambio, mismo que al día de hoy, vemos como simple ofrecimiento, con algunos avances, como el multimencionado en el poder adquisitivo del salario, pero nada más. Un gobierno con más oscuros que claros, sin un destino claro que brinde esa ansiada esperanza de un mejor futuro para los 130 millones de mexicanos que habitamos este bello país.
Todavía no he logrado descifrar el galimatías que para mí representa el que quienes en verdad detentan el poder en México hayan decidido llevar al poder a Andrés Manuel. Yo no me trago la idea de que fue el pueblo el que lo decidió. Tantos años observando el manejo y manipulación del elector me obligan a pensar en un poder superior que lo decidió. Y me parece extremadamente simplista pensar que el acuerdo de Impunidad entre Peña y López sea el motivo de que hoy esté sentado en la silla del águila. Hay algo más profundo. Quizá la percepción de que la base social ya no aguantaba más abusos, y era necesario traer a alguien en quien creyeran aunque solo resolviera en mínima parte el problema de pobreza y desigualdad. Quizá en un futuro no lejano logremos entender los porqués, porque los cómos ya quedaron muy claros.
Hoy entramos en la simulación de la lucha electoral, en la cual, muy probablemente el reparto de puestos ya esté definido en su mayoría. A fin de cuentas, la pelea es por los millones de pesos del presupuesto, no por servir a México. ¿O acaso tú, amable lector, has visto que algún funcionario electo anteponga los intereses de México a los suyos propios?
Podemos y debemos involucrarnos en las elecciones, para que gane quien nosotros queremos que gane, sin olvidar preguntarnos ¿En el fondo, por qué deseo que gane fulano y no mengano? ¿Me manipulan, me asustan, me ofrecen? ¿O mis motivaciones son propias y legítimas?
Www.josecobian.blogspot.com elbaldondecobian@gmail.com @jmcmex |
|