Por: José Miguel Cobián
Hola Córdoba. Sabes, tenía yo amigos que venían a comer desde la ciudad de México
al restaurant Diaz, nada más porque consideraban que ningún restaurant de allá le
llegaba. Se quedaban una noche, para regresar temprano al día siguiente. Hoy ya no
lo hacen. Consideran el viaje se ha vuelto demasiado peligros.
Uno de los ingresos más importantes para tus hoteles ha sido el viajero de negocios, y
resulta que ahora, vienen mucho menos que antes, no sólo por tu declinación económica,
sino también por el riesgo que representa viajar de dónde sea para venir a visitar a sus
clientes.
El colmo es que incluso las fleteras te piden que consideres uno o dos días más ya sea
para que se reciba tu mercancía o para que llegue a la ciudad, ya que tienen como regla
no viajar después de que oscurece, por lo menos en el tramo de Puebla a Córdoba y
viceversa.
¿A dónde quiero llegar con todo esto? Pues a que la situación económica es grave, y
todavía tienes un problema con los accesos por la inseguridad. Y no sólo los clientes
del Diaz, también amigos que amaban venir a comer a las crepas, otros que adoraban el
clima y el ambiente de la ciudad. Y los agentes viajeros…
Todos sabemos que la carretera, tanto la federal de Tehuacán como la autopista son
peligrosas, pero lo que resulta impactante, es que el gobierno estatal y federal lo saben
también. Los diputados federales y senadores lo saben, al igual que los diputados locales
y sobre todo, los alcaldes de la región. Y…. ¿qué crees?…. Pues que no pasa nada. A
nadie le importa, salvo que algunos les importe y se dediquen a jugar el muy mexicano
juego del Tío Lolo.
Desde 2014, en las reuniones de seguridad discutíamos airadamente sobre la seguridad
en ese tramo carretero, ¡El más importante del país!. Desde que Calderón gobernaba
era peligroso, se puso más peligroso durante el gobierno de Peña y con López está peor.
Entiendo que a los funcionarios les resulte cómodo desentenderse del asunto. A algunos
simplemente los ignoran las instancias federales que debieran tomar cartas en el asunto.
Otros simplemente no tienen capacidad para enfrentar el problema y quizá también hay
otros, que ven como excelente negocio el estar recibiendo cuotas de los asaltantes a
todo lo largo de la zona carretera.
Deduzco lo anterior, porque resulta increíble que después de 8 o 10 años, en lugar de
verse mas cercana la solución ahora se ve más lejana. Cada día están peor los asaltos
en carreteras, como si viviéramos en los tiempos de los bandidos de Río Frío. Y eso,
nos afecta a todos, porque afecta al comercio, los servicios, y el desarrollo económico
de la zona.
Llevamos varios años en la zona centro en que la economía en lugar de crecer, decrece.
Somos el contrapeso para las zonas que crecen al 4 y 6% anual, cuando se promedian
con zonas como la nuestra, el crecimiento en general acaba siendo de cero por ciento.
Pero tenemos que entender que no es igual en todo el país. Así que ni siquiera el ¨mal
de muchos, consuelo de… ¨, nos sirve, pues muchos crecen cuando nosotros nos
achicamos.
Si bien, son las autoridades las que deben de resolver el problema de la inseguridad,
pues para eso pagamos impuestos, y tienen un deber legal y constitucional en cuanto a
respetar y a HACER RESPETAR las leyes, también los ciudadanos tenemos mucha
culpa.
Los líderes de las organizaciones civiles, ya sean de gremio, de sindicatos, o incluso
clubes sociales, cuya finalidad no es pensar en la inseguridad, están muy ocupados en
sus asuntos, y algunos hasta en quedar bien con los gobiernos en turno, en lugar de
comenzar a exigir seguridad, a nivel local, regional y a lo largo de las carreteras que
comunican la zona centro del estado con el resto del país. Nadie, salvo AMOTAC exige
nada. Ni a sus propias autoridades locales para que ellos presiones, ni a los
representantes federales, ni a nadie.
Tal parece que aquéllos aguerridos cordobeses pasaron a la historia. Hoy el veracruzano
promedio posee la misma pasividad que los bovinos. Observa detalladamente cómo
poco a poco se deteriora su entorno y su economía, sin tomar la mínima decisión para
cambiarlo.
El problema más grave que sufrimos como país es la impunidad. Mientras quien comete
un delito no sea castigado, recibirá un estímulo para continuar delinquiendo, y no sólo
eso, sino también para elevar la peligrosidad de los delitos que comete, pues sabedor de
que haga lo que haga no pasa nada, se vuelve cada vez más peligroso para la sociedad.
Dos son los problemas más graves que padece la ciudad, mas allá de las epidemias que
ha sufrido últimamente. La inseguridad y el decrecimiento económico. Esto es algo
que amas de casa, estudiantes, obreros, trabajadores, comerciantes en pequeño,
medianos y grandes, industriales pequeños, medianos y grandes, trabajadores agrícolas,
campesinos y en general toda la sociedad percibe. Y es bueno, porque saber de la
existencia de un problema y reconocerlo, ya es un primer paso. Pero… no podemos
quedarnos allí, tenemos que buscar cómo sociedad, como cordobeses, una solución más
allá de una reunión aquí, un cafecito allá, comentarios y quejas en redes sociales, y nada
más.
Incluso, hay una aeropista en la ciudad. Tiene problemas legales. Desconozco quién
tenga la razón, pero sin conocer el asunto a fondo, me parece que lo más lógico es
cumplir con todos y cada uno de los requisitos necesarios para que pueda funcionar. Si
es necesario instalar un radar, pues que se instale, si hace falta ampliar la pista, que se
amplíe, en fin. Lo que no podemos hacer, es seguir como estamos, incomunicados por
todos lados. Se entiende que no llega gran turismo por aire, más bien es para consumo
regional, pero aún así, todo tiene que funcionar correctamente y de acuerdo a la ley.
Entre tantas cosas que Córdoba necesita para iniciar su recuperación y rescate, la
seguridad es primordial, pero no sólo la seguridad en la ciudad, que es mínima porque
el mando único hace lo que puede, pero no cuenta con los efectivos suficientes. Requiere
de una policía municipal equipada y capacitada, y también que se vigile a la fiscalía para
que ya no integre de manera incorrecta las carpetas, y luego vigilar que los jueces
cumplan su función sin perder la objetividad en sus decisiones.
Por cierto, hay un área de oportunidad para los diputados locales, reformando la forma
en que trabaja la policía y la fiscalía, separando el área de investigación de delitos, de la
integración de las carpetas de investigación, así como se hace en países civilizados. Así
el fiscal no aceptaría casos que no estuvieran bien integrados por parte de una policía
especializada en investigación, pero independiente de la fiscalía.
Claro, para todo eso se requiere de carácter y determinación. De organización y de valor
para dar la cara, así como de recursos, reasignados a nivel municipal para seguridad
pero no comprando torres elevables, sino contratando personal. A nivel estatal
multiplicando por cuatro cuanto menos el presupuesto de la fiscalía y del poder judicial,
y promoviendo leyes que permitan la vigilancia y el control y participación ciudadana de
manera obligatoria.
Mientras tanto a seguir esperando que tú, Córdoba, abras tus ojitos y comprendas todo
el potencial que tienes por delante.
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