Dicen que la soberbia es mala consejera, abandonar la capacidad de entender o valorar condiciones ajenas a uno suele llevar a sorpresas, no creer que en lo político y social lo que hoy es mañana no necesariamente estará implica pensar la vida pública en la visión única que hoy algunos quieren concebir de nuestros momentos políticos y en esa visión acometen sus acciones con una perversa vitalidad que los descarrilara más temprano que tarde.
Subidos en el poder por mil años dejan para otros el pensar en la incertidumbre, arropados en la verdad incuestionable dictada desde los cielos cada mañana solo miran sus realidades, esas que abandonan el escrutinio mínimo de lo que pasa realmente, que cierran oídos a voces que llaman a la atención más allá de la voz única, el alboroto del México con graves y visibles problemas no existe ante ojos que no ven porque todo está en las nebulosas construidas desde quien rige en su verdad incuestionable.
La seguridad que profusamente difunden de que nada cambiara para el 2024 se presenta en el arropo, en la cobertura que establecen como inamovible de la popularidad de sus dirigente máximo, nada, dicen, podrá minar esa condición y con él, el triunfo está asegurado, lejos les quedan resultados desastrosos de los ejercicios públicos, el incumplimiento de lo prometido, la incompetencia mostrada, todo se puede compensar con los programas sociales, los mismos servirán como la gran plataforma que sostenga la continuidad.
Para algunos sectores que miran lo anterior se les forman sombras que, ominosas, no lograrán ser iluminadas para que desaparezcan, el pesimismo toca la puerta con fuerza de muchos que, aun conociendo y rechazando las condiciones existentes, arrían banderas. El efecto buscado es logrado, este arroz ya se coció y nada se puede hacer, creo que no es así, aún queda mucho por ver y más por hacer, aún hay mucha esperanza y pundonor, aún hay inteligencia y ganas que no ceden ante el empuje de unas sombras que oscurezcan lo central de los procesos electivos que nos debemos todos exigir y es que en ellos siempre los resultados son inciertos.
De cara a lo que se vive en retrocesos evidentes, de controles al más viejo y rancio comportamiento solo la fortaleza de una sociedad civil que busque ser protagonista de un debate político que impida regresiones puede significar que los destinos no son manifiestos, que el presente y el futuro se construyen palmo a palmo, y día a día, frente a los pesimismos el optimismo que se sostiene en el actuar por garantizar conquistas de un largo proceso democrático que requiere ajustes, mejoras en sus logros pero que ha contra mano no puede ser arrollado por la negligencia y el autoritarismo.
Mucho ha costado implementar pesos y contrapesos legales e institucionales, romper inercias corporativas, mucho hay que hacer para reforzar la transparencia y la rendición de cuentas que pasen de la simulación a los hechos, larga es la ruta para enfrentar la pobreza y la inseguridad y la violencia, no se puede retroceder en los derechos con el desprecio de reducirlos a que “son nuevos”, no se pueden ocultar los pendientes y los retos de nuestra travesía democrática con la idea de la inédita felicidad encontrada y reconocerlo implica no permitirse que gane el pesimismo.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
La iniciativa de recorte al Poder Judicial de la Federación, la apuesta por socavar a otro poder de la República.
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