Dicen los expertos que estamos como humanidad en Código Rojo. El calentamiento global continúa y es una amenaza insuficientemente atendida.
Las inercias del modelo de crecimiento salvaje que ha marcado a nuestras sociedades, han dejado una huella que es necesario revertir con urgencia, en ello va el futuro de nuestra especie y de muchas más que aún sobrevivimos en un planeta que ya nos cobra las facturas de nuestro mal comportamiento y agresividad.
El último Informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, deja claro que las actividades de la industrialización desarrolladas por los humanos, específicamente desde 1850 y hasta la actualidad, han generado un calentamiento planetario de 1.1 grados centígrados, advirtiendo un escenario de terribles consecuencias para la vida, en caso de que el calentamiento se incremente hasta los 1.5 grados, lo que pudiera suceder en escasos 20 años.
A decir del informe, existen casos en que los cambios son de tal magnitud que se consideran irreversibles, pues su recuperación podría llevar cientos o miles de años. No obstante, se coincide en que la magnitud y devastadores efectos sobre el clima y la calidad del aire pueden ser atenuados, si de inmediato se establecen acciones contundentes para la reducción de los gases de efecto invernadero, generando beneficios sobre la calidad del aire y las temperaturas, que se estabilizarían en un plazo de entre 20 y 30 años.
Este Informe fue aprobado por los 195 gobiernos que participan del Grupo Intergubernamental, entre ellos el nuestro. Es un esfuerzo que debe destacarse y principalmente dimensionarse, porque, a decir de Said Hoesung, Presidente del Grupo, “los hallazgos de este informe y los avances que refleja acerca de la ciencia que estudia el clima proporcionan una contribución inestimable a las negociaciones y la toma de decisiones relacionadas con el clima”.
Asimismo, Valérie Masson-Delmotte, copresidente del Grupo de Trabajo del IPCC plantea que “este informe es una prueba de la realidad…Ahora tenemos una mejor imagen del pasado, el presente y el futuro del clima, lo que es esencial para entender hacia dónde nos dirigimos, qué se puede hacer y cómo prepararnos”.
Nos acercamos con rapidez al límite de los 1.5 grados de calentamiento global y con mucha mayor velocidad debemos actuar para reducir el impacto, iniciando con el reconocimiento fuera de dudas del precipicio al que estamos por llegar.
Respecto del informe, António Guterres, Secretario General de la ONU ha dicho que es “un Código Rojo para la humanidad. Las señales son ensordecedoras y las pruebas son irrefutables”, pronunciándose claramente por la ruta del cambio que es deseable y posible: “Las economías inclusivas y verdes, la prosperidad y un aire más limpio, junto con una mejor salud son posibles para todos, si respondemos a esta crisis con solidaridad y valor”.
Por supuesto que se trata de una tarea planetaria, pero claramente debe haber un mayor compromiso con las economías del G20, México entre ellas, que deben reforzar sus acciones de reducción de emisiones y mejorar sus procesos con planes concretos y metas alcanzables.
México tiene mucho trabajo por delante, compromisos y responsabilidades gubernamentales incumplidas para las que no se han abierto cauces presupuestales, sino que al contrario, pareciera que cada vez se aleja más de la decisión de contribuir en esta faena mundial.
Como se vea, es una tragedia mirarnos el ombligo y definirnos como país en una centralidad que no enfrenta los enormes problemas que como planeta se nos están presentando.
LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
La misma Declaración Universal de los Derechos Humanos consagra como garantía la presunción de inocencia. ¿Por qué olvidarla y violentarla? |
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