Por: Bernardo Bellizzia Guzmán.
El Sistema Penitenciario Nacional al igual que el de los Estados se han convertido en un verdadero problema de carácter nacional, primeramente por los costos que se deben de pagar para mantener a cada recluso y en segundo lugar porque se han convertido en unas verdaderas escuelas del crimen carentes de cualquier atención digna de un ser humano, lo que se vive a diario ahí adentro es un verdadero infierno, historias de terror y no menos que eso es lo que sucede y de las que pueden dar crédito los familiares de todos ellos, así como los que logran salir de ahí.
Con cárceles hacinadas, maltrechas, inseguras, donde lo menos que se hace es readaptar al reo, sin prevención social de ningún tipo, agrégale a eso el pago por cada cosa que se requiere o necesita, población que se mezcla entre sentenciados con procesados, delincuentes con peligrosidad alto o muy alta, con aquellos que cometieron delitos menores, todos como una enorme familia delictiva sin ninguna restricción para nadie, claro solo para aquellos que no paguen sus “cuotas”.
Hasta el cierre del año 2020 la infraestructura penitenciara se conformaba por 15 centros federales, 251 estatales y 53 especializados de tratamientos o internamientos para adolescentes (Datos INEGI 2021), en Veracruz se cuentan con un total de 19 Ceresos todos en condiciones precarias y olvidados, hoy aún más debido a las políticas de austeridad de este nuevo gobierno, no hay dinero, muchos menos para aplicarlo a este rubro, no les importa, no les interesa.
No podemos dejar de lado a la población Indígena de México que se encuentra dentro de las cárceles muchos de ellos injustamente y sin un abogado defensor capacitado que hable alguno de los dialectos o lenguas que existen en la geografía mexicana, como un dato tenemos que 6,889 personas a nivel nacional pertenecen a algún pueblo indígena es decir el 3.3% de la población total de las cárceles a nivel nacional. Ellos son un grupo vulnerable que normalmente son olvidados por sus familias, por la propia justicia, por el sistema y se pasan años purgando su condena.
Como dato adicional se reportaron 199 personas fallecidas por COVID-19 durante el año 2020 que incluyen centros penitenciarios federales y estatales, de los cuales
96.5% eran hombres y 3.5% mujeres. (INEGI 2021), esto solo por esta pandemia agréguenle todas las demás enfermedades que se desarrollan dentro de los penales.
En algún momento las autoridades encargadas del ramo deberían de poner mucha más atención y destinar mayores recursos, capacitación, atención médica, programas de reinserción social y prevención del delito, funcionarios capacitados y adiestrados en las cárceles, pero sobre todo contar con la sensibilidad suficiente y mejorar las precarias e ínfimas condiciones con las que se vive ahí adentro. Porque además nadie esta exento de caer por algún error o abuso de autoridad dentro de las fauces de las rejas y la prisión, y así pasar de tenerlo todo a tener nada, pasar a ser uno más de los olvidados del sistema y de las propias autoridades. Correo electrónico: bernardobellizzia@hotmail.com |
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