Por: Lic. Bernardo Bellizzia Guzmán. 
  
 Desde el principio de su mandato ha procurado decir con voz fuerte y para que se 
 escuche, que es un Presidente Juarista, respetuoso de la ideología de este célebre 
 personaje de la historia mexicana, que profesa sus creencias y doctrinas llevadas a 
 cabo durante el mandato de Juárez en la Presidencia de México. 
 Quizás valdría la pena recordarle a López Obrador lo que Juárez fue y sigue siendo 
 para México como nación, como país, podrían sin lugar a dudas haber opiniones a 
 favor o en contra de lo bien o mal que gobernó Benito Juárez García en aquellos 
 tiempos, pero de una cosa podemos estar seguros, Juárez era un hombre de 
 convicciones, de congruencias, de acciones y decisiones apegadas a la Ley a la 
 norma para bien o para mal, según fuera el caso. 
 Hoy al frente de la Presidencia de la Republica tenemos a un personaje enfermo de 
 poder, incongruente, fuera de sus cabales, con un discurso que polariza a todo un 
 país, que no respeta las leyes mucho menos las instituciones del estado mexicano 
 y que para rematar ahora compara su política social con el cristianismo porque 
 según él ambas tienen como propósito el humanismo y el amor al prójimo, no 
 conforme con eso se equipara a “JESUCRISTO” y dice textual: a JESUCRISTO lo 
 perseguían por defender a los humildes, por defender a los pobres”. 
 ¿Sabrá López Obrador que estamos en un estado laico?, y que precisamente fue 
 Juárez quien defendió a toda costa esta circunstancia, que es precisamente el 
 artículo 40 Constitucional el que nos habla del estado laico en el que vivimos. 
 Estamos viviendo lamentablemente un gobierno de ocurrencias presidenciales, de 
 tomadas de pelo para con el ciudadano, de mentiras veladas y otras en abierto, de 
 salvadores mediáticos, el país se cae a pedazos, en todos los sectores, productivo, 
 social, económico, político. La gente no está contenta como se hace creer todos los 
 días en las mañaneras, en los discursos estridentes, con doble moral. 
 La justificación a la falta de acciones gubernamentales y que son responsabilidad 
 del propio gobierno a anteriores administraciones ya no es suficiente, raya en lo 
 absurdo y estúpido, justificar la ineptitud actual con lo que se dejó de hacer antes 
 es una burla para la inteligencia del ciudadano, te habla de ineptitud, de soberbia 
 mal entendida, de estupidez y de un enorme ego que ciega y nubla la mente, 
 llevándolo a tomar determinaciones fuera de lugar, erróneas. 
 Hoy, en México son tiempos de cambio, no para bien, sino todo lo contrario, hay 
 enorme preocupación por lo que vaya a suceder en los largos 5 años faltantes de 
 un gobierno cada vez más desviado, ahogado en sus propias mentiras, sin liderazgo 
 real, gobierno de chocolate, de mentiras, y con un tipo fuera de sí. La única ruta que 
 nos queda como ciudadanos es alzar la voz, llamar a la cordura, a la congruencia, 
 y sobre todo a la UNIDAD Y LA MESURA GUBERNAMENTAL. 
 Y solo como recordatorio a López Obrador, ahora que se siente Jesucristo: “Él no 
 ostento ningún cargo de representación, ni manejó dinero público, a él lo persiguió 
 el estado no la ciudadanía opositora, y no por apoyar a los pobres, sino por predicar 
 la palabra de Dios, que así sea”. Correo electrónico: bernardobellizzia@hotmail.com                                          | 
                                                 
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