Por: Bernardo Bellizzia Guzmán.
Sin lugar a dudas que la carrera política de López Obrador ha sido evolutiva y en orden ascendente, de ser un funcionario menor en el PRI Tabasqueño, ocupando diversos cargos estatales y federales, pasando inclusive por la dirigencia priista de su natal tabasco, para ser luego un “luchador social” y opositor del sistema que en ese entonces existía, militante perredista, dirigente nacional de ese instituto político, Jefe de Gobierno del DF, fundador del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), y actualmente Presidente de la Republica, de esta manera y muy resumido, es que hoy tenemos al frente a este personaje.
Al escuchar todas y cada una de sus declaraciones de aquellos tiempos, nos podemos dar cuenta de cuales han sido sus múltiples preocupaciones para mejorar al País, la corrupción, el nepotismo, el tráfico de influencias, la no militarización, el moche, la honestidad, los políticos corruptos, entre otras muchas cosas más.
Sin embargo, y como por arte de magia una vez que llego a la posición anhelada durante tantos y tantos años, tal parece que le hicieron una limpia de cerebro, de ideas, de ideales, y de proyectos, todo absolutamente todo se ha ido al retrete y le han jalado a la palanca, como si la silla presidencial tuviera algo raro que hace que los que ahí se sientan pierdan completamente la memoria, por algo le dicen “la silla embrujada”.
Hoy a López Obrador se le hizo bolas el engrudo y de fea forma, es así como actualmente, los ideales, la transformación, el cambio verdadero, y toda la palabrería utilizada para llegar y únicamente para ello, ha quedado en el olvido, en el pasado, porque como lo dice el viejo dicho “El fin justifica los medios”, y falto quizás agregarle en la política aún más.
En estos momentos los Pío, los Bartlet, las Felipas, las Irma Erendiras, los Ackerman, pasando por gobernadores morenistas como Cuitláhuac García, Miguel Barbosa y Jaime Bonilla y toda la bola de pillos que se han valido de su posición y protección Presidencial para hacer y deshacer dentro y fuera de la administración
pública Federal, Estatal y Municipal, y así enriquecerse, son el orgullo presidencial de su nepotismo y alta corrupción.
Y si la frase “López Obrador, es un peligro para México”, nos parecía exagerada en aquel entonces, hoy en día creo que si le viene como anillo al dedo al inquilino de Palacio Nacional, el poder corrompe, enloquece, trastorna, y empodera de fea forma a los pendejos y soberbios, pareciera que el objetivo presidencial es engañar y mal informar a la ciudadanía, vivir en un mundo de fantasías no ayuda en nada. Con diez millones de pobres más en lo que va de este sexenio, más de cien mil muertos por COVID, miles de empleos perdidos, cero apoyos a los empresarios, la inseguridad a la alza, más lo que se acumule en los restantes 4 años de gobierno, tenemos al frente una enorme bomba de tiempo social, que si no estalla será porque nuestra gente resiste, asiste y proyecta un camino distinto al actual y que sin lugar a dudas lo demostrara en las próximas elecciones, de eso que no quepa la menor duda. Lo veremos. Correo electrónico: bernardobellizzia@hotmail.com |
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