Por: Bernardo Bellizzia Guzmán.
Enojado, frustrado, incapacitado, fuera de lugar, con ojos desorbitados, bélico, así se ha conducido López Obrador en estos últimos días, quizás a sabiendas de que todo lo que él se proponía desde hace más de 18 años no le ha salido, no lo ha logrado, nada le sale bien, todo lo boicotean ellos mismos, su entorno político está completamente destruido, sin rumbo, sin guía, con un capitán lleno de odios y visión de destrucción, aplicando la frase “Si yo me hundo, nos hundimos todos”, caótico escenario e innecesario, si tan solo si supiera escuchar, si supiera jugar en equipo y construir para todos, no solo para su miserable y ruin proyecto, que además como se puede ver está fracasando en todos sus rubros.
Los ataques directos sobre quienes López considera sus rivales, sus enemigos, serán aún más fuertes, más ácidos, más peligrosos, más recurrentes, lo que traerá consigo un peligros cocktel si lo mezclamos con el tema electoral que ya está en marcha, creo que es rudeza innecesaria, necedad presidencial, violencia mal calculada a riesgo claro está de que el día de las votaciones se recrudezcan los choques, las confrontaciones, con el objetivo de reventar en muchos de los casos las elecciones y se tengan argumentos para decir que los conservadores neoliberales originaron todos este caos y que hicieron fraude, ese será el discurso, lo viene preparando, estudiando, pero no ha medido de forma adecuada las consecuencias, esas serán de proporciones catastróficas y recaerán en su envestidura pero sobre todo en su proyecto ya de por si descarrilado, enfermo de gravedad y a punto de morir.
A nadie conviene un Ejecutivo, lleno de ira, de rencores, de venganzas y revanchismos, la mente se nubla y la toma de decisiones se vuelve insegura, errónea, hecha con el estómago, y por supuesto que va en detrimento de todos y todas; lo estamos viendo, hoy se ha vuelto un ruin tirano, un dictador que está llevando al país a un absoluto y terrible fracaso, a un retroceso, se ha convertido en lo que mucha veces señalo y lo peor aún faltan tres años y medio para que acabe esta terrible pesadilla, es decir y como decía aquel célebre personaje jarocho
apodado el Ferras “O la bebes, o la derramas”, no hay de otra y más vale tener paciencia, pero siempre estar bien pendientes de lo que pasa y señalar todas y cada una de las estupideces ejecutadas. Nosotros como ciudadanos tenemos la solución en nuestras manos y la tenemos que aplicar en las urnas, es ahora o nunca, México está en procesos de destrucción, hagamos algo al respecto. Veremos qué pasa. Correo electrónico: bernardobellizzia@hotmail.com |
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