SIEMPRE QUEDARA la duda en torno a lo que motivó al Gobierno de México, a entregar a su homólogo de Estados Unidos al narcotraficante Ovidio Guzmán López, un joven de 33 años, hijo del afamado Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, luego de que el 17 de Octubre de 2019, el presidente Andrés Manuel López Obrador ordenó liberarlo tras ser detenido por elementos de la SeDeNa en Culiacán, Sinaloa, en aquel fallido operativo conocido como el ‘Culiacanazo’ o ‘Jueves negro’, siendo calificado como uno de los mayores fracasos en materia de seguridad en el sexenio de AMLO que le valió sospechas por parte de la oposición, y toda vez que en Marzo del 2020 el mandatario nacional había saludado de mano a la madre del que fuera el narcotraficante más poderoso del mundo, toda vez que en Julio de 2019 el Capo fuera condenado a cadena perpetua por la Justicia estadounidense. Aquel acercamiento se produjo durante la gira que López Obrador realizó, dizque para supervisar la construcción de un tramo carretero en la sierra del Estado de Sinaloa, el bastión de uno de los cárteles más poderosos de México. La polémica se desató no solo por el gesto mostrado y las palabras que dedicó a Consuelo Loera: “Te saludo, no te bajes. Ya recibí tu carta" sino, también, porque Andrés Manuel, al saludar de mano a la señora, insistió en su conducta habitual pese a los llamamientos a la sociedad mexicana en ese tiempo de mantener la distancia social en momentos donde los contagios de CoVid19 se multiplicaban rápidamente por la crisis del coronavirus. Poco después diría; “sí, la saludé. Hicieron un escándalo nuestros adversarios”. El encuentro se dio después de que Consuelo Loera, de 91 años, se acercara desde la localidad La Tuna, el pueblo natal de El Chapo, al lugar donde informaba de las obras en la carretera rural que conectaría a más de 100 comunidades serranas en el municipio de Badiraguato. Durante la gira, el presidente fue informado de la presencia de la señora quien quería saludarlo. López Obrador se bajó de la camioneta y se dirigió al vehículo último modelo de doble tracción donde estaba Consuelo Loera. “La peste funesta es la corrupción, no un adulto mayor que merece todo mi respeto, independientemente de quien sea su hijo. Y lo seguiré haciendo. A veces tengo que dar la mano a delincuentes de cuello blanco que no han perdido su respetabilidad porque ese es mi trabajo”, zanjó el tabasqueño en descargo, y concluyó que era “irrespetuoso” no dar la mano. “No soy un robot, tengo sentimientos” (que, por cierto, no ha mostrado en otros casos, ni siquiera con el Poder Judicial, su igual en el esquema de Gobierno).
POR ELLO, causó extrañeza que Ovidio Guzmán, finalmente fuera entregado a Estados Unidos, donde podría acogerse a los beneficios de ser un testigo protegido, aunque para ello debería informar de todo lo que sabe, de las relaciones de su padre, de sus hermanos y de otros narcotraficantes en México con alto mandos del Gobierno, situación que podría dejar muy mal parados a más de tres. Por lo pronto, Guzmán López, al ser extraditado desde México, aparece ya en el Buró Federal de Prisiones (BOP), que lo tiene bajo el número de registro 72884-748. En la ficha se detalla que es de tez blanca, género masculino y que tiene 33 años. Además, se menciona que está en el Centro Metropolitano Correccional de Chicago (MCC Chicago), Illinois, un edificio de 27 pisos donde habitan casi 500 reclusos, entre hombres y mujeres que enfrentan cargos por distintos crímenes. El nivel de peligrosidad de los internos es diverso. Ahí, el hijo de El Chapo vivirá hasta que su situación legal lo requiera y finalice su proceso, o se declare testigo colaborador y pueda correr la misma suerte que Emma Coronel Aispuro, la última esposa de Joaquín Guzmán quien ya se encuentra en libertad tras completar dos años y medio de los tres que conformaban su condena, luego de declararse culpable de ser responsable en la administración del imperio criminal que creó El Chapo, como líder del Cártel de Sinaloa, y acaso como testigo protegida, ya que finalmente se confirmó que formó parte importante en la operación de fuga Guzmán Loera en el 2014, recordada por el macro túnel que se construyó bajo tierra para que pudiera salir sin contratiempos.
HABLAR DE temas que desconocemos sería incurrir en falsedades o, incluso, en difamaciones, aunque lo cierto es que Ovidio, tras el culiacanazo siguió operando sin que las autoridades mexicanas actuaran en su contra, pese a las presiones de Estados Unidos que daban cifra espeluznantes de los muertos que ocasionaba el consumo de fentanilo en aquel País, una droga sintética cuya fabricación y traslado a la Unión Americana de atribuye a los hijos de El Chapo, y son tantas las especulaciones en torno al tema, que no faltan los que aseguran que la decisión de entregar a Ovidio tiene fundamento en la necesidad de legitimar la candidatura de Claudia Sheinbaum Pardo ante los Estados Unidos, para quienes el ideal era Marcelo Ebrard Casaubón quien se quedó en la recta final, y actualmente amenaza romper con MoReNa para crear su propio movimiento, o sumarse a otro partido o frente, lo que haría un enorme hueco al morenismo de cara a las elecciones más competidas el próximo año.
Y ES que suponer que la extradición es el regalo de México a Estados Unidos, luego de este este último le regresara la máxima categoría otorgada por la Administración Federal de Aviación del vecino País, sería suponer muy parco, aunque en el análisis se justificaría, pues luego de dos años y casi cinco meses de haber bajado la calificación a categoría 2, las pérdidas para las aerolíneas que operan en México eran ya millonarias al estar impedidos a realizar viajes a la Unión Americana. Como fuera, Ovidio ya está en una cárcel estadounidense, un gran rascacielos que abrió sus puertas en el año 1975, de forma triangular y altos muros de color marrón, cuyo techo se encuentra al aire libre y es el patio principal donde los internos suelen pasar las tardes. Esta cárcel forma parte de la Agencia Federal de Prisiones (BOP) y se encuentra en el distrito financiero de Chicago (donde opera la Administración Federal de Aviación), la cual resalta por su particular diseño. Las alargadas y delgadas ventanas que se encuentran a lo largo y ancho de la construcción, mismas que no cuentan con barrotes, están diseñadas para que ingrese la luz natural al inmueble. Del mismo modo, dicha forma estrecha evita cualquier tipo de fuga desde dentro de la prisión. Los primeros pisos de la gran torre están dedicados a las oficinas y la maquinaria. Las celdas de los reclusos y reclusas se encuentran a partir del piso 11, y estos cuentan con espacios para ejercitarse, ver televisión o recibir atención psicológica. Ovidio Guzmán López enfrentará este lunes su primera comparecencia, y acaso se declare culpable o solicite ser testigo protegido. Al tiempo. OPINA carjesus30@hotmail.com
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