A PARTIR del 2018, con el ascenso del Movimiento de Regeneración Nacional al poder, México inició el camino hacia el comunismo –aunque, en realidad no se define si es socialismo, humanismo o una mescla de todo-, pero la identidad con Cuba, Rusia, China y autocracias como Venezuela y Nicaragua, por solo citar algunas, permite suponer un totalitarismo absoluto con el respaldo del Ejército, la Marina y la llamada Guardia Nacional militarizada, lo que socaba la democracia o los intentos de alcanzarla, sobre todo cuando valiéndose del futuro Congreso de la Unión busca dar un golpe de Estado al Poder Judicial, un poder paralelo al Ejecutivo y Legislativo que, sin embargo, no se ha cuadrado a las órdenes presidenciales, algo que no soporta el inquilino de Palacio Nacional. Quizá lo peligroso es que, de acuerdo a los anales de la historia pretérita y reciente, los partidos con tendencia comunista que han alcanzado el poder siguen la teoría marxista-leninista en su modelo stalinista, la cual les dice que es necesario primero instalar la dictadura del proletariado para lograr alcanzar, en un futuro, el comunismo, esto es, el uso del pueblo para tratar de legitimarse, poniéndolo por delante de proyectos, aunque en realidad sean sometidos mediante dádivas. Estudios de toda índole coinciden en que, el comunismo no siempre acaba en dictadura, sino que siempre inicia con una dictadura. Y es que ninguno de esos países parece haber avanzado realmente hacia ese ideal comunista, y en la práctica la dictadura del proletariado se ha convertido simplemente en la dictadura de un partido y/o de sus dirigentes que reprimen sin ningún remordimiento a quienes buscan otras soluciones. Por ello, la dictadura del proletariado sería la etapa inmediatamente posterior a la toma del poder por parte del pueblo, léase clase obrera y campesina, en la que se crea un Estado que, como todo estado, sería una dictadura de una clase sobre otra (en este caso, de las clases trabajadoras sobre la burguesía). En suma, el dictador divide a su pueblo y enfoca sus baterías en contra de los que considera contrarios al pueblo –cuando el pueblo somos todos-, en este caso a los que más tienen, a quienes hace responsables de la pobreza histórica de los que menos tienen.
PERO NO solo los gobiernos comunistas o socialistas han terminado en dictaduras amparados en la dictadura del proletariado, según el manifiesto escrito por Carlos Marx, sino que, también, los dictadores militares típicos de América Latina constituidos por una junta o comité integrado por la dirección del Estado mayor de los militares. Así ocurrió en Bolivia, entre 1964 y 1982, en Argentina, entre los años 1976 y 1983, en Uruguay entre 1973 y 1985, en Chile entre 1973 y 1990, en Paraguay, desde 1954 hasta 1989, República Dominicana, desde 1930 hasta 1961, Perú, desde 1968 a 1980, Ecuador, desde 1972 hasta 1979, Colombia, entre 1953 y 1957, Nicaragua entre 1936 y 1956, Brasil desde 1964 hasta 1985, y Venezuela, entre 1948 y 1958, los que al igual que los países realmente comunistas como la antigua URSS, Alemania oriental, países del este de Europa, o los satélites de Rusia como Cuba, Venezuela, Nicaragua y Corea del norte, entre otros, se vivió y se vive el comunismo genocida, cruel, corrupto y aberrante.
POR ELLO militarismo, comunismo o socialismo, e incluso, un falso humanismo, corriente que, en realidad, considera al hombre como ser histórico y que muestra lo que es a través de lo que hace con su esfuerzo y trabajo, en cuanto es capaz de desarrollar sus posibilidades, y no seres sometidos por migajas trasmutadas en programas sociales, terminan siempre en dictaduras o autocracias, donde los poderes paralelos son sometidos al ejecutivo. Las pruebas con mas que contundentes: los estados que actualmente se consideran comunistas en el mundo son China, Cuba, Laos, Corea del Norte y Vietnam, todos ellos, salvo China que ejerce un extraño comunismo con tendencia capitalista, son verdaderas dictaduras. Naciones realmente comunistas han habido muchas durante el siglo 20 y el 21, entre otras la desaparecida URSS, Alemania Oriental, países del este de Europa y satélites de Moscú como Cuba, inmerso en una pobreza descomunal con represión contra quienes se rebelan como Venezuela, Corea del Norte que de plano asesina a los desertores, como sucedió con el medio hermano del actual Presidente. Se trata de un comunismo genocida, cruel, corrupto y aberrante, porque comunismo bueno no existe ni existirá jamás.
EL PUEBLO manda, y se establece un Estado proletario trasmutado en una organización de la clase dominante (la clase dominante aquí es la clase proletaria) y una organización de la violencia política hacia la burguesía, como medio de liberarse de esta y de ponerle fin. Tal persecución política de pobres contra ricos es la definición tradicional de una dictadura, y no necesariamente sucede en la democracia/dictadura burguesa pero sí en la democracia/dictadura proletaria: la burguesía, los ex terratenientes, banqueros, especuladores, comerciantes, usureros, intelectuales, sacerdotes y obispos, en una palabra, todas las huestes negras son sometidas sino se someten, y si no se les persigue y encarcela.
POR ELLO, Venezuela y otras naciones donde se incuban dictaduras fascistas que buscan apoderarse de los poderes Judicial y Legislativo, nos hicieron recordar lo que ocurrió entre 1989 y 1990 en Panamá, cuando la Asamblea Nacional otorgó poderes extraordinarios a Manuel Antonio Noriega Moreno, designándole de manera formal como Jefe de Gobierno, mientras que declaraba a Panamá en estado de guerra contra los EU, en aquel entonces bajo la presidencia de George H. W. Bush, lo que motivo que el 19 de diciembre, el mandatario estadounidense comenzara simultáneamente el bombardeo a todos los objetivos militares panameños, dando inicio a la invasión militar por parte de la Nación del norte. Bush anunció que sus fuerzas en Panamá tenían como objetivo capturar a Noriega y proteger los intereses norteamericanos en aquel país. La movilización militar tomó aproximadamente dos semanas y las bajas provocadas por la guerra se estiman entre 200 y 500 civiles y unos 300 soldados. El nombre de la operación fue Causa Justa, y bajo ese lema provocaron un caos.
NORIEGA ESTUVO escondido durante unos días en la casa de su amante Vicky Amado, hasta que se trasladó a la Nunciatura Apostólica de Panamá el 24 de diciembre, amparado por el Nuncio Sebastián Laboa, quien aparentemente consiguió convencer al general de que se entregara junto con el jefe de su escolta o guardaespaldas. En la casa de Noriega había 8.2 millones de dólares en bolsas del Banco Nacional de Panamá junto a su cartera, pasaporte y tarjetas de crédito, según Rene de la Cova, agente de la DEA. Al enterarse de que Noriega estaba amparado en la Nunciatura de Panamá, los militares estadounidenses rodearon el edificio e impidieron la salida o entrada de cualquier persona. Al percatarse de que Noriega no iba a salir voluntariamente, y el 3 de enero de 1990, Noriega se entregó al ejército estadounidense; al día siguiente subió a un avión procedente de Miami, donde al llegar fue recluido en el condado de Miami-Dade. En EU fue condenado a 40 años de prisión como prisionero de guerra, después de haber salido absuelto en sendos juicios por presunta participación en el ingreso a EU de cocaína y marihuana. Ya luego se le redujo la condena a 30 años, siendo extraditado en 2010 a Francia, luego en 2011 a Panamá, donde murió el 29 de mayo de 2017 en el Hospital Santo Tomás. En fin, el inmaduro de Nicolás Maduro podría correr la misma suerte. OPINA carjesus30@hotmail.com
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