LO OCURRIDO la noche del viernes en la cabecera municipal de Lerdo de Tejada, donde la población cansada de los atropellos de la policía trató de hacerse justicia por mano propia, es algo que comienza a replicarse en muchas partes del Estado y del País debido a la permisividad oficial para que uniformados o, en el peor de los casos, la delincuencia cometa toda suerte de atropellos contra la población a la que pretenden silenciar con programas sociales, con recursos provenientes de los impuestos de quienes si pagamos retribuciones que deberían aplicarse en obras o servicios de beneficio social, en tanto la violencia se apodera de la Nación. Por ello, ante la pasividad del Gobierno, la justicia por propia mano en México se ha convertido en una práctica recurrente por parte de la ciudadanía, en virtud de que el Estado como garante social no ha proporcionado las medidas pertinentes para garantizar el derecho al acceso a la justicia, y bajo esa premisa, vecinos de Lerdo de Tejada retuvieron y golpearon a elementos policiacos a los que acusan de haber disparado a un joven que confundieron con un presunto delincuente, cegándole la vida. Y es que vecinos de la colonia Cirilo Palacios del municipio que mangonea a su antojo el diputado Juan Javier Gómez Cazarín, denunciaron haber visto a los uniformados abrir fuego en contra de un joven identificado como Brandon A. C. en las inmediaciones del Campo Deportivo Seoane, por lo que la población, cansados de los abusos salieron de las casas cercanas, rodeando la patrulla y reteniendo a los elementos que, al parecer, habrían confundido a Brandon con un delincuente mientras conducía un vehículo dentro del cual quedó sin vida. La alcaldesa María Esther Arroniz López, por supuesto, no dio la cara, lo que molestó a los iracundos lerdistas que prendieron fuego a una patrulla, golpearon severamente a varios elementos policiacos y amenazaron con quemar el palacio municipal. La Secretaría de Seguridad Pública, en sus redes sociales, se apresuró a decir que ninguno de sus elementos estuvo involucrado en los hechos que derivaron en el fallecimiento del joven, aunque esa ha sido siempre la constante: negar y negar todo, pero la población ya está cansada de los abusos que se multiplican.
Y ES que la población, harta de la protección que el Gobierno del Estado –por solo hablar de Veracruz-, brinda directa o indirectamente a la delincuencia, al no actuar contra quienes afectan los intereses de los gobernados, ha decidido convertirse en justiciera. Apenas horas antes del episodio ocurrido en Lerdo de Tejada, vecinos de la colonia Arboledas de Las Trancas en el municipio de Emiliano Zapata, detuvieron a tres presuntos ladrones y a uno de ellos le cortaron una mano. Los tres ladrones ya habían sido denunciados de varios robos que se registraron en la zona, y aunque existen denuncias y señalamientos directos, la policía no actuó, por lo que, tras ponerse de acuerdo, los avecindados decidieron capturar a los sujetos a los que golpearon, mientras que a uno de ellos lo agredieron con un machete en el brazo izquierdo, en tanto el otro varón recibió golpes en la cabeza, y el tercero intentó huir, sin embargo, fue detenido.
LO CIERTO es que, desde hace varios años, en México dolorosamente presenciamos todos los días una escalada, tanto en números como en intensidad, de los delitos violentos. Lamentablemente, asume el maestro en Medios Alternos de solución de Controversias y Especialista en Justicia Penal, Héctor Agustín Laguna Juárez, hasta el momento nuestro sistema de justicia no ha sido capaz de responder de manera adecuada a esta situación. Todavía es la gran mayoría de los casos la que queda impune; todavía no se han logrado generar los mecanismos necesarios para revertir la opinión negativa que la población en general tiene sobre los procesos de impartición de justicia y para asegurar que las personas denunciantes no serán revictimizadas. Más preocupante aún es el hecho de que siguen saliendo a la luz evidencias de autoridades que, por ineficacia o colusión, entorpecen las investigaciones y perjudican el derecho a la justicia de las personas en situación de víctimas, y el caso Ayotzinapa ha quedado como el ejemplo más emblemático de este problema; sin embargo, cada día se suman nuevos ejemplos.
ANTE ESA situación, en la que el sistema de procuración de justicia carece de la fortaleza requerida para ofrecer justicia y respetar a cabalidad la aplicación del Estado de derecho por medio de la investigación de los delitos y el ejercicio de la acción penal, fenómenos como los justicieros anónimos -individuos que, ante la ineficacia del sistema deciden tomar la justicia en sus manos- se tornan cada vez más frecuentes, y la impunidad se convierte en la regla. Ejemplo de esto es la enorme cifra de impunidad de los delitos de feminicidio, en los que aproximadamente el 95 por ciento de los casos no llegan a sentencia.
EN VERACRUZ y en varias partes del País son comunes los casos en donde los vecinos, aun lo que son comprados con migajas por el estado, deciden tomar la justicia por mano propio cansados de abusos de la delincuencia y de la propia policía, y ejemplos hay muchos, como la desaparición forzada de cuatro personas tras haber sido detenidas por agentes de tránsito en el municipio de Ciudad Mendoza el viernes 8 de diciembre, por lo que familiares protestaron exigiendo su aparición con vida, y ante las evidencias, a las autoridades no les quedó sino detener al director de Tránsito, Fausto “N”, como presunto responsable de los hechos, pues los desaparecidos siguen en esa calidad tal vez muertos.
EL 16 de diciembre pasado, cansados de la violencia que los mantiene asolados, campesinos y comerciantes citricultores decidieron hacer justicia por propia mano al linchar a un presunto sicario que, junto a un cómplice, habían asesinado a un vendedor de naranja momentos antes en la báscula San Manuel, de Martínez de la Torre, identificado como Francisco Gaspar, mejor conocido como “La Piña”. Fueron dos sujetos quienes llegaron en una motocicleta para cometer el atentado, por lo que comerciantes de cítricos tomaron cartas en el asunto, dejaron lo que estaban haciendo y se abalanzaron sobre los homicidas que ya intentaban escapar en su motocicleta. Armados con piedras, palos, tubos, cuchillos, machetes y lo que tuvieron a la mano, lograron derribar a los dos presuntos delincuentes, y mientras el conductor de la moto logró huir, su compañero no corrió con la misma suerte al no poder levantarse para no hacerlo jamás debido a la paliza.
EN FIN, los gobernados de Veracruz y el País, ante la ausencia de autoridades y su estribillo de abrazos, no balazos, comienza a desesperarse asumiendo lo que no hacen las instituciones (jueces/policía de todos los niveles), que es proteger a la comunidad, decidiendo actuar en defensa propia. Así las cosas, en un Estado donde el Gobernador brilla por su ausencia, mientras el secretario de seguridad lo niega todo y se concreta a solo eventos sociales. Podríamos llenar cuartillas de abusos policiacos, desapariciones que han perpetrado en complicidad con la delincuencia, y hasta extorsiones y secuestros, pero los ejemplos anteriores son solo ilustrativos de lo que ocurre a lo largo y ancho de la Entidad. Así las cosas. OPINA carjesus30@hotmail.com
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