LA POLITICA ha sido severamente pervertida en México, pues de ser el arte de gobernar que trata de la organización y administración de un Estado en sus asuntos e intereses. de comunicación pública, la han trasmutado en un oficio deleznable, donde la búsqueda del poder por el poder no conoce límites, pues lo mismo se denigra a las personas no afines que buscan una posición o cargo de elección popular o, en el peor de los casos se les agrede y hasta se les asesina, sobre todo cuando en ciertas regiones del País la alianza políticos delincuentes es más que evidente por el control de las zonas que les permitan actuar con impunidad. Y es que la política como ciencia y arte de gobernar se trata de la organización y administración de un Estado en sus asuntos e intereses de comunicación pública; implica la autodirección de las comunidades, la asignación de valores, la búsqueda de patrones legítimos y políticas compatibles; es el arte de lo posible, la coordinación del aprendizaje social, la realización de los objetivos de una sociedad, el cambio de esos objetivos, así como la fijación de objetivos nuevos y la auto transformación de todo un país, su pueblo y su cultura. Y todo ello constituye diferentes aspectos de un sólo proceso: las decisiones comunes de hombres y mujeres acerca de su destino. Se refiere tanto a las situaciones en que están en juego los distintos intereses de grupos humanos concretos en tomo al futuro de una sociedad, como a la toma de decisiones al respecto. Por ello, por lo general, la política se entiende como el modo en que se arreglan los grandes asuntos del Estado, en que una nación resuelve sus diferencias por medio de procesos de debate y discusión entre los representantes electos por el pueblo. De igual manera, se identifica con el ámbito público referente a la lucha por la preservación del poder, y de manera convencional eso se relaciona con la actividad de los partidos políticos, grupos de presión, movimientos revolucionarios, elecciones, parlamentos, congresos, regímenes militares, gobiernos civiles, etcétera. En suma, la política está en el centro de toda actividad social colectiva, formal e informal, pública y privada, en todos los grupos humanos, instituciones y sociedades, pero siempre anteponiendo el raciocinio, el diálogo o el debate de altura.
PERO CON el arribo de la Cuarta Transformación, la política ha sido trasmutada en diatriba, agresiones, desapariciones, amenazas, encarcelamientos y, en el peor de los casos, asesinatos, y basta saber que de noviembre de 2023 –cuando iniciaron las precampañas-, al pasado 6 de marzo han sido asesinados 28 políticos en México. Desde hace unos meses y previo a las elecciones 2024, atendiendo la situación de violencia electoral, algunos medios de comunicación de han dado a la tarea de rastrear los homicidios políticos en las elecciones 2024. De esa manera, los comicios más grandes de la historia, en los que se elegirá un presidente, 128 senadores, 500 diputados y nueve gubernaturas se han visto salpicados por la violencia contra aspirantes y exfuncionarios. Y es que, desde que inició el proceso, en noviembre pasado, hasta este 6 de marzo se han documentado al menos 28 homicidios de alcaldes, candidatos, regidores y políticos inactivos y un sinfín de agresiones –personas que han sobrevivido pese a haber sido baleadas-. De esa cifra, 15 buscaban un cargo en las elecciones del próximo 2 de junio. Según el conteo, los aspirantes más afectados han sido aquellos que compiten por un puesto local, como una alcaldía o una diputación. Hace poco, el Instituto Nacional Electoral (INE) anunció un proyecto para proteger a los candidatos, pero sin grandes detalles. Habló de que se clasificaría a las regiones en alta, media y baja incidencia delictiva, además se tomaría en cuenta las amenazas previas contra los aspirantes. Geográficamente los asesinatos de políticos se concentran sobre todo en Veracruz y Michoacán. En ambas entidades operan sanguinarios cárteles enfrentados por el control del territorio. Otros estados golpeados por la violencia son Zacatecas, Estado de México, Chiapas y Colima. Sin embargo, en el periodo en mención, los homicidios han llegado hasta la Ciudad de México, donde fue asesinada la activista y aspirante al Senado por Morena, Samantha Gómez. El pasado 14 de enero, la activista trans tomó un taxi por aplicación al salir de una visita en el reclusorio sur de la CDMX. Al avanzar unos cuantos metros, un hombre armado le disparó desde la ventanilla y Gómez murió.
EN UN conteo realizado por el periódico El Financiero se analizó que Morena ha perdido hasta la fecha 9 candidatos, el Partido Acción Nacional (PAN), 6; Movimiento Ciudadano, 3; el Partido Revolucionario Institucional (PRI) 4; el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Partido del Trabajo, 2 cada uno; el Partido Verde Ecologista de México, y Partido Encuentro Social (PES) 1, pero los expertos advierten que ha medida de que se acerquen las elecciones 2024 es posible que aumenten los homicidios vinculados con la política. Ciertamente, la violencia electoral no es nueva ni inédita, sin embargo, se trata de un fenómeno que ha aumentado por diferentes causas. En ese sentido, el Seminario sobre Violencia y Paz del Colegio de México habla de diversos actores detrás de los asesinatos de políticos, que tienen un objetivo en común: influir en el curso y en el resultado de los comicios, y el caso Michoacán ilustra perfectamente lo anterior. En menos de 12 horas, dos candidatos a la presidencia municipal de Maravatío fueron asesinados: Miguel Ángel Zavala Reyes, abanderado de Morena, y Armando Pérez Luna, del PAN. Y aunque Rubén Moreira, coordinador del PRI en la Cámara de Diputados, ha advertido que los aspirantes fueron atacados por el crimen organizado porque ‘no pidieron permiso’, lo cierto es que, pese al papel de los grupos criminales en las elecciones, resulta difícil hablar siquiera del narco como del único actor responsable.
Y ESTO ocurre pese a los llamados de la Iglesia Católica, sobre todo del Papa Francisco que ha dicho que, basta mirar, aunque sea distraídamente, el mundo de las redes sociales y de los blogs que se dicen cristianos para darse cuenta del contra-testimonio evangélico que pasa por la actitud de aquellos que soplan sobre la división, sobre la oposición, sobre la ridiculización de aquella cuya única falta es pensar diferente. Ampliando la mirada, asume, cómo no pensar en el océano de odio que desatan y alimentan las guerras, el terrorismo y la violencia que siguen cobrándose víctimas inocentes. Los cristianos somos seguidores de un Dios hecho Hombre que nos ha pedido que amemos incluso a nuestros enemigos. Un Dios que no necesita de nuestros prejuicios y juicios despectivos hacia los demás, sino que se manifiesta abrazándonos cuando somos capaces de llorar y de amar, cuando nos dejamos traspasar por el sufrimiento ajeno saliendo de las burbujas de la indiferencia, cuando amamos a los que están lejos y rezamos por ellos, cuando -en lugar de recriminar- derramamos lágrimas por los que están fuera de lo que creemos que es el recinto de los justos, de los salvados, de los buenos, de los que están “bien”, de los que creen que ya lo saben todo y, por tanto, no esperan nada más. En fin, este es un mundo al revés. Recordemos que el viernes santo debe ser un día de reflexión y de honrar a quien dio la vida por redimir nuestros pecados. OPINA carjesus30@homail.com
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