LA PUSILANIMERÍA de Marcelo Ebrard Casaubón de mantenerse en MoReNa pese al maltrato político, argumentando que representa la segunda fuerza al interior de ese movimiento y, por tanto, espera que el trato que se les dé a él y a su grupo sea en consecuencia, ya tuvo una respuesta contundente de la virtual candidata a la Presidencia, Claudia Sheinbaum Pardo, con quien presumió que tuvo un acuerdo o entendimiento político que lo hizo quedarse en ese partido. Y es que la llamada coordinadora para la defensa de la transformación le respondió sin misericordia que Ebrard “no puede ser la segunda, ni la tercera, ni la cuarta fuerza, porque Morena es una sola fuerza”, y en el partido guinda no hay corrientes. Y si el ex canciller pensaba que, tal vez, podría ser dirigente nacional del partido guinda, la ahora poseedora del bastón de mando (de a mentiritas porque el que manda es otro) deja en claro que Morena debe entrar en una reflexión sobre el movimiento, pero solo eso. Y esto ocurre un día después de que el ex secretario de Relaciones Exteriores sostuvo que el “nuevo entendimiento” con Sheinbaum implica que a él y su grupo se le reconozca como segunda fuerza, pero la precandidata resalta que los estatutos precisan que la filiación es individual y directa. “Somos un solo movimiento, un solo partido que representa el anhelo del pueblo de México. Eso no se nos debe olvidar. Es importante que todos y más ahora que inicia la precampaña y la campaña electoral, todos estemos unidos porque representamos un proyecto de Nación”, Marcelo se queda, por lo tanto, como el canino de las dos tortas, por indefinido: sin la candidatura de Movimiento Ciudadano que tal vez lo habría catapultado, y sin el reconocimiento que dice merecer como “segunda fuerza” al interior del Movimiento de Regeneración Nacional. “Qué bueno que decidió quedarse en Morena, pero cuando se creó Morena, en los estatutos -porque veníamos de otro partido, del PRD, ahí había corrientes políticas y eso hizo mucho daño- directamente dice que no puede haber corrientes”, dice Claudia. En pocas palabras, se quedó porque quiso, y acaso deba pagar las consecuencias de su debilidad.
AUN SE recuerda cuando en septiembre del año en curso, el otro Marcelo, dolido por el avasallamiento de la maquinaria en el poder que le impidió ser el coordinador para la defensa de la cuarta transformación, tronó contra el partido guinda exigiendo reponer la encuesta con la que a la postre se definiría a Claudia Sheinbaum como la candidata de la 4T. "Lo que sí nos queda claro es que ya en Morena no tenemos espacio después de lo que vimos", y dejó abierta la puerta para negociar con Movimiento Ciudadano una eventual candidatura presidencial, y en ese tenor no tuvo empacho en asumir que estaría en la boleta del 2024. "Sí porque tengo que ser leal con la gente que me apoya, en caso contrario te diría voy, me siento en un cargo o varios cargos y me quedo callado", respondió Ebrard, que finalmente se quedó no solo callado sino sumiso. Todavía respondió en torno a su futuro: "Decía Lenin que hay días que cambian la historia y hay décadas que no pasa nada, este día puede ser uno de los que sí cambian la historia", pero solo fue una chispita de tormenta, ya que dócil, regresó al redil donde de entrada, Claudia Sheinbaum lo puso en su lugar
LA VIRTUAL candidata que ya confirmó que el domingo se registra como precandidata de Morena e inicia sus recorridos el lunes en Boca del Río, pedirá a la dirigencia de su partido publicar el comunicado que la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia le entregó a Ebrard para que no haya dudas en torno a acuerdos subrepticios, y por si fuera poco, el propio dirigente nacional de Morena, Mario Delgado reconoce que Ebrard permanecerá en ese partido, “pero esto no implica la existencia de corrientes, acuerdos o privilegios internos. Y contrario al supuesto acuerdo entre Claudia Sheinbaum y el excanciller, Delgado dice que no habrá distribución de candidaturas o puestos, y que los métodos seguirán siendo a través de tómbola y encuesta. “En Morena están prohibidas las corrientes y las cuotas. Si entramos en un esquema de cuotas y cuates, sería la destrucción de nuestro movimiento”, asume el dirigente en torno a las declaraciones del excanciller en sentido de que se considera la segunda fuerza dentro de su partido.
Y ALGO risible en la guinda surrealista, pues si bien Mario Delgado acepta parte de las irregularidades presentadas por Marcelo Ebrard, expreso que estas no eran razón suficiente para repetir el proceso, por lo que asume que quien podría ser sancionado por las irregularidades aceptadas por el Comité de Morena serían los militantes (hágame usted el favor), ya que sancionar a servidores públicos o instituciones está más allá de las capacidades de su partido. Además, tanto él como el presidente nunca aceptaron la posibilidad de que se hubieran desviado recursos de la Secretaría del Bienestar, pero que las observaciones realizadas por Ebrard deben de ser tomadas en cuenta. Sheinbaum, incluso, leyó el último párrafo del documento, al que “aporté algunas ideas”, donde la comisión concluye: “Nos encontramos frente al proceso electoral del 2024 donde todos los esfuerzos deben ser orientados a ganar abrumadoramente las elecciones presidenciales, legislativas, estatales y municipales para dar continuidad y ampliar los logros de la Cuarta Transformación y el legado del presidente Andrés Manuel López Obrador. A partir de ese triunfo debe haber un llamado al fortalecimiento de Morena. Nuestro partido no debe caer en los usos del viejo partido de Estado, ni en la lógica de corrientes partidarias que tanto daño le hicieron a la izquierda, ni en prácticas que siempre hemos combatido, como la compra de voluntades, la alianza con grupos criminales, el chantaje, el uso de recursos públicos, la coerción o los acuerdos cupulares. Debe ser, por el contrario, un partido democrático, transparente en sus decisiones, en el que las bases tengan una intensa participación en los debates y en las decisiones y, lo más importante, debe seguir siendo el partido del pueblo de México para la reivindicación y defensa de sus derechos, la paz y la justicia”.
EN FIN, don Marcelo Ebrard debe haber quedado con la cola entre las patas, pues antes de que caminara lo pararon en seco para que no corriera o lo intentara, más aún cuando dice que en 2030 buscará de nueva cuenta ser candidato a la Presidencia de México, aunque no se sabe cómo le hará, pues para entonces Sheinbaum tendrá todo el control y decidirá, como lo hizo AMLO, quien será la candidata de su partido, y si gana la elección del 2024, la sucesora. Pero por lo pronto, en la inmediatez, Marcelo fue tratado como un apestado, dejándole en claro que ni es segunda fuerza como tampoco representa a una segunda fuerza fortalecida capaz de obtener prerrogativas como posiciones políticas para él y su gente, pues las futuras selecciones de abanderados seguirán siendo por tómbola o encuestas. Pobre Marcelo, hasta su señora esposa tenía un rostro de fastidio y decepción durante su discurso. OPINA carjesus30@hotmail.com
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